El estudio fue presentado ayer en un acto en el hotel Crowne Plaza, de Santo Domingo. (Luis Gómez)
25 ABR 2018, 12:00 PM
POR NIZA CAMPOS
POR NIZA CAMPOS
SANTO DOMINGO. “Empecé a salir con hombres que iban al negocio donde trabajaba mi mamá a los 11 años. Yo iba a ayudarle a limpiar y los hombres que iban a tomar cerveza me daban regalos, dulces, maní, helado y me decían cosas. A veces me daban ropa y dinero que le pasaba a mi mamá para ayudarle. Había un señor mayor, casado, que le daba dinero a mi familia. Mi mamá quería que estuviera con ese señor, porque tenía buena posición y me iba a sacar de pobre. Un día me llevó a Barahona y me compró helado y unos pantalones, ese día me agarró por la fuerza y abusó de mí. Al final, me dio mucho dinero. Me dolió, me hizo llorar, yo no lo quería. Era chiquita, no me había desarrollado y no sabía nada de la vida. Yo no quería estar con ese señor, era mi mamá la que quería que yo estuviera con él”.
Esa es la historia de Juana, una niña de 11 años, víctima de abuso sexual, cuyo caso forma parte del 50.9 % de jóvenes de entre 13 y 20 años de la región de Enriquillo que han tenido relaciones sexuales alguna vez en su vida.
Las cifras las recogen un estudio realizado por Plan Internacional y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el que revela que de ese porcentaje el 26 % admitió haber tenido sexo con una persona de diez o más años de diferencia. Indica que un 11 % admite haberlo hecho al menos una vez a cambio de dinero o regalos.
El estudio denominado “Invisible bajo el sol: Una mirada a la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en la región Enriquillo”, dado a conocer ayer se realizó en las provincias Barahona, Pedernales, Bahoruco e Independencia con una muestra aleatoria de 729 jóvenes.
Entre los principales hallazgos se destaca la alta normalización que hay de las explotaciones sexuales de menores y mujeres vinculadas a matrimonios forzados o uniones tempranas con hombre adultos, situación que es aceptada por la comunidad que la asume como una consecuencia de la pobreza y falta de oportunidades.
En la muestra, un 29.9 % de los adultos considera que son las niñas, niños y adolescentes quienes tienen la responsabilidad de haber sido victimizados.
“Es muy difícil ser niña y mujer en muchos sitios de la República Dominicana”, aseguró Rosa Encarte, representante de Unicef en República Dominicana, quien dijo se debe fortalecer el sistema de protección en el país.
Precisó que la explotación sexual es tolerada socialmente y tiene sólidas raíces en la violencia de género que afecta a las niñas y mujeres dominicanas.
Silvio Minier, gerente de programas de Plan RD, sostuvo que existe un vínculo muy fuerte entre la explotación sexual y el matrimonio infantil. “La explotación sexual de niños, niñas y adolescentes es una forma grave de violencia, una violación de sus derechos y es un delito prevenible. Entre las causas se encuentran la cultura patriarcal y la desigualdad de género”, afirmó.
El estudio se realizó a finales del pasado año 2017, con testimonios de niños, niñas y adolescentes víctimas de explotación sexual. No se ofrecieron cifras detalladas por cada provincia.
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