lunes, 26 de marzo de 2018

Sensibilidad económica | Por Félix Santana García

Sensibilidad económica
Por Félix Santana García
Tanto la política como la economía experimentan cambios sistemáticos en la medida que se producen estímulos internos y externos originados por decisiones que continuamente toman los actores de la vida cotidiana que muchas veces favorecen y otras veces perjudican a  unos que a otros sectores, como ley sine qua non o bajo las condiciones en las deben darse las cosas en la vida.
Ante esta verdad o axioma, en todos los aspectos de la vida se debe ser prudente, conservador, precavido o cuidadoso al tomar una decisión que puede afectar la existencia misma de los seres vivientes de un país, comunidad o concierto de naciones.
Más aun, cuando se toman decisiones muchas veces sin ser sopesadas o previamente analizadas sin medir las consecuencias que éstas podrían originar en el corto, mediano o largo plazos.
Es común ver, cómo muchas decisiones que se toman de forma festinada producen repercusiones negativas que en principios no se creían que podrían afectar la estabilidad de la vida de los seres humanos al afectar el equilibrio que debe primar en los sistemas que sirven de marco a la coexistencia pacífica de la humanidad.
No es nuevo saber que los seres humanos muchas veces por sus ambiciones o poco amor por el prójimo y por la vida en general del planeta tierra, incurren en errores al tomar decisiones que luego ellos mismos se perjudican y se arrepienten ya que siempre todas las decisiones tomadas a la ligera actúan como un bumerang que cuando se aplican regresan a su punto de partida con igual o mayor efecto dañino que el que pueda causar a quienes puedan perjudicar originalmente.
Todo lo anterior viene al caso, por lo sensible que es el comportamiento de las finanzas y la economía, cuando se toman decisiones sin el debido análisis para conocer anticipadamente los daños que estas pueden causar en un momento dado o conocer los efectos multiplicadores negativos que puedan ocasionar en contra de la felicidad del ser humano.
No es un asunto de filosofar o conceptualizar, sino de conocer los verdaderos efectos que provocan las decisiones que no han sido cedaceadas entre las personas que tienen el privilegio de tener una visión de futuro o entre instituciones debidamente equipadas con la tecnología requerida que manejan las personas con la debida competencia adquirida.
Hoy se viven momentos estelares respecto a los acontecimientos económicos y financieros que se suceden velozmente y que pueden dar al traste con la existencia misma de una institución o país.
Hay estímulos externos que pueden afectar con mucha fuerza a las personas o a todo un país en el corto plazo, pero con mayor repercusión en el largo plazo.
Como corolario se tienen los casos de las últimas decisiones tomadas por el presidente de los Estados Unidos, el señor Donald Trump, en materia de comercio exterior que  hasta han hecho tambalear las bolsas de valores de todo el mundo.
Pues muchas de estos mercados de valores se desplomaron debido al temor que sienten los inversionistas ante una guerra comercial entre China y los Estados Unidos, las dos economías más grandes del mundo, las cuales se disputan la hegemonía global. 
Decisiones que afectarían a muchas naciones principalmente a aquellos países más vulnerables o pobres. De ahí que el mismo Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos internacionales de financiamiento se oponen a la guerra comercial que desde ya se inicia con la aplicación de  nuevos aranceles por parte de los Estados Unidos a las importaciones que provienen de la China hacia ese país del norte.
Decisiones del señor Donald Trump que se enmarcan en una nueva política proteccionista que podría conducir al mundo a una segunda parte de la superada guerra fría que tanto afecto al mundo hace varios años.
Una pregunta que se impone ante tales decisiones: ¿los más avezados conocedores del comercio y la economía estadounidense integrantes de ese infeliz gobierno que encabeza el troglodita gobernante (Donald Trump), no se detuvieron a pensar o analizar cuáles podrían ser las repercusiones negativas que esta competencia comercial podría acarrearle al mismo coloso del norte y al resto del mundo?.
Son muchas las decisiones que se toman sin conocer cómo estas afectarían a un país y que muchas veces solo benefician en particular a quien o quienes las aplican sin pensar en el bien común.
Eh ahí otro caso de la sensibilidad económica, el alza de las tasas de interés como parte de la política monetaria de los Estados Unidos, pués ya la Reserva Federal de ese país recientemente decidió nueva vez incrementar los tipos de interés entre 1.5% a 1.75% conforme la realidad económica que vive esa nación hoy en día, después del colapso sufrido debido a la crisis financiera e hipotecaria del año 2008.
Decisiones unilaterales que pueden beneficiar una nación y perjudicar a otra y que seguirán incidiendo de manera negativa en el costo del dinero requerido en préstamo por parte de los países menos pudientes pues muy pronto estos países tendrán menos posibilidad de aumentar sus gastos sociales pues casi todo el dinero que producen lo consumirá en el renglón gastos de intereses o financieros, pues sus deudas mañana serán mucho más costosas.
Imagínense que además de lo expuesto se agregue una mala gestión financiera de parte de los países acreedores que hacen que la deuda sea mucho más alta, tal el caso de República Dominicana que los compromisos crediticios del Sector Público No Financiero (SPNF) sigan en aumento, la cual al mes de febrero del presente año se ha colocado en un 39.7% del Producto Interno Bruto (PIB).
Lo anterior ha dado lugar a que la nación dominicana hoy esté pagando casi el 30% más de lo previsto por concepto del servicio de la deuda.
Ante estos continuos cambios que a diario experimenta la economía y las finanzas del país es necesario que se actué lo más comedido posible al tomarse la decisión de seguir endeudando al país sin que se mida la sensibilidad de la economía, pués las actuales autoridades entienden que es más provechoso para el país administrar este en base a deuda que al final harán las finanzas más insostenibles.
Es de lugar que cualesquiera decisiones económicas y financieras que se vayan a tomar estas sean debidamente consensuadas y analizadas a los fines de evitar que el país pase a un estado de ruina financiera.
La economía y las finanzas son sensibles ante cualquier decisión que no se haya evaluada tomando en cuenta todas las aristas envueltas en ella.
De tomarse decisiones por el mero hecho de mantener una posición gubernamental o simplemente por presentar una situación de bonanza que no existe en la realidad no es un proceder responsable cuando solo se piensa en intereses particulares antes que hacerlo pensando en el bien común.
La prudencia y la serenidad se imponen en el momento de tomar una decisión y más aún cuando esta invade el campo de la economía o las finanzas, disciplinas sumamente sensibles ante los cambios internos y externos.
Déjense de tomar decisiones bajo la emoción y el fanatismo político, las cuales no conducen a desarrollar la nación dominicana, negándoles a los hogares dominicanos más humildes los bienes y servicios necesarios que les permita llevar una vida más digna. Trabajen por y para la patria que les vio nacer.

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