martes, 26 de abril de 2022

El peso de los problemas sistémicos y las causas de no enfrentarlos | Por Cándido Mercedes

DESHOJANDO PARADIGMAS

El peso de los problemas sistémicos y las causas de no enfrentarlos
De cada 100 mujeres 50 terminan el bachillerato. Los hombres, solo 30. De cada 100 universitarias(os): 62 son mujeres. Obtienen el 90 % de los lauros académicos. Hay casi un millón más de hombres trabajando, de los 4.7 millones de ocupados. Los hombres ganan 21% más que las mujeres.
Por CÁNDIDO MERCEDES 25-04-2022 00:05

“… Si se interesa por la política es porque ama la política, o el poder, o la justicia, o la libertad…. Y es que la felicidad no es más que el amor a lo que somos, a lo que tenemos, a lo que hacemos…”  (André Compte-Sponville).

A lo largo de los últimos 38 años hemos sido una sociedad con una aparente tranquilidad social, y se dice en apariencia porque el peso de los problemas cardinales está ahí, imperturbable, sin resolver. El sistema de partidos, aunque con una pésima valoración, no se vislumbra un outsider para el 2024. Sin embargo, el liderazgo de los principales actores políticos que dirigen las principales organizaciones partidarias, luce fuera de la necesaria cadena de valor. Se encuentran fuera de las necesidades y expectativas de la sociedad. No digamos de su agenda y desafío.

Prevalece un liderazgo, en la inmensa mayoría, profundamente narcisista, cimentado en el focus del poder. De un poder para revestirse de dinero o para comprar lo que antes no podían alcanzar. El trauma de las necesidades de su génesis los orientó por décadas, hasta que se presentaron las “oportunidades”. El peso de los problemas sistémicos, estructurales, ha estado ahí gravitando en el horizonte de nuestra formación social. Es cierto, no somos la misma sociedad de los años 60, 70, 80, 90…. Hemos avanzado, cambiado. Ahora nos preguntamos, ¿qué sociedad no lo viene haciendo? Solo las sociedades en guerra, de cualquier dimensión, o un Estado fallido no están hoy mejor que ayer.

Por lo tanto, el núcleo de la objetividad no gravita en esa mirada subjetiva y anodina, pues nos quedaríamos en un optimismo anulado en la realidad de lo que somos hoy y de todos los estudios y diagnósticos que existen alrededor de nuestro país. Uno de los pesos más ferozmente atroz es como los que han dirigido, conducen y han conducido su agenda personal aunado en la cruel y grosera falencia de institucionalidad, generando un hiperpresidencialismo que ahoga cualquier peso y cimiento de la misma. El hiperpresidencialismo, con su voluntad, lo puede todo.

La práctica política es que cuasi lo anula todo en lo que tiene que ver en educación, salud, institucionalidad, seguridad social, electricidad, agua. Es, si se quiere, la no comprensión en la asunción del rol del Estado, no importa si este se sitúa en un Estado de bienestar o en uno con las caracterizaciones propias de una nación como la nuestra: US$8,332.00 dólares promedio per cápita y el 10% más pobre apenas recibe US$1,708.00 dólares per cápita y donde el 65% recibe menos del promedio general. Cabe la pregunta que nos hace el laureado sociólogo polaco Zygmunt Bauman ¿la riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?

El peso de los problemas sistémicos y la manera de enfrentarlos no será posible con la forma de hacer política que en los últimos 26 año se ha llevado a cabo en el tejido político y por ende, en los tejidos sociales, económicos e institucionales. Si queremos empujar la historia tenemos que evitar el peso de una tautología que nos ha llevado a un ritmo de la historia pésimamente acompasada. Es la carreta (la sociedad y el Estado) conducida por hombres y mujeres montados en vehículos de las más alta gamas, con el fuego del dinero y el poder del cuerpo social dominicano. Ya lo decía el padre de la Economía moderna, filósofo y teólogo Adam Smith “Esta disposición a admirar, y casi a idolatrar, a los ricos y poderosos, y a despreciar o, como mínimo, ignorar a las personas pobres y de condición humilde es la principal y más extendida causa de corrupción de nuestros sentimientos morales”.

Gran parte de la elite política actual viene gravitando en el horizonte desde hace más de 26 años. 26 años donde el peso de los problemas sistémicos ha sido abordado, en sus “soluciones”, más lento que la tortuga o el oso perezoso. Es más, podemos decir, desde la mirada de la sociología, que no hemos acometido esencialmente, de raíz, los problemas estructurales. Desde 1996 la sociedad dominicana no ha mutado, no ha trasformado ningún problema sistémico.

