lunes, 18 de septiembre de 2017

Hacia dónde se encamina la economía dominicana? - Miguel Collado Di Franco - CREES

¿Hacia dónde se encamina la economía dominicana?

Autor: Miguel Collado Di Franco
Fecha: 14 de septiembre del 2017
 
Introducción
En las últimas semanas, el tema económico más recurrente en República Dominicana ha sido la reducción del ritmo de crecimiento del PIB, y  las medidas anunciadas por el gobierno y el Banco Central de la República Dominicana para tratar de “imprimir mayor dinamismo a la economía”. Las autoridades del BCRD ya habían adelantado que en este año el PIB, que es medido por esa entidad, presentaría una tasa inferior de crecimiento al exhibido en el pasado reciente. Técnicos del Fondo Monetario Internacional también se habían referido a este tema en su informe de misión sobre el Artículo IV en febrero pasado.
La economía dominicana refleja una tendencia en el deterioro de elementos fundamentales para propiciar mayores emprendimientos productivos y competitividad. El ambiente institucional y los altos costos con que opera la economía son elementos que tienen incidencia sobre el clima de negocios, a los cuales nos hemos referido desde CREES en múltiples ocasiones. Al tema estructural se han unido elementos recientes que pueden haber empezado a tener efecto sobre la economía durante el primer semestre de 2017, afectando la inversión, la producción y el consumo.
Las medidas económicas anunciadas por las autoridades no son la solución a un deterioro en el crecimiento de la economía. Las cuestiones de la llamada macroeconomía ameritan de enfoques en los fundamentos micro. Desafortunadamente los enfoques de políticas que se han anunciado no buscan corregir problemas fundamentales de la economía dominicana.
Fundamentos económicos débiles
Desde CREES hemos venido argumentando la importancia de: 1) crear condiciones institucionales en el país para propiciar un mejor clima de inversión; y 2) reducir los altos costos de vivir y hacer negocios, como una forma de incrementar la competitividad de las empresas que operan en el país, aumentar los ingresos reales de los ciudadanos y, de igual forma, mejorar el mismo clima de negocios.
Una economía pequeña como la República Dominicana necesita ampliar sus mercados hacia el exterior para mantener el crecimiento y desarrollo económico. Para República Dominicana, el crecimiento de las exportaciones debe ser un tema clave para la creación de más procesos que generen riqueza, es decir, que agreguen valor; y, por consiguiente, puedan crear mayor cantidad y mejores puestos de trabajo. Sin embargo, la tendencia de las exportaciones nacionales es de decrecimiento.
De igual forma, para que pueda producirse una expansión sostenida de una economía es importante el incremento en su nivel de inversión, tanto de origen interno como externo. La cantidad de capital en toda economía contribuye a su productividad. En la medida en que los trabajadores cuentan con mayor cantidad y mejores maquinarias y herramientas pueden ser más productivos. La Gráfica No. 2 muestra que la inversión, sobre todo la privada, pierde participación dentro del PIB.


La gráfica anterior levanta una interrogante importante. ¿Está la economía dominicana incrementando sus niveles de inversión para aumentar el stock de capital? Como proporción del PIB, la inversión privada, que representa el 86% del total, según datos oficiales, decrece. En adición, los datos de la inversión privada (formación bruta de capital fijo) calculada por el BCRD indican que su crecimiento fue 5.6% en 2015, y 3.5% en 2016. Es decir, la inversión bruta, sin tener en cuenta la depreciación, ha promediado solo 4.5% de crecimiento en los últimos dos años. Si se tuviera en cuenta la depreciación, esas tasas de crecimiento no alcanzan para mantener el stock de capital de la economía.
Otro elemento que resulta evidente a partir del gráfico, y de los datos de crecimiento de la inversión en los últimos dos años, es que República Dominicana no está atrayendo suficiente capital privado en forma de inversión extranjera directa. Con un ritmo mayor de inversión extranjera directa, la inversión debiera crecer a una tasa superior.
En resumen, República Dominicana muestra limitaciones para poder crecer hacia el exterior y para incrementar el volumen de inversiones. Estas dos variables son reflejo de temas de fundamentos que representan lastres para sostener las altas tasas de crecimiento del PIB que han exhibido las cifras oficiales en los últimos años. En consecuencia, no es sorpresa que esas cifras ahora sean inferiores.

