lunes, 30 de marzo de 2020

De cómo un candidato explota la pandemia | por Nolberto Luis Soto

El Sol Naciente
De cómo un candidato explota la pandemia
Nolberto Luis Soto | 29 de marzo de 2020 | 12:02 am
Cuando el portento pretende expresar sentimientos, generosidad y cooperación se plasma de mal gusto, denuncia a su portador porque no se expresa con franqueza ni mucho menos con lenguaje de la sinceridad. No se conoce conducta social alguna, previo a su Ministerio Público, que testimonie haber hecho una obra filantrópica o social en Barahona ni en Santo Domingo que nos confirme en ausencia del quehacer político meter las manos bondadosas en favor de los pobres, de los más vulnerables. Esto independiente de que alguna «sobra» de lo obtenido por vía nefasta y comisiones ilegales hagan llegar en supuestos programas sociales, que representan un mínimo de su irregular patrimonio.
Su presencia en la política, y más como candidato, es una irrupción sorpresiva en el escenario nacional que dista mucho de una historia atravesada por gestos humanitarios, que puedan testimoniar sus allegados o comparsa de su campaña; nadie sabe de su prehistoria y es hoy en su condición patrimonial que exhibe aviones propios para buscar estudiantes varados en Cuba por crisis de la pandemia Covid19. Llevado por la desesperación y la imprudencia hace donaciones extrema de 20 millones de pesos sin darnos cuenta de su fuente, dado su calidad de candidato oficial del Gobierno. Lo último que trae la prensa de la agenda política de mismo es el envío de su avión a un viaje largo a China para traer pruebas rápidas que apliquen a los pacientes sospechos del Virus. Porque el y no el Gobierno nacional, representación del Estado, mientras aparece en la pantalla televisiva promoviendo su candidatura presidencial, sin tapujos nin sonrojas, cuando el panorama social que vivimos se torna triste, pesuroso y angustiante, por una cuarentena inahabitual.
Hay acciones que suelen regresarse como haraquiri ante los actores que la desarrollan y alcanzo a ver que su asesoría no está correctamente diseñada por el asociado brasileño mencionado a JoaoSantana; lo que fue ayer, no necesariamente vale ahora porque podría herir los sentimientos del pueblo dominicano, maltratado por una dramática epidemia en lo más profundo de su alma. Ayer la prensa recogía la estrategia de » estómago y corazón» que le recomendó el asistente de Joao Santana al Candidato oficial para «venderse bondadoso» y fulminar a la oposición en su avance, que calla para respetar y guardar el pudor que ante esta calamidad de la Nación dominicana, se impone la prudencia, la discreción y el justo límite. Desde luego, cuando se sustituyen las virtudes que deben adornar a una persona, por la precipitación y uso exagerado de aprovechar oportunidades, es cuando la desesperación, la estrategia y la logística de campaña se superponen a toda otra determinación o condición humana, que generalmente no posee el candidato.
Como es posible que una persona no posea el buen juicio para darse cuenta, en estas horas de pandemia, a menos que su disminuida inteligencia no esté en aptitud y habilidades para actuar con tino, dejándose arrastrar por » benditos» asesores extranjeros que cobran muy caro sus diabólicas enseñanzas en materia de campaña. Así lo presentan sonriente compungido rodeado de modelos venezolanas y colombianas que pretenden darles una bofetada a la beldad dominicana y su gracia criolla, a golpe indecente de cintura y luego mientras la ciudadanía se acuartela dejan infiltrar una pelea por la paga del servicio entre un funcionario y la capitana de las modelos. Pero hasta ahí no llega su imprudencia guiado por la estrategia oportunista en este silencio forzado de la oposición, declara que envía su avión a China a buscar la susodicha prueba epidemiologica, responsabilidad y deber del Estado, y no de candidato alguno, asumiendo papeles oficiales con fines de estafar y engatusar a los desposeídos de la fortuna. Pasos que siguen el dictado estratégico de su asesor de marras: del «estómago y el corazón», esto es de invadir los nobles sentimientos de la gente, así como aprovecharse de su carencia económica y alimentaria.

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