viernes, 25 de enero de 2019

El arte del acuerdo imaginario | por PAUL KRUGMAN @paulkrugman

OPINIÓN 

El arte del acuerdo imaginario

La legislación de EE UU otorga al presidente un gran poder discrecional sobre los aranceles

Donald Trump, presidente de EE UU.
Donald Trump, presidente de EE UU. 
Vamos a tener una guerra comercial a gran escala con China, y quizás con el resto del mundo? Nadie lo sabe, porque todo depende de los caprichos de un hombre. Y el Hombre de los Aranceles es ignorante, volátil y un trastornado.
¿Por qué digo que todo gira en torno a un hombre? Después de todo, tras las elecciones estadounidenses de 2016 y el referéndum del Brexit en Gran Bretaña, se habló mucho de una amplia reacción popular contra la globalización. Sin embargo, a lo largo de los dos últimos años ha quedado claro que esta reacción ha sido más pequeña y menos profunda de lo que se anunciaba.
Al fin y al cabo, ¿dónde están los principales apoyos a los aranceles y las amenazas de Donald Trump de abandonar los acuerdos internacionales? Las grandes empresas odian la perspectiva de una guerra comercial, y las acciones se hunden siempre que esa perspectiva se vuelve más probable. Los trabajadores tampoco han respaldado el proteccionismo de Trump.
China se comporta mal, copia tecnología, pero Trump no entiende los principios básicos de la política comercial
Por otra parte, el porcentaje de estadounidenses que creen que el comercio exterior es bueno para la economía se acerca a un máximo histórico. Incluso a los que critican el comercio parece que les mueve la lealtad a Trump, y no unas convicciones políticas profundas: durante la campaña de 2016, los que se identificaban como republicanos cambiaron drásticamente su opinión de que los acuerdos comerciales eran buenos por la de que eran malos, y luego cambiaron otra vez de parecer cuando daba la impresión de que Trump negociaba acuerdos propios. (Siempre hemos estado en una guerra comercial con el este de Asia).
Pero si no existe un apoyo fuerte al proteccionismo, ¿por qué nos encontramos al borde de una guerra comercial? La culpa es de la legislación.
Hubo un tiempo en que el Congreso solía redactar proyectos de ley arancelarios detallados y repletos de prebendas para los intereses especiales, con efectos devastadores para la economía y la diplomacia estadounidense. Por eso, en la década de 1930, Franklin Delano Roosevelt estableció un nuevo sistema en el que el poder ejecutivo negocia los acuerdos con otros países y el Congreso se limita a aprobarlos o rechazarlos. El sistema estadounidense se convirtió luego en el patrón para las negociaciones mundiales que culminó con la creación de la Organización Mundial del Comercio.
Sin embargo, los creadores del sistema se dieron cuenta de que no podía ser demasiado rígido porque se haría añicos en épocas de tensiones. Por eso la legislación permite que el poder ejecutivo imponga aranceles sin una nueva normativa en determinadas circunstancias, principalmente para proteger la seguridad nacional, como represalia ante prácticas extranjeras injustas o para dar tiempo a los sectores que sufren un repentino aumento de la competencia extranjera para adaptarse.
En otras palabras, la legislación otorga al presidente un gran poder discrecional sobre el comercio. Y esta fórmula ha funcionado muy bien durante más de 80 años.
Lamentablemente, no estaba pensada para enfrentarse al problema de un presidente corrupto e irresponsable. Trump es básicamente el único que desea una guerra comercial, pero tiene una autoridad prácticamente dictatorial sobre el comercio. ¿Y qué está haciendo? Intenta negociar acuerdos. Por desgracia, no sabe realmente lo que hace. En temas de comercio, es un rebelde sin la más mínima idea.
Aunque se proclama a sí mismo como el Hombre de los Aranceles, Trump ha demostrado que no entiende cómo funcionan. No, no son impuestos a los extranjeros, son impuestos a nuestros propios consumidores. Cuando trata de alcanzar acuerdos, parece que solo le preocupa si puede apuntarse una "victoria", no la sustancia. Ha ido pregonando que el "Acuerdo Comercial entre EE UU, México y Canadá" es un rechazo al Tratado de Libre Comercio de América de Norte (NAFTA por sus siglas en inglés), cuando en realidad no es más que una pequeña modificación.
Y lo que es más importante, su incapacidad para la diplomacia internacional se extiende a las negociaciones comerciales. Recuerden que afirmaba que había "solucionado" la crisis nuclear de Corea del Norte, pero Kim Jong-un sigue aumentando su capacidad de misiles balísticos. Y bueno, el fin de semana pasado afirmó que había alcanzado un importante acuerdo comercial con China; pero como poco después informaba J.P. Morgan en una nota a sus clientes, sus afirmaciones "parecían sumamente exageradas, si no totalmente inventadas".
Los mercados se hundieron al principio de esta semana cuando los inversores se dieron cuenta de que les habían tomado el pelo. Como decía antes, las empresas no quieren verdaderamente una guerra comercial. Seamos claros: China no es un buen actor en la economía mundial y se comporta mal, especialmente en lo que se refiere a la propiedad intelectual. Los chinos básicamente copian la tecnología. Por tanto, hay argumentos para endurecer nuestra postura sobre el comercio.
Pero ese endurecimiento debería emprenderse de común acuerdo con otros países que también sufren las consecuencias del mal comportamiento chino, y debería tener objetivos claros. La última persona que quieres que juegue duro es alguien que no entiende los principios básicos de la política comercial, que dirige su agresividad contra todo el mundo –¿aranceles sobre el aluminio canadiense para proteger nuestra seguridad nacional? ¿En serio?– y que ni siquiera puede informar sinceramente sobre lo que ha pasado en una reunión.
Por desgracia, esa es la persona que ahora ejerce el poder, y no es fácil saber cómo se le podrá frenar. El futuro del comercio mundial, con todo lo que implica para la economía, depende en gran media de los procesos mentales de Donald Trump. No es un pensamiento tranquilizador.
Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2018. Traducción News Clips https://elpais.com/economia/2018/12/07/actualidad/1544198645_935099.html

