Las grandes empresas multinacionales a nivel mundial podrían ser gravadas con un aumento del impuesto mínimo global que podría llegar hasta el 21% como plantea la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, en un acuerdo que podría representar alrededor de US$240,000 millones pago de impuestos.
La información fue ofrecida por la Comisión Independiente para la Reforma Internacional de Impuestos Corporativos (ICRIT) donde aseguraron, además, que con la tasa actual de 15% será muy difícil para los países en vía de desarrollo lograr las metas establecidas.
En una reunión realizada de manera virtual, el ministro de Finanzas de Argentina, Martin Guzmán, informó que la crisis climática ha creado mucha desigualdad en el mundo, por lo que entiende que este el momento para obligar a las grandes empresas a pagar los impuestos que realmente corresponde y que esa es la posición de su país.
Mientras que para el catedrático de la Universidad de Columbia, José Ocampo, el impuesto mínimo global debería ser el 25%, pero que, por la posición de los países más ricos, aspiran a lograr un 21%, que representaría alrededor de US$240,000 millones anuales.
“En la actualidad este impuesto mínimo mundial es de apenas 15%, lo que es insuficiente, mientras esas multinacionales ganan cada vez más dinero. Por eso creo que no deberían solo incluir el beneficio residual, sino de todos sus beneficios en torno al 21%”, sostuvo el catedrático.
A principios de junio, Los ministros de Finanzas de las naciones del Grupo de los Siete (G7) alcanzaron un acuerdo, respaldando la creación de una tasa impositiva corporativa mínima global de al menos 15%.
¿Por qué un impuesto mínimo global?
Las principales economías tienen como objetivo disuadir a las multinacionales de trasladar las ganancias y los ingresos fiscales a países con impuestos bajos, independientemente de dónde se realicen sus ventas. Cada vez más, los ingresos de fuentes intangibles como patentes de medicamentos, software y regalías sobre propiedad intelectual han migrado a estas jurisdicciones, lo que permite a las empresas evitar el pago de impuestos más altos en sus países de origen.
¿Cuáles son las expectativas para la próxima reunión del G20?
Los miembros de ICRIT albergan las esperanzas que los países más ricos acojan la propuesta de elevar este impuesto mínimo mundial a por lo menos un 21% y lograr un acuerdo definitivo sobre esa base.
Sin embargo, muchos de los miembros de ese organismo entienden que el escenario ideal para llevar esa discusión debería ser las Naciones Unidas (ONU), y no la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que ha estado coordinando negociaciones fiscales entre 140 países durante años sobre las reglas para gravar los servicios digitales transfronterizos y frenar la erosión de la base impositiva, incluido un impuesto mínimo corporativo global.
Se espera, dicen, que el mínimo represente la mayor parte de los US$50,000 millones- US$80,000 millones en impuestos adicionales que la OCDE estima que las empresas terminarán pagando globalmente bajo acuerdos en ambos frentes.
¿Cómo funcionaría un mínimo global?
La tasa impositiva mínima global se aplicaría a las ganancias en el extranjero. Los gobiernos aún podrían establecer cualquier tasa impositiva corporativa local que deseen, pero si las empresas pagan tasas más bajas en un país en particular, sus gobiernos locales podrían «recargar» sus impuestos a la tasa mínima, eliminando la ventaja de trasladar las ganancias.
La próxima reunión para tratar este tema será en julio, en Venecia Italia, y se espera lograr un consenso en cuanto al tema del impuesto mínimo global que busca hacer que las empresas multinacionales paguen un impuesto en los países en vía de desarrollo donde operan y que el mismo se corresponda con sus ganancias.
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