Por Félix Santana García
Desde que se inició en el mundo la práctica mercantil y con ello la competencia de mercados dejando atrás el trueque o intercambio
simple de un producto por otro conforme las necesidades de demandantes y
oferentes, la escasez de algunos rublos de primera necesidad, el agiotismo desenfrenado
y la avaricia deshumanizada en una lucha constante del más fuerte por vencer al más débil, los más desposeídos comenzaron
a sentir el bajo poder de compra, devaluación o depreciación de sus exiguos
ingresos.
De hecho, desde que los bienes y servicios
demandados sobrepasan la oferta y los costos de
la cadena de distribución o intermediación aumentan de forma desmedida
los precios de estos comenzaron a incrementarse de manera indiscriminada.
Lucha constante del hombre por el hombre a
los fines de llenar el ego o necesidad de sentirse superior a los demás, Ambición
sin control por encima de la sobrevivencia natural de las especies. La
humanidad va de un ciclo económico a otro de forma repetitiva.
Hoy de buenas a primeras los precios del
petróleo han variado hacia la baja dando lugar a un respiro a muchas economías
que se encontraban asfixiadas por los altos precios en la compra del petróleo,
mientras otras se desesperan por los bajos precios del mismo, principal
producto de exportación, obligándoles a ajustar sus presupuestos de ingresos y
gastos.
Es el caso de Venezuela y otros países que
en la actualidad claman en el seno de la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP) para que se disminuya entre
sus miembros disminuyan la producción y
oferta de petróleo para aumentar los precios, por lo menos, a US$100.00 por barril.
Dice el refrán o ley de vida: “para que
unos se salven otros se perjudican”, pero muchos se resisten a perjudicarse pues no obstante haberse beneficiado de los altos
precios en su momento, ahora no quieren que los demás se beneficien de
los precios bajos.
Todos saben que los costos de producción de
bienes y servicios dependen, además del costo de la mano de obra directa y los gastos indirectos
de fabricación del costo de los
comodities o materia prima.
Si el precio del petróleo ha bajado
significativamente en los últimos días ¿porque no bajan en lo inmediato o en el
mediano plazo los precios de los bienes y servicios en la misma proporción que lo hacen los combustibles?
Una justificación es que los inventarios
existentes fueron adquiridos a un costo unitario alto y hasta tanto no se
agoten no se podrán aplicar los nuevos costos unitarios conforme el método contable
de valuación los costos e inventario: primero en entrar primero en salir (PEPS o en
ingles FIFO), impidiendo a los comerciantes bajar los precios de golpe y
porrazo, también porque el comerciante busca mantener el costo de reposición de
los nuevos inventarios por si suben de nuevo los precios de la materia prima y las tasas de cambio de las divisas por el peso.
Eso se entiende, pero el gobierno, los
productores y los comerciantes deberían bajar
los precios de forma paulatina para que manden una buena señal. No es un
secreto para nadie que el costo de la energía eléctrica servida por las
unidades de producción y distribución (EDES) del gobierno producen y compran
energía producida con petróleo a precio spot debido a la rápida rotación de inventarios de los combustibles
debiendo reflejarse en lo inmediato en
los costos de las tarifas eléctricas y precios de los bienes y servicios.
De hacerse lo anterior y revisar las largas y costosas cadenas de
intermediación de comercialización se produciría un alivio en el costo de
producción, bajaría el desempleo y
aumentaría el consumo, los ingresos y el
cobro de impuestos.
De manera que actuando así, ganarían los
productores, los comerciantes el gobierno y consumidores al aplicase una significativa
baja en los precios cuando ya se acercar el periodo navideño en el que aumenta la
demanda de bienes y servicios y arriba de ello aumentarán para el próximo año
los precios del chocolate, yogur, azúcar, entre otros, debido al incremento del
ITBIS de un 8% a un 11% (Ley 253-12).
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
El
autor es administrador financiero y profesor universitario. Reside en Santo
Domingo.
30 de noviembre de 2014. SANTO DOMINGO
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