La coyuntura económica reciente
Los contantes desequilibrios fiscales, los altos costos de hacer negocios que imperan en el país, la alta carga tributaria y el deterioro institucional han continuado incidiendo sobre la economía dominicana en los últimos meses. Las perspectivas son de agravamiento del efecto de estos elementos, ya que se han añadido otros que mencionamos más adelante. De igual forma, la política monetaria adoptada desde 2016 con el fin de mantener un tipo de cambio determinado, también ha incrementado la incertidumbre y los costos en la economía.
Con relación al efecto de la adopción de medidas monetarias restrictivas para mantener un determinado tipo de cambio, ya habíamos escrito desde el CREES[1]. En su artículo, Ernesto Selman advertía sobre la necesidad de introducir reformas estructurales, entre ellas la adopción de una reforma fiscal integral, incluyendo reglas fiscales. De igual forma, señalaba: “Si bien es cierto que no sería recomendable ‘soltar por completo’ el tipo de cambio con las condiciones fiscales existentes, también es cierto que asumir medidas restrictivas y aferrarse a precios de la moneda extranjera por debajo del mercado son perjudiciales para la estabilidad macroeconómica en el mediano plazo.”

Disminuye la tasa de crecimiento del crédito privado
En lo que va de 2017, el sistema financiero dominicano ha operado con altos niveles de liquidez. En la Gráfica No. 3 se aprecian las colocaciones en la Ventanilla Directa de Depósitos y las Letras de un Día. Estos excedentes de liquidez representaban RD$ 37,020.2 millones al 31 de agosto. Mientras que el  promedio de liquidez que se mantuvo en ambos instrumentos durante los seis primeros meses de 2017 fue superior en 28.5% al del período enero-junio de 2016.


Sin embargo, a pesar de este excedente de liquidez, el ritmo de crecimiento de la demanda de crédito de los agentes económicos se redujo significativamente, como muestran las siguientes gráficas.






Para tratar de cambiar la tendencia en el crecimiento de los préstamos, las autoridades monetarias han anunciado medidas para expandir el crédito y contrarrestar la política más restrictiva que han mantenido. La principal de estas medidas expansivas es la implementada por medio de la resolución de la Junta Monetaria del 27 de julio pasado. Con dicha resolución, se anunció la liberalización del equivalente a RD$20,423 millones del encaje legal para ser colocados a tasas de 8% y 9%, dependiendo del destino de los préstamos[2]. En adición, el BCRD redujo su tasa de política monetaria en 50 puntos básicos, de 5.75% a 5.25%.
Estas medidas monetarias no abordan temas de fundamento de la economía. La intención es forzar el otorgamiento de nuevos préstamos a los agentes económicos. Una consecuencia de esta acción será la adopción de nuevos proyectos de negocios que no serían rentables sin estas tasas artificialmente bajas. En consecuencia, esta medida introduce distorsiones en las decisiones de ahorro, inversión, producción y consumo de los agentes económicos. Estas decisiones se tomarían en base a una tasa de interés artificial y no a señales generadas por los mismos agentes a través de los diferentes mercados de la economía. Por esto enfatizamos que las cuestiones de la macroeconomía deben tener en cuenta los fundamentos microeconómicos.

Elementos recientes que afectan la economía dominicana
Para entender el comportamiento reciente de la economía dominicana, es preciso considerar elementos que son nuevos o que se han podido profundizar en los últimos meses. Deben ser parte del análisis de fundamentos para abordar la coyuntura actual. Concretamente, nos referimos a:

