30 de Mayo del 2015
Derrotado Leonel Fernández por Danilo Medina en el tema de la reelección y de la próxima candidatura presidencial, el pacto aprobado por unanimidad por el Comité Político -CP- consiste en un acuerdo grotesco y degradante entre las dos facciones de las élites de la partidocracia morada empeñada en prolongar indefinidamente su dictadura institucional, ahora bajo la dirección y hegemonía del presidente Danilo Medina.
En esa espuria negociación -debilitado aun más Leonel Fernández después de su reciente desacato al CP y presta una gran parte de la membresía de su facción a la deserción en favor de un acuerdo que le asegurara las repostulaciones correspondientes bajo la influencia del liderazgo presidencial hegemónico- se concertó básicamente lo siguiente:
1.-La aceptación de la posibilidad de la reelección de Danilo a cambio de la impunidad de Leonel y su desacreditada claque político-económica, una parte de la cual se ha pasado camaleónicamente al danilismo.
2.- La repostulación de Danilo a cambio de la repostulación de los/as legisladores peledeístas y no peledeístas que aprueben la enmienda constitucional proreelección consecutiva.
3.- El uso desde un mando temporalmente compartido, que no conjura ni la crisis ni la descomposición interna del partido morado, mucho menos la degradación estructural del PLD y del sistema tradicional de partidos, para manipular la dictadura partidista y usarla para trampear las elecciones y entrampar los componentes de una oposición vulnerable, blandengue e infectada por las mismas bacterias.
4.- La anulación de los espacios democráticos a favor de una dictadura estatal unipartidista, que tiende a ser cada vez más cuestionable e impugnable, y que no tardará en presentar nuevas señales de deterioro.
La impronta despótica que refuerza ese pacto habrá de desplegarse en lo adelante desde el Estado-partido morado contra la sociedad; anulando de paso toda posibilidad de alterabilidad por la vía de un proceso electoral de antemano viciado, controlado, con resultados predeterminados.
Quienes asuman estas elecciones como unas elecciones supuestamente libres o democráticas -aparte de convertirse en víctimas tontas de ese pacto grotesco y sus derivadas- solamente contribuirán a legitimar, a hacerle el juego, a esa farsa y a esta dictadura en tren continuista.
La dictadura corrompida, el Estado podrido y subordinado a la lumpen burguesía transnacional y local, simplemente ha cambiado de dueño principal. Danilo es otro Balaguer, otro Leonel, con un estilo que se nutre de los dos, con una gran capacidad de maniobra, maquinación y simulación, ahora colocado por encima de un contrincante interno derrotado, a la defensiva y decadente.
Tal realidad invita a reflexionar sobre la necesidad de no hacerle el juego a esas seudoelecciones, a desconocer la JCE, el TSE, el TC y las instituciones bajo control dictatorial unipartidista, a proponer el reemplazo de la Constitución que las sustenta y a asumir un nuevo proceso, en medio de la indignación en ascenso y de todas las luchas sociales y políticas en desarrollo, en favor de una CONSTITUYENTE POPULAR Y SOBERANA, que rescate los valores y enriquezca el programa de la revolución democrática inconclusa de 1965 y la Constitución de 1963.
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