Frontera domínico-haitiana: línea de la degradación ambiental
El PNUMA estima que RD produce 50,000 toneladas de carbón vegetal
Por: Rossbell de la Rosa Santo Domingo 13 de mayo, 2019
El PNUMA estima que RD produce 50,000 toneladas de carbón vegetal
Por: Rossbell de la Rosa Santo Domingo 13 de mayo, 2019
La depredación al medio ambiente es la principal amenaza de la frontera domínico-haitiana. Las naciones pueden vivir combatiendo los ilícitos, pero nadie vive sin agua. Santo Guerrero Clase, general del Ejército de República Dominicana (ERD) lo tiene muy claro.
La línea fronteriza, que abarca 388 kilómetros, es la vía más clara de las desigualdades entre República Dominicana y Haití y la complejidad de su relación. Sin tener que recorrer la línea completa, cada cuadra evidencia la escasez de los recursos vitales para la sobrevivencia de los seres humanos.
El Ejército invitó a periodistas de distintos medios de comunicación a un recorrido por la frontera, para conocer la estrategia para salvaguardar la seguridad de República Dominicana. La ruta fue desde Dajabón hasta Pedro Santana, en Elías Piña, y desde Jimaní, en la provincia Independencia, hasta Hondo Valle.
Cuidar la seguridad y el medio ambiente en la frontera con Haití tiene un alto componente económico para el Estado dominicano. De los RD$2,366.40 millones que tiene presupuestado el Ministerio de Defensa para la seguridad nacional, RD$301.06 millones (un 12%) se destina al servicio de seguridad fronteriza. Mientras, la protección ambiental conlleva una inversión de RD$111.84 millones, para un 4.7%.
Para Guerrero Clase, la degradación de los recursos naturales que pesa sobre el vecino Haití provoca una pérdida de agua potable en la isla. “Si falta agua allá (Haití), hay problema aquí, y la disminución de la capa boscosa provoca que la lluvia traiga derrumbes e inundaciones”, enfatizó en el Taller Comunicación Estratégica para la Defensa y Seguridad fronteriza.
El río Artibonito, fuente principal de agua y crucial para la agricultura haitiana, nace en suelo dominicano, y representa un área de preocupación especial. La extrema degradación del medio ambiente ha dado lugar a problemas con la productividad de los suelos y disponibilidad del agua.
Un reportaje publicado en este medio resalta que, en cuanto a recursos hídricos renovables, para 2017 Haití disponía—según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)— de 1,293 metros cúbicos por persona por año, mientras, República Dominicana contaba con 2,207 metros cúbicos.
“Los flujos de agua de los ríos se caracterizan por altas fluctuaciones estacionales, en parte debido a la precipitación irregular, pero también debido a la erosión y la deforestación”, afirma el reportaje.
En ese sentido, la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, en inglés) advierte que Haití tiene menos del 1% de su bosque primario original y, por lo tanto, se encuentra entre los países más deforestados.
“Al ritmo actual, Haití perderá esencialmente todo su bosque primario durante las próximas dos décadas y ya está experimentando una extinción masiva de su biodiversidad, debido a la deforestación”, enfatiza el estudio del PNAS.
De igual manera, el documental “La tierra perdida” resalta tres factores que ponen en peligro el futuro de ambas naciones: la agricultura migratoria, cultivos de ciclos cortos en las laderas de las montañas y la utilización de leña para suplir necesidades de energía y el carbón vegetal.
Cocinar o morir de hambre
El contrabando de mercancías, armas, sustancias controladas y la migración ilegal son las amenazas que afectan a la línea fronteriza domínico-haitiana. Sin embargo, en la parte sur de la frontera, específicamente en Jimaní, la tala de árboles para la leña y el carbón es la mayor preocupación de las autoridades dominicanas.
El general Francisco Antonio Ovalle Pichardo (ERD) refiere que la lucha en Jimaní es doble: por la reforestación y el arduo trabajo para evitar el contrabando de carbón. “Día a día, con la ayuda de nuestras aeronaves, se detectan y destruyen hornos de carbón con altura de hasta dos pisos”.
En 2018, las instituciones de las Fuerzas Armadas registraron un aumento de un 170% en el decomiso de carbón, al pasar de 1,843 sacos en 2015 a 4,981 sacos en 2018. Para el período 2015-2018, según estadísticas suministradas por el general Guerrero Clase, se decomisaron 11,473 sacos de carbón.