  • Incertidumbre institucional y jurídica reflejada por casos de corrupción y por la manera en que están siendo manejados por las autoridades; así como la forma como parte de la sociedad civil se ha manifestado ante estos hechos;
  • Implementación de medidas fiscalistas entre finales de 2016 e inicios de 2017 que han encarecido la economía; por ejemplo, el cobro del 50% del ITBIS en la Dirección General de Aduanas sobre las importaciones de materias primas, maquinarias y equipos acogidos al régimen PROINDUSTRIA[3];
  • Aumento del salario mínimo del sector privado no sectorizado en 20%, del cual ya fue realizado un 13% en mayo; sin aumento de productividad, esta medida ha venido a incrementar los costos de la economía[4];
  • Promulgación de una nueva ley contra lavado de activos y financiamiento del terrorismo. Esta ley limita las transacciones en efectivo y crea mayores costos para las empresas, y para los nuevos sujetos obligados que introdujo;
  • Mayores acciones por parte de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) para el cobro de impuestos, incluyendo el cierre de negocios; y,
  • En el ámbito internacional es preciso tener en cuenta el efecto de las expectativas sobre aumento de tasas de la Reserva Federal, y las relacionadas con nuevas medidas económicas por parte de la Administración Trump;
A partir del análisis de los elementos anteriores se desprende que desde finales de 2016 la economía dominicana ha estado operando con mayores costos, así como que está siendo afectada por factores que generan incertidumbre entre los agentes económicos.
Conclusión: solo con cambios en los fundamentos se puede sostener el crecimiento
Las medidas monetarias tendentes a expandir el crédito tienen un efecto limitado, y las mismas autoridades tendrán que revertirlas en el futuro. La política expansiva tendrá que ser moderada tan pronto la expansión del crédito empiece a incidir sobre el tipo de cambio y las medidas de intervención en el mercado cambiario no surtan el efecto deseado por las autoridades. Ciclos de expansión y de contracción en la política monetaria ya los hemos experimentado en los últimos años.
De su lado, incrementar el gasto público, como ha anunciado el gobierno, no es un efecto sano sobre la economía y, por tanto, no es deseado. De hecho, parte de la incertidumbre y de los costos de la economía de República Dominicana provienen de los déficits y de su financiamiento, tanto con impuestos como con endeudamiento público. De igual forma, la misma política fiscal ha pronunciado los ciclos o vaivenes de la política monetaria cuando la segunda ha tenido que ser acomodada para contener desequilibrios pronunciados en las finanzas públicas.
En políticas públicas suele confundirse el dinero con riqueza. En consecuencia, muchas políticas públicas se sostienen en la idea de que estimulando artificialmente la economía, ya sea por medio del crédito o del gasto público, o del incremento de salarios de forma artificial, es posible obtener beneficios similares a los que genera la producción de bienes y servicios.
Lo que permite generar nueva riqueza en la economía no es la posesión y el gasto de dinero. El dinero es únicamente un depósito de valor que sirve de medio de intercambio. El valor guardado proviene de la producción realizada previamente. Mientras que el intercambio que se produce con dinero es, en consecuencia, producción por producción. Bienes y servicios reales intercambiados por otros bienes y servicios, de forma indirecta, mediante el uso del dinero. Por consiguiente, nueva demanda de bienes y servicios no puede ser creada de la nada; debe proceder de la producción previa.
Por tanto, las políticas públicas deben estar encaminadas a crear un clima de negocios que no penalice las nuevas inversiones productivas formales. Un ambiente de negocios que garantice menores costos y menor incertidumbre a los agentes económicos, para la creación de nuevos emprendimientos productivos y para el aumento de la competitividad de los existentes. Esa es la garantía para el crecimiento sostenible.
En República Dominicana es necesaria la implementación de reformas estructurales que mejoren las instituciones y los fundamentos de la economía. Mientras no hagamos reformas estructurales debemos acostumbrarnos a tasas de crecimiento más moderadas; y a vaivenes de políticas públicas.

[3] Para un análisis de estas medidas ver Miguel Collado Di Franco. (2016). Nuevo paquete fiscal: medidas recientes distorsionan la economía. CREES
[4] Para ver el efecto que tienen los incrementos artificiales de salarios, ver Miguel Collado Di Franco. (2017). ¿Mayores ingresos para los trabajadores? Se necesita producir más. CREES 
Autores: 
Miguel Collado Di Franco

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