Venezuela contiene el aliento ante una etapa llena de incógnitas

Venezuela contiene el aliento ante una etapa llena de incógnitas

El país vuelve a una normalidad aparente después de la gran marcha opositora. El anuncio de Guaidó multiplica las expectativas de sus seguidores


Un manifestante protesta contra Nicolás Maduro el miércoles. En vídeo, quién apoya a quién en Venezuela. 
Venezuela regresó el jueves a un aparente estado de normalidad después de las marchas opositoras que el día anterior movilizaron a cientos de miles de personas y el comienzo de un proceso de transición proclamado por el anuncio de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional. El tráfico volvió a fluir en Caracas, en los alrededores de la plaza de Altamira, símbolo de los críticos con el chavismo, los disturbios y los bloqueos de la calzada dieron paso de nuevo a la rutina en el municipio de Chacao. Incluso al cruzar el sector popular de Catia, escenario de saqueos y violentos enfrentamientos en los últimos días, no se percibía el nivel de tensión que precedió a la manifestación.
La jornada del miércoles supuso un punto de inflexión en el choque entre la oposición y el Gobierno de Nicolás Maduro, pero ahora el país contiene el aliento ante una etapa llena de incógnitas. El anuncio de Guaidó, que se proclamó presidente interino y de inmediato recibió el apoyo sin matices de Estados Unidos y de las principales potencias de la región con la excepción de México, multiplicó las expectativas de millones de venezolanos hartos del régimen. Del desarrollo de ese movimiento, que ha dejado de ser estrictamente simbólico al haber tenido consecuencias políticas, depende ahora la viabilidad de una nueva etapa.
Los últimos años han estado marcados en Venezuela por una deriva institucional sin precedentes. En medio hubo decenas de convocatorias y fechas simbólicas con las que los opositores buscaban el quiebre del régimen. Todas ellas se quedaron en simples sobresaltos. El chavismo y las fuerzas armadas, que tardaron unas horas en calificar de “golpe de Estado” las palabras de Guaidó, siempre han logrado restablecer su propio orden. Y la población, incluso amplísimos sectores de las clases populares, cada vez iba incubando más frustración. Sin embargo, desde las protestas de 2017 no se veía en el país una muestra de hartazgo colectivo de estas características. Las que comenzaron esta semana ya han dejado más de 25 muertos y un saldo de alrededor de 300 detenidos.
La diferencia es que hoy la oposición asegura tener un plan más definido y un apoyo internacional que va más allá de las declaraciones de solidaridad. “Hermanos y hermanas, estamos dando pasos importantes, haciendo lo que debemos hacer para lograr un Gobierno de transición y tener elecciones libres. Recuerden siempre que, si resistimos e insistimos esta lucha valdrá la pena”, manifestó el presidente de la Asamblea Nacional, el Parlamento elegido en 2015 que sigue funcionando pese a haber sido anulado de facto por el oficialismo hace dos años.
¿En qué se traducen esos pasos? Según aseguró Guaidó en su cuenta de Twitter, ya se trata de “resultados concretos”. En primer lugar, el envío de 20 millones de dólares para ayuda humanitaria anunciado por el secretario de Estado de Estados Unidos. En segundo lugar, el haber recibido el respaldo de otra institución que en América garantiza el acceso a fondos. “El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) manifiesta su voluntad de trabajar con el presidente interino de Venezuela para asegurar la continuidad de nuestro apoyo al desarrollo del pueblo venezolano”, dijo Luis Alberto Moreno, responsable de esa institución. A eso se suma el reconocimiento recibido por la Administración de Donald Trump, de Canadá, Brasil Colombia, Argentina, Perú, Ecuador o Chile.

