lunes, 4 de junio de 2018

Guerra comercial en tecnología

Guerra comercial en tecnología  

La guerra comercial de Donald Trump contra el mundo podría terminar afectando fuertemente al sector tecnológico, principalmente en países como China, donde millones de productos de empresas estadunidenses se maquilan, como es el caso del iPhone.
Las principales firmas tecnológicas estadunidenses que operan en el país asiático ya están bajo la presión del presidente Trump para cambiar sus negocios de fabricación a Estados Unidos y crear más empleos para la economía doméstica. Si ocurriera tal cambio, probablemente habría pérdidas de empleos en China y fuertes afectaciones a su clase media, que desde hace varios años se ha mantenido creciendo.
A principios de esta semana, el Presidente de EU reveló una lista de las importaciones chinas a las que su gobierno apunta como parte de una campaña contra lo que Trump considera prácticas comerciales desleales. Los sectores cubiertos por los aranceles propuestos incluyen productos utilizados para la robótica, la tecnología de la información, la tecnología de la comunicación y la industria aeroespacial.
China realmente estaría perdiendo bastante desde un punto de vista económico, mientras que la mayoría de la gente está hablando de que será EU. Error, y un ejemplo es Apple. El gigante de la tecnología obtiene piezas para sus dispositivos iPhone de varias compañías como Samsung Electronics y SK Hynix de Corea del Sur. Esos componentes luego son ensamblados por firmas como Foxconn de Taiwán. Gran parte del ensamble de iPhone ocurre en China. Según un informe del periódico estatal China Daily, en 2017 casi la mitad de los smartphones de Apple se fabricó en la planta de Zhengzhou de Foxconn. El informe señala que había 94 líneas de producción operadas por 350 mil trabajadores en la planta. Entonces, si Apple y Foxconn cambiasen potencialmente algunas de esas líneas de producción a EU, se provocaría una tremenda pérdida de empleos.
En enero de este año, Apple anunció inversiones para apoyar a la economía estadunidense, que incluían predicciones de que la compañía contribuiría con alrededor de 350 mil millones de dólares a la economía doméstica y crearía alrededor de 20 mil empleos en los próximos cinco años, además de apoyar la innovación entre los fabricantes nacionales. Más allá de Apple, la administración de Trump podría ofrecer concesiones impositivas y otros incentivos para impulsar a más firmas tecnológicas de EU a que regresen sus operaciones al país. Eso, en teoría, impulsaría la economía nacional, mientras que los aranceles de importación podrían seguir presionando a China.
Beijing aún necesita empleos de valor agregado que ofrecen muchas firmas estadunidenses en el país para aumentar el poder adquisitivo y hacer crecer a la clase media en China. Para Trump, esto le da poder de negociación que podría aprovechar para ganarle la partida a los asiáticos.
La oficina del representante comercial de Estados Unidos dijo hace unas semanas que los objetivos tarifarios fueron desarrollados usando un algoritmo computacional diseñado para elegir productos que causarían el máximo dolor a los exportadores chinos, pero limitarían el daño a los consumidores estadunidenses. La lista de aranceles propuesta por Estados Unidos se centra en piezas y componentes tecnológicos, como ensambles de circuitos impresos, transistores y dispositivos semiconductores, en lugar de productos terminados, como teléfonos móviles o computadoras.
Las exportaciones de China a EU consisten, principalmente, en productos terminados, especialmente computadoras de bajo valor agregado y productos electrónicos de consumo. La mayoría de estos productos no está en la lista de aranceles. Eso significa que los consumidores de EU pueden no experimentar un aumento significativo en el precio de los productos electrónicos importados de China. Tanto Washington como Pekín se sentarán para resolver las disputas comerciales existentes, y las recientes medidas que se anunciaron de ojo por ojo fueron sólo para fortalecer sus posiciones políticas. China anunció la semana pasada aranceles adicionales para 106 productos de EU, incluidos soya, automóviles, aeroespacial y defensa. La decisión de Pekín de apuntar a la soya es una maniobra política diseñada para atacar la base de apoyo de Trump.
Cuando se trata de tecnología, tanto los mercados de Estados Unidos como los de China están increíblemente entrelazados y eso significa que los países no podían alejarse tan fácilmente unos de otros. De llevarse a cabo un fuerte regreso de varias empresas estadunidenses a su territorio para maquilar sus productos, y de lograrse una renegociación del TLCAN próximamente, México y Canadá podrían ser de los más beneficiados con ello, y ganar un fuerte consumo y compra de tecnología, e impulsar sus economías. Todo si se logra un acuerdo trilateral.

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