LA VIOLENCIA EN RD |
https://nelsonespinalbaez.wordpress.com/2018/05/29/la-violencia-en-rd/
“La falta de libertad en todas sus manifestaciones
es violencia que genera violencia”.
es violencia que genera violencia”.
Nelson Espinal Báez,mediador de conflictos
Sendos costos sociales y económicos se derivan del crimen y la violencia para los pueblos; más allá del miedo, el sufrimiento y la pérdida de la calidad de vida, estos flagelos condicionan la conducta de las personas, limitan las decisiones de las empresas, minan la confianza en las instituciones responsables de garantizar la seguridad pública, distorsionan la asignación de recursos públicos y privados, afectan las relaciones de los ciudadanos con sus comunidades, alteran las relaciones exteriores y constituyen una severa amenaza para el desarrollo de los países. Un estudio del BID titulado “Los costos de la violencia en el bienestar de AL y el Caribe”, así lo refiere al tiempo que establece parámetros para cuantificar las pérdidas económicas que genera a los gobiernos, a las instituciones y a las personas.
Luego de un análisis a grandes rasgos del triángulo que genera la violencia, Nelson Espinal, negociador de conflictos, aporta una interesante cosmovisión de la inquietante problemática que, como “bola de nieve”, ha ido en aumento en la República Dominicana. Según su punto de vista, motivos estructurales y culturales estarían generando más violencia directa, un leviatán que se robustece en proporción con la corrupción y la impunidad. Cabe considerar las propuestas por la paz de este profesional y ciudadano, que representa a la Universidad de Harvard-MIT en Programa de Negociación de Conflictos, y ejerce una larga trayectoria de labor social de promoción de una cultura de paz.
¿Cómo visualiza la violencia desde el punto de vista de la negociación de conflictos?
La primera tarea para entender la violencia es trazar lo que denominamos el “Mapa de la formación de la violencia”, método para intentar comprender cómo se forma, sus orí- genes, causas y cómo ha seguido su curso. De acuerdo a Johan Galtung, se visualiza como un triángulo que tiene como base a la violencia cultural y a la violencia estructural, que son invisibles, la “punta del iceberg” viene siendo la violencia directa.
La violencia directa, física y/o verbal, es visible en forma de conductas. Pero la acción humana no nace de la nada, tiene raíces. Se indican dos: una cultura de la violencia y una estructura que en sí misma es violenta por ser demasiado represiva, explotadora, excluyente y/o autoritaria.
La violencia cultural y estructural causa violencia directa, utilizando como instrumentos actores violentos que se rebelan contra estructuras y empleando la cultura para legitimar su uso. La violencia cultural es la suma total de todos los mitos de gloria, traumas, machismos, intolerancias y prejuicios, así como las deformaciones de la conducta personal y colectiva que sirven para justificar la violencia directa. La violencia estructural es la suma total de todos los choques incrustados en las estructuras sociales, judiciales, económicas, políticas y comunicativas, solidificadas de tal forma que los resultados injustos, desiguales, son casi inmutables.
La corrupción es violencia cultural, mientras la impunidad es violencia estructural creando un círculo vicioso de retroalimentación negativa, que genera más violencia directa en toda la República Dominicana, dando como resultado lo que llamamos una democracia disfuncional.
¿Cuál es el común denominador en los diversos tipos de violencia? La violencia es siempre un ejercicio de la fuerza que se pone de manifiesto en cualquier esfera de nuestra vida, en lo cultural, lo económico, lo político, lo social y lo personal. Esto no quiere decir que toda fuerza es violenta, ni que toda fuerza genera violencia, pero sí que todo acto expreso de violencia implica el uso de la fuerza. No nos referimos sólo a una forma de “hacer”, sino también de “no dejar hacer”, de negar potencialidad o capacidad. La violencia representa la forma más burda y primitiva de agresión y autoagresión. En otras palabras, la falta de libertad en todas sus manifestaciones es violencia que genera violencia.
¿Cómo alcanzar la anhelada paz en la República Dominicana?