Acusaciones de Maduro

Ante el incremento de la presión internacional e interna, Maduro, apoyado por las fuerzas armadas, lanzó este jueves algunas acusaciones habituales. “El Gobierno de EE UU está empujando a la derecha opositora a un estado de locura, violencia y caos”. El sucesor de Hugo Chávez, que el pasado 10 de enero empezó un segundo mandato que la oposición considera ilegítimo, llamó a la población, las comunidades, las familias a convertirse en “defensores activos de la paz”. Ordenó la salida antes del domingo de todos los diplomáticos estadounidenses y anunció el regreso de los funcionarios venezolanos en ese país.
El líder chavista, que cuenta con el apoyo político de Rusia, China y Turquía, se dirigió también al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y al de Uruguay, Tabaré Vázquez, para agradecerles su postura a favor de un proceso de negociación. “Yo al Gobierno de México y al de Uruguay les digo: ‘Estoy de acuerdo con una iniciativa diplomática de diálogo”, continuó durante la inauguración del año judicial. Y dejó a todos claro que seguirá en el poder al menos hasta el 2025. “Pretenden imponer un Gobierno paralelo, un Gobierno de payasos”, enfatizó. “El Gobierno que presido seguirá gobernando (…) seguiremos gobernando, aplicando la ley”, recalcó.
https://elpais.com/internacional/2019/01/25/america/1548377198_088379.html

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El PRM presenta nueva campaña ‘Ponte en esto’ | @JosePaliza #ponteenesto @PRM_Oficial @El_PRM

El PRM presenta nueva campaña ‘Ponte en esto’

PRM Lanza campaña publicitaria.
En la foto: Carolina Mejía y José Paliza.
Fecha: 24-1-19
Lugar: Logia Cuna de las Américas.
Reportero Gráfico: José Andrés De los Santos.
Redactor: Emilio Guzmán.