La clase política es la culpable principal, más allá de una elite empresarial sin visión ni misión de país, de mirada tan corta que el peso del corporativismo le impide encontrar su verdadera naturaleza: el mercado, el capitalismo. ¿Cuál es el peso sistémico de los problemas cardinales de nuestra sociedad en pleno Siglo XXI (2022)?

  • Una pobreza muy alta: 25% monetaria y alrededor de un 40% en el sector “vulnerable” para asumir la “categoría” del Banco Mundial.
  • Una desigualdad social que aun cuando disminuyó en los últimos 20 años: 0.521 a 0.398, cuando desagregamos por niveles, el abismo es sencillamente horrido, espeluznante.
  • Solo un 22% de la población recibe agua las 24/7 y esto porque tenemos cisternas, tinacos, plantas.
  • De cada 10 hogares, por el Sur profundo, 6 no tienen agua.
  • Más de 60 municipios adolecen de acueductos institucionales.
  • Las plantas de agua residuales, muy pocas y sin funcionamiento.
  • La mortalidad materna e infantil simplemente una vergüenza desde cualquier ángulo que se ventile. La visión aporofóbica de la elite.
  • La problemática de los feminicidios: 154 mujeres asesinadas en el 2021. Solo ahora, en abril, en 5 días 7 mujeres vilmente asesinadas.
  • La seguridad vial: segundo país en el mundo con más muertes por accidentes de tránsito. Una isla del pacífico, NIU, con 200,000 habitantes, es la número 1 en este ranking desastroso.
  • Un modelo económico que se amplía, empero, sin cambios profundos en lo que atañe al capital humano.
  • Solo en 1992 se hicieron cambios estructurales en la Reforma Fiscal Integral y en el Código de Trabajo. El Código de 1992 va a tener 30 años en junio del presente año y no ha sufrido metamorfosis vitales. El gobierno de Danilo Medina duró ocho años con decenas y decenas de reuniones y nada.
  • Un cuasi éxodo masivo de talento humano está emigrando a países con más alto desarrollo económico. La fuga de cerebros. Profesionales con títulos y políglotas
  • Cuando hacemos un análisis de corte longitudinal, esto es, a lo largo del tiempo, 1990-2022, nos encontramos con los mismos problemas: desempleo, seguridad ciudadana, la seguridad social, la salud, aumento del empleo informal, el salario bajo, donde el 67% de la población tiene que tomar fiao para sobrevivir en el mes.
  • El promedio de la Región en inversión en Educación: 5.5% del PIB. Aquí, 4. En Salud, en AML: 4.5. República dominicana: 1.9 del PIB.
  • Los embarazos en niñas y adolescentes: ocupamos los primeros lugares en el mundo con un 22%.
  • El 46% de las mujeres entre 14 y 23 años en la clase pobre y vulnerable, ha tenido hijos. El promedio de hijos en el sector del Quintil 1: 2.9 hijos. En el Quintil 5: 1.9.
  • En los últimos 26 años la confianza y la institucionalidad se degradaron. La democracia, en su percepción valorativa, cayó de 73 en 2008 a 38 para 2020. En la calidad de la democracia y de la democracia electoral se verificaron retrocesos y recesión.
  • En el sector más pobre de la sociedad, solo 9 llegan a las universidades; en cambio, en los más ricos: 36.
  • La brecha entre el 10% más rico y el 10% más pobre es descomunal: El 10% encumbrado económicamente ostenta un 46% de toda la riqueza. En cambio, el 10% más pobre solo recibe un 2%.
  • Las mujeres son el 50.8% de la población. De cada 100 mujeres 50 terminan el bachillerato. Los hombres, solo 30. De cada 100 universitarias(os): 62 son mujeres. Obtienen el 90 % de los lauros académicos. Hay casi un millón más de hombres trabajando, de los 4.7 millones de ocupados. Los hombres ganan 21% más que las mujeres.

Es dable terminar con un párrafo del libro de Bauman citado al comienzo “La tenaz persistencia de la pobreza en un planeta dominado por el fundamentalismo del crecimiento económico es suficiente para que el observador se detenga y reflexione tanto sobre los daños directos como sobre los daños colaterales de esta redistribución de la riqueza…”

https://acento.com.do/opinion/el-peso-de-los-problemas-sistemicos-y-las-causas-de-no-enfrentarlos-9055230.html

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