Nubarrones de incertidumbres otean sobre el horizonte nacional sin que nuestras instancias responsables parezcan percatarse de ellos y dispongan encararlos. Muchos constituyen incontrolables ráfagas provenientes del exterior, magnificando nubarrones domésticos susceptibles de corregir.
La desaceleración económica en China reduce demanda mundial y tiende a deprimir precios de “commodities” incluyendo exportaciones y producciones dominicanas; y la devaluación de su moneda para reactivarla pudiera reorientar flujos financieros mundiales, afectándonos por ser altamente dependiente de endeudamientos causados por crecientes déficits fiscales: Para 2015 las necesidades de financiamiento gubernamental (gastos menos recaudaciones) alcanzarían US$3,900 millones, un 6% del PIB; 11% más que 2014, 59% superior al 2011.
Estas ráfagas comerciales y financieros pudieran provocar asfixias a nuestra economía, ralentizándola y agravando desempleo e insatisfacciones sociales, avivando incertidumbres políticas.
Las migraciones mundiales constituyen otro motivo de incertidumbre que abona el nacional. Las mismas potencias proveedoras de fondos la sufren, no siendo descartable que los recursos que ellas destinan a ayuda generalizada a naciones subdesarrolladas la reorienten para resolver efectos de esas migraciones en sus territorios o en las naciones de donde provienen. Más aún, pretendiendo imponernos condiciones que ellas no practican en sus territorios. Las guerras fomentadas por industrias bélicas interesadas en consumir armamentos obsoletos radicadas en naciones-potencias, magnifica al marco de incertidumbres externas por ser determinantes de presiones migratorias y fomentar economía de guerra.
Las incertidumbres se acrecientan por la insostenibilidad ambiental, evidenciada en Dominicana por prolongadas sequías; malos manejos ambientales, domésticos y mundiales, reflejadas en la sobreproducción de algas marinas; tráfico de ilegalidades – armas, sustancias, dinero y personas – que abona indefensión ciudadana.
Afortunadamente la cadena de accidentes en medios de transporte e industrias todavía no nos ha tocado, gracias a la providencia, ante evidentes imprevisiones de empresas, en complicidad de autoridades irresponsables, a lo que no estamos exentos: Autoridades municipales amenazan castigar a quienes lanzan basuras a las calles sin que prevean sanciones contra sus pares por no recogerla y exigen economizar agua formando parte de un gobierno dispendioso de recursos aportados por contribuyentes.
Siendo imposible viabilizar exigencias a ciudadanas por parte de autoridades que no practican lo exigido, nuestras autoridades están perdiendo autoridad moral para encarar incertidumbres.
Estamos pues ante un cuadro que hace recordar la “cruel incertidumbre” que aquejara al bardo mexicano Javier Solís.
Y si añadimos ingredientes políticos sobre la sostenibilidad democrática que hacen imperativo cambios en la conducción nacional, estas incertidumbres pueden provocar revoloteo de aguas aprovechables por “hijos de las tinieblas, más sagaces que los hijos de la luz” (Lucas 16: 8) para impulsar un peligroso “salto al vacío” conspirativo contra nuestra identidad, soberanía y perfectibilidad democrática.
http://hoy.com.do/de-la-incertidumbre-al-salto-al-vacio/ 23 de agosto de 2015
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