PRM Lanza campaña publicitaria. En la foto: Carolina Mejía y José Paliza. Fecha: 24-1-19 Lugar: Logia Cuna de las Américas. Reportero Gráfico: José Andrés De los Santos. Redactor: Emilio Guzmán.
Publicado el: 25 enero, 2019 | Por:EMILIO GUZMÁN M. e.guzman@hoy.com.do
En un ameno y entretenido acto y al que asistió una gran cantidad de jóvenes que ingresan a la política, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) presentó ayer la campaña publicitaria “Ponte en esto”, que busca crear conciencia en la población sobre temas nacionales y lograr en la gente anhelo de transformación.
La actividad, realizada en la Logia Cuna de Las Américas, de la Ciudad Colonial en la Capital, estuvo encabezada por el presidente de esa organización, José Ignacio Paliza y la secretaria general, Carolina Mejía y asistieron importantes dirigentes y simpatizantes del partido.
Paliza dijo que la campaña tiene el objetivo acercar a la política tanto a la población adulta como juvenil para que sean parte de la lucha por el fortalecimiento de la democracia.
Indicó que esa es una nueva visión política en la que el ciudadano tiene la oportunidad de ser un ente activo en la lucha por lograr un país mejor, donde sean respetados los derechos ciudadanos, donde no reine la corrupción y haya mejores oportunidades para todos.
Si quieres que haya más empleo, ponte en esto. Si quieres menos delincuencia, ponte en esto, Si quieres que acabe la corrupción con impunidad, ponte en esto. Si quieres una justicia independiente y confiable, ponte en esto. Si quieres más salud, educación, seguridad y más bienestar, ponte en esto”, enfatizó el dirigente político.
El también senador, manifestó que la iniciativa está dirigida a los que quieren ver un cambio de rumbo en el país, a los que están cansados de ver como un ‘grupito’ tomó lo que les pertenece a todos los dominicanos “a ellos va dirigida esta campaña”.
De su lado, la secretaria genera, Carolina Mejía, señaló que lo que el partido hace es apelar al ‘desencanto que la mujeres y jóvenes y la mayoría de la población’ siente con relación a la actividad política.
Destacó la importancia de que cada uno asuma su responsabilidad como ciudadano y su compromiso moral con el país.
La dirigente opositora invitó a los sectores sociales y comunitarios y a la población en general a integrarse a las actividades políticas para juntos lograr las mejoras que necesita la sociedad, donde el ciudadano tenga un rol protagónico en la toma de decisiones.
Agregó que el PRM está inmerso en un proceso de acercamiento a sectores de la sociedad para acabar con los males del país.
1. Fortalecer democracia
José Ignacio Paliza aseguró que la campaña tiene el objetivo acercar a la política tanto a la población adulta como juvenil para que sean parte de la lucha por el fortalecimiento de la democracia.
2. Acabar males
Carolina Mejía, de su lado, manifestó que el PRM está inmerso en un proceso de acercamiento a los diferentes sectores de la sociedad, a fin de acabar con los males que enfrenta el país . http://hoy.com.do/1864737-2/
Si quieres generar cambio hacia una sociedad con cohesión social, #ponteenesto. El @PRM_Oficial es la plataforma idónea para robustecer la democracia, la institucionalidad y sobretodo garantizar mejor calidad de vida para la gente, productividad y desarrollo. Participa | @El_Prm https://t.co/RBbsLmhwnq

La ‘uberización’ no va a ser dominante en el mercado laboral”

ENTREVISTA | JONAS PRISING, PRESIDENTE DE MANPOWERGROUP

“La ‘uberización’ no va a ser dominante en el mercado laboral”

Prising analiza las últimas tendencias en el mundo del trabajo, donde cree que la mayoría de los puestos seguirán siendo fijos y a tiempo completo en el futuro