Evidentemente, la paz debe construirse en la cultura y en la estructura, pues el triángulo de la violencia tiene círculos viciosos integrados. En consecuencia, cuando se habla de paz hay que distinguir de si se habla de paz directa, paz cultural o paz estructural. Un país altamente corrupto es un país de alta violencia cultural, un país sin régimen de consecuencia y alta impunidad, es un país de mucha violencia estructural. Sólo cuando entre ellas (culturaestructura-directa) se construye un circuito de retroalimentación positiva o círculo virtuoso, podemos hablar de paz en el sentido integral y completo en un sistema democrático.
Para revertir este complejo círculo vicioso en círculo virtuoso, planteamos las siguientes observaciones:
Un primer error en la práctica de construcción de paz es incluir sólo a las partes en un área de violencia limitada, confundiendo los síntomas con las causas, como si se quisiera analizar el hambre de una comunidad como “insuficiencia de ingestión de alimentos”, no como un problema socio-económico.
Un segundo error es no comprender que el conflicto violento, por su naturaleza turbulenta, es un fenómeno caótico. Lo contrario del caos no es el control, es el orden. Los tiranos se hacen con el control, los estadistas crean el orden. Un tercer error es no trabajar de manera directa, consistente y permanente en la cultura y la estructura de la nación para real y efectivamente construir paz y gobernabilidad sostenible. Para dar cabida a unas reflexiones pertinentes, recomendamos unas acciones que no excluyan los factores causales:
Comprender que la violencia visible, directa tiene sus raíces en la estructura y la cultura, y es aquí donde se debe trabajar con vocación de permanencia para construir la paz o al menos la gobernabilidad. En consecuencia, toma tiempo, implica necesariamente políticas públicas de largo plazo, auto sostenibles que profundicen las estructuras instituciones y la cultura democrática.
Entender que la violencia directa es el efecto, es el síntoma, la consecuencia, no necesariamente la causa. Aunque como tal, suele ser generadora de más violencia, por el mimetismo social y efecto viral; que, a su vez, merece una política criminal integral.
Comprender que lo permanente de la naturaleza sociocultural es difícil de ver porque no ofrece contraste y el acontecimiento violento es difícil de aprehender, por ser demasiado repentino. En consecuencia, es inteligente contrastar y confrontar las estructuras y culturas que permanecen en el tiempo y en el espacio, tales como los índices de corrupción e impunidad en una nación comparados internacionalmente.
Ha dicho usted que la impunidad es violencia estructural, ¿cuáles efectos genera cuándo esta afecta a un país como la RD? Voy a recordar la obra The Psychological Effects of Impunity, del profesor N. Sveass de la Universidad de Oslo sobre los efectos de la impunidad: Amenaza la creencia en una sociedad democrática y es una continuación de la opresión y falta de libertad. La impunidad amenaza el proceso democrático. Y es que la imposibilidad de investigar y sancionar a los responsables de los robos públicos, la corrupción, las violaciones y el rechazo a la demanda de justicia crea dudas y miedo respecto a las propias ideas de democracia.
La impunidad premia el delito, lo estimula, induce su repetición y le hace propaganda.
Cuando es el Estado o desde el Estado que se viola, se corrompe, se roba, se miente o tortura sin rendir cuentas a nadie, se está emitiendo desde arriba luz verde para violar, corromper, robar, torturar o matar.
La impunidad afecta la creencia en el futuro y puede dejar a mucha gente excluida de la historia. Supone un estancamiento histórico que limita las posibilidades de moverse hacia el futuro y crear una sociedad unida y en paz. Confunde y crea ambigüedad social. Falta de respeto a la ética y a la justicia, destruyendo la posibilidad de reconstruir una relación ética y de responsabilidad ciudadana entre la gente.
La impunidad hace que la gente busque la justicia por su cuenta. Cuando los procesos y la justicia son llevados adelante por las autoridades, la gente puede ver que la ley no va a dar respuesta a sus problemas y puede pasar a justificar o llevar a cabo venganzas privadas.
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