ECONOMÍA
¿El fin de una maravillosa amistad?
Trump no solo quiere construir muros de verdad, sino que también pretende atrincherar económicamente a su país. Merkel podría actuar en contra en su visita este viernes a Washington.
Donald Trump podría desencandenar una guerra comercial con su política de comercio exterior. Es el peor temor de muchos economistas desde que este asumió su cargo. Hasta ahora no ha sucedido nada concreto, pero muchas de las declaraciones del nuevo presidente estadounidense van claramente hacia una dirección: el bloqueo de la economía mundial.
Trump pretende reducir la importación de productos extranjeros a su país para fortalecer la producción nacional. "Queremos recaudar impuestos a través de las importaciones de los países con los que tenemos un déficit comercial”, dijo Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca. Dicho impuesto, que según las declaraciones de Trump sería del 20%, sería al fin y al cabo de una especie de arancel a productos extranjeros.
¿Pasará factura a las exportaciones alemanas?
Las empresas alemanas vendieron en 2016 productos por valor de 107 mil millones de euros en Estados Unidos, de acuerdo a las cifras provisionales de la Oficina Federal de Estadística. Es casi el doble de lo que exporta Estados Unidos a Alemania. Seguramente, los dardos de advertencia proteccionistas van dirigidos también a Alemania.
La medida de Trump crearía obstáculos comerciales que perjudicarían mucho a la economía alemana. Por un lado, porque esta depende especialmente de las exportaciones que, alrededor del 40% del rendimiento económico de 2016. Por otro lado, porque Estados Unidos es el mercado de exportación más fuerte para las empresas alemanas (alrededor del 10%).
Trabajos en peligro en ambos países
"La esperanza que nos queda es que el ambiente de amenaza y la retórica agresiva no vayan más allá de las palabras”, dijo Jürgen Matthes, del Instituto de la Economía Alemana, ubicado en la ciudad de Colonia.
En el peor de los casos, hasta 1,6 millones de puestos de trabajo estarían en peligro, escribió Clemens Fuest, el presidente del Instituto Económico ifo en el periódico Frankfurter Allegemeine. Sin embargo, el presidente Trump no debería olvidar que 600.000 puestos de trabajo pertenecen a empresas estadounidenses asentadas en Alemania. Es decir que si introdujera aranceles a productos extranjeros, también perjudicaría a su propia economía.
Todo está relacionado
En general, los planes de Trump son un arma de doble filo. Las cadenas de producción de muchas empresas no trabajan en un solo país. La economía estadounidense depende de las materias primas de otros países. Si también a estas se les exigiera impuestos, la producción total y los productos finales se encarecerían.
"Podría suceder que si Trump aplicara una política de este tipo, a largo plazo se perjudicaría a sí mismo, porque también estarían en peligro los puestos de trabajo en Estados Unidos”, opina Dr. André Wolf, del Instituto de Economía Mundial en Hamburgo.
La industria automotriz preocupada
La opinión de la mayoría de los economistas no parece importarle mucho a Trump, quien se ha empecinado sobre todo con los fabricantes de autos alemanes: BMW deberá pagar un impuesto del 35% por cada auto importado, comentó este.
Estas ruidosas declaraciones seguramente intraquilizarán a otros fabricantes de autos alemanes. Casi el 15% de los autos fabricados en Alemania son exportados al continente americano, solo Gran Bretaña supera esta cifra.
Gran dilema
Es evidente que las economías de los países están tan conectadas que el bloqueo perjudicaría a ambas partes. Si Trump, por su parte, siguiera apostando en serio por su política de aranceles, pondría en un gran aprieto a Alemania, a la UE y a los estados miembros que tienen una política común de comercio exterior. ¿Habría que contraatacar o adaptarse?
Por otro lado, introducir "obstáculos comerciales a Estados Unidos, también perjudicaría a la UE y a los estados miembros”, según Matthes. Pero quedarse de brazos cruzados sería también cuestionable: "Es un gran dilema”, añade el experto.
Hasta ahora todo se ha quedado en palabras. Quizá durante el encuentro con Merkel, se verá si Trump habla en serio.
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- Fecha 13.03.2017
- Autor Malte Rohwer-Kahlmann
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