Jonas Prising, presidente de ManpowerGroup, en las oficinas de la empresa de trabajo temporal en Madrid.  
Jonas Prising, presidente de ManpowerGroup, en las oficinas de la empresa de trabajo temporal en Madrid.   
Jonas Prising dirige ManpowerGroup, una multinacional estado­unidense de recursos humanos que factura 21.000 millones de dólares al año. Participante habitual en el Foro de Davos, Prising (Estocolmo, 1965) tiene doble nacionalidad sueca y estadounidense, ha vivido en nueve países y habla con fluidez cinco idiomas: alemán, francés, inglés, italiano y sueco.
Pregunta. La automatización y la revolución digital están haciendo innecesarias muchas tareas que hasta ahora llevaban a cabo seres humanos. ¿Habrá trabajo para todos en el futuro?
Respuesta. Soy muy optimista al respecto. Nuestros cálcu­los dicen que solo entre el 5% y el 10% de las tareas se van a automatizar y los avances tecnológicos ayudarán a crear mucho más empleo. Estamos en una fase de transición en la que se destruyen puestos de trabajo y, al mismo tiempo, la gente capacitada tiene muchas oportunidades. Las personas que carecen de esas oportunidades están preocupadas porque no les gustan los efectos de la globalización.
P. ¿Cómo podemos prepararnos para cambios tan rápidos?
R. Todos los empleos van a notar el impacto de la tecnología. Entre el 60% y el 70% de nuestra manera de trabajar va a cambiar. Estamos demasiado centrados en el debate sobre el impacto de la automatización en lugar de centrarnos en qué habilidades y qué sistema educativo necesitamos para aprovechar las ventajas tecnológicas y contrarrestar el efecto del envejecimiento de la población. Hemos de centrarnos en mejorar la formación de los trabajadores.
P. Los estudios de Manpo­werGroup muestran que falta personal cualificado en algunos sectores. ¿Cómo se explica esto?
R. Hay varios motivos, entre ellos el ciclo económico favorable y el decrecimiento de la población. La gran mayoría de la gente con preparación adecuada tiene empleo. A medida que la economía crece y el paro desciende, hay empresas que tienen dificultades para encontrar determinados trabajadores. Hay escasez de personal en la sanidad y sectores tecnológicos como la ciberseguridad, la nube, la telefonía móvil...
P. ¿Qué se puede hacer para adaptar la demanda a la oferta?
R. Las empresas deben asumir más responsabilidad a la hora de formar a sus trabajadores para aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías. La colaboración entre las instituciones educativas, el sector privado y los responsables políticos va a ser clave. El sistema educativo lleva haciendo las cosas de la misma manera demasiado tiempo. El mundo está cambiando tan rápido que es necesaria una formación interactiva, enfocada a la práctica.
P. Hay cada vez más personas que apenas llegan a fin de mes a pesar de tener un trabajo a tiempo completo. ¿Es esta una tendencia a largo plazo?
R. Es uno de los efectos de los cambios estructurales que estamos viviendo. Quienes tienen las capacidades adecuadas pueden aprovechar las ventajas de la tecnología para aumentar su productividad; aquellos que no tienen preparación suficiente son cada vez menos productivos. En España y en el resto del mundo desarrollado se está produciendo una bifurcación entre quienes tienen y no tienen capacitación, y ello se refleja en el ambiente político y en el auge del populismo, sea de izquierda o de derecha. El desempleo es escaso entre gente con buena formación, mientras que entre las personas menos preparadas es mucho más alto. Quienes carecen de la formación adecuada se sienten abandonados. Sus ingresos no han aumentado en términos reales en los últimos diez o veinte años y sienten que todos estos cambios no les traen oportunidades, sino amenazas. Este es uno de los motores del populismo, la reacción a una tendencia que no hemos conseguido abordar de manera correcta.
P. Cada vez más personas dependen de la llamada economía colaborativa. ¿Seguirá creciendo la uberización del empleo?
R. Es un fenómeno que va a formar parte del mercado laboral, pero no va a ser dominante. Será una forma de que las personas, si quieren, tengan un segundo o un tercer ingreso. Ayudará a ganar eficiencia y puede tener efectos positivos, pero la mayor parte de los puestos de trabajo seguirán siendo fijos y a tiempo completo.
P. En España casi todos los nuevos empleos son temporales. ¿Continuará así mucho tiempo?
R. Las empresas necesitan flexibilidad para adaptarse a un entorno que cambia rápidamente. El problema en muchos países es que el mercado laboral se fundamenta en la idea de garantizar la seguridad del puesto de trabajo: si tienes un trabajo fijo de 40 horas semanales, fenomenal; si no, te fastidias.
P. Varias generaciones han crecido con esa idea...
R. Durante un tiempo funcionó muy bien, pero el mundo ha cambiado y va a seguir cambiando. Las políticas laborales tienen que garantizar seguridad en el empleo sin poner el foco en un puesto de trabajo determinado, sino en una vida en la que se pueda cambiar de trabajo ocho o 14 veces, trabajar a tiempo completo, a tiempo parcial, como colaborador..., pero hacerlo de manera que se pueda disponer de una pensión, de asistencia sanitaria, de la posibilidad de tener una hipoteca, de formarse para seguir siendo competitivo... durante una carrera en la que podamos trabajar hasta los 75 o los 80 años.
P. ¿Qué papel deben desempeñar los sindicatos?
R. Los sindicatos tienen una gran oportunidad para dejar de representar solo a sus afiliados, ampliar su función y sumarse a la evolución hacia un nuevo entorno. Los países que se centran en salvaguardar a toda costa determinados puestos de trabajo tienen un alto porcentaje de empleos que no son seguros, un alto desempleo juvenil y un nivel bajo de inversión empresarial.
P. ¿Es ese el caso de España?
R. España ha hecho grandes progresos y ha puesto en marcha reformas importantes en medio de una recesión, pero aún tiene mucho camino que recorrer. Las cosas no van lo suficientemente bien para algunas capas de la población. Es importante tener una estrategia y saber hacia dónde vas. Si la estrategia es volver adonde estábamos hace 50 años, cuando todos éramos felices y el mundo era un lugar diferente, esa no es una fórmula ganadora. El foco debe ser menos ideológico y más pragmático. Una sociedad polarizada no es buena para el país, no es buena para la gente y no es buena para los negocios. https://elpais.com/economia/2019/01/10/actualidad/1547136181_053605.html