Según el estudio “Haití-República Dominicana: desafíos ambientales en la zona fronteriza”, el 75% de la población haitiana aún depende de la leña y el carbón para sus necesidades cotidianas de energía.
El documento elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estimó que “la cantidad de carbón producida en República Dominicana y llevada a Haití es de 50,000 toneladas por año, y constituye un comercio evaluado en US$15 millones (a precio de US$300 por tonelada)”.
Además, añade que a pesar de que el carbón utilizado en Haití es producido en ese país, una parte importante también se produce en República Dominicana y se lleva ilegalmente hacia territorio haitiano.
El embajador William Páez Piantini, subencargado de la División de Relaciones con Haití, advirtió que la zona de la Gran Sabana es una ‘fábrica de carbón’. “Ahí usted camina y se ven los hornos de carbón por todas partes”.
Además, estimó que República Dominicana produce cerca del 86% del carbón que consume la población haitiana, que aun cuece sus alimentos con carbón. Sin embargo, Páez Piantini dice que, en la actualidad, en Haití hay industrias que trabajan el carbón, los coloca “en saquitos bonitos y lo llevan a Europa, pero esas industrias son abastecidas por el carbón que se produce en aquí”.
Para el general de Brigada (ERD) Ovalle Pichardo, la deforestación es de interés primario para el Ejército, igual que la seguridad “porque todo lo que atenta contra la existencia misma del Estado se convierte en interés nacional”.
Durante el recorrido por la Carretera Internacional, en la línea fronteriza norte, se observan árboles frutales, en su mayoría de mangos. Sobre esto, el general Ovalle Pichardo explica que “el Ejército determinó que el haitiano no tumba árboles frutales, por falta de cuchara”.
Sin embargo, otros árboles no corren con la misma suerte. La Revista Guarnición resalta que en Restauración, provincia Dajabón, el Ejército ha detectado la “sentencia de árboles”, una práctica que consiste en pequeñas incisiones en los árboles, de especies como el pino y cedro caoba, que sirven como marca para que días próximos sean derivados y posteriormente comercializados.
“Una vez se pasa la sentencia, todo el que pasa cerca del árbol le da un machetazo, y al cabo de unos días el árbol desaparece”, afirma un reportaje de la revista.
Para frenar esta práctica que ataca la biodiversidad de la isla, la Cuarta Brigada de Infantería desplegó, junto al Ministerio de Medio Ambiente, militares en 60 puestos y puntos de chequeos. Además, tienen los proyectos Forestal Sabana Clara y el Vivero Municipal que albergan 150,000 plántulas.
Reforestación con el Senpa
Sócrates Contreras, miembro del Servicio Nacional de Protección Ambiental (Senpa) y encargado del vivero de Tirolí y Guayajayuco, aseguró que de haber más vegetación en Haití, la parte dominicana tendría menos migración ilegal.
“El problema es social, económico y político, y de no contar con una mayor protección de cobertura boscosa la desertificación que entra por Haití se va a expandir por toda la isla”.
Advirtió que República Dominicana está fuertemente amenazada por la incidencia medioambiental de la frontera. “Tenemos que detenerlo, buscarle alternativa porque ya el problema va cobrando espacio hacia nosotros”.
Contreras plantea que la solución radica en que las autoridades haitianas ofrezcan mejores condiciones de vida a sus ciudadanos y creen proyectos ambientales binacionales.
Resaltó que los miembros de las Fuerzas Armadas, en especial los militares del Ejército, se involucran en las labores de reforestación que realiza el Senpa.
Algunas de las plantas que siembran son: el pino criollo y caribaea, cedro, mara, mango, aguacate y roble, distribuidas en las zonas de Cruz de Cabrera, Guayajayuco, Villa Anacaona, Mariano Certero, en Restauración.
El periódico elDinero se percató que en las comunidades de la línea fronteriza sur, la deforestación también representa una gran preocupación en sus moradores. Elena Encarnación, residente en la comunidad Sabana Real, provincia Independencia, relató que por la zona aparecen desaprensivos haitianos que talan los árboles para vender la madera. “Aquí ellos (guardias) detienen a la gente que van a ‘mochar’ árboles, no quieren que lo hagan, ni que maten