El martillo de Trump sobre Caracas

El martillo de Trump sobre Caracas 
La política del republicano en Venezuela ha consistido en una presión in crescendo tras la deriva autoritaria de Maduro, deslizando incluso la idea de una intervención militar

Donald Trump, el pasado 17 de enero en el Pentágono.
Donald Trump, el pasado 17 de enero en el Pentágono.  AFP
Errática en buena parte de las relaciones internacionales, la política de Donald Trump con Venezuela ha resultado constante desde que el republicano llegó a la Casa Blanca hace justo dos años. La Administración estadounidense reconoció oficialmente al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino del país de forma casi inmediata, después de un periodo en el que las sanciones al régimen de Nicolás Maduro no han dejado de endurecerse, incluyendo al propio presidente y su círculo más cercano, y entrando ya en medidas económicas que han tratado de estrangular financieramente al Gobierno chavista.
Comparar la política de sanciones del demócrata Barack Obama con su sucesor resulta complicado por el cambio de escenario, con la deriva autoritaria de Maduro, el letal empobrecimiento del país y el cada vez mayor éxodo de venezolanos. En mayo de 2017 la recién estrenada Administración de Trump sancionó al mandatario y a siete miembros del Tribunal Supremo venezolano. Meses después, abrió el melón de las sanciones económicas, un paso con riesgos, por el daño que acaba infligiendo en la población sin garantías de derribar el régimen. Washington dificultó la emisión de deuda de Pdvsa, la petrolera estatal, un golpe muy duro para una de las grandes fuentes de financiación del país, pero no ha aplicado embargos al crudo, del que EE UU es el principal cliente.
Washington, en cualquier caso, sacó el martillo contra Caracas. La voz del republicano anticastrista Marco Rubio en este terreno influyó. En mayor o menor medida, sin embargo, es fácil imaginar que la Administración de Obama también hubiera endurecido el tono -y el fondo- contra Maduro con el deterioro del país y de su democracia. En las semanas previas a aquel mayo de 2017, uno de los puntos de inflexión de la escalada de sanciones, se habían producido al menos 44 muertos en las protestas callejeras por la nueva Constitución anunciada por Maduro, con la que buscaba aislar a la oposición.
La impronta trumpista entra en juego cuando el presidente empieza a hablar a la ligera de intervenciones militares en Venezuela. Washington ya ha dejado convenientemente claro esta semana que mantiene abierta cualquier opción. Ya hace año y medio, Trump se encargó de ser más explícito, en un tono ligero: "Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluida la militar si fuera necesario", dijo en agosto de 2017, desde su club de golf de Bedminster, en Nueva Jersey. "No voy a descartar la opción militar, es nuestro vecino y tenemos tropas por todo el mundo. Venezuela no está muy lejos, y la gente allí está sufriendo y está muriendo", insistió.
Estados Unidos no amenaza con usar la fuerza militar en Latinoamérica desde la invasión en Panamá en 1989. El tono del presidente recuerda a la era de la Guerra Fría y contrasta con el giro aislacionista en otros conflictos, como el sirio. El consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, también apeló este jueves al asunto de la vecindad. “El hecho es que Venezuela está en nuestro hemisferio, tenemos una responsabilidad especial allí”.
https://elpais.com/internacional/2019/01/24/estados_unidos/1548355718_270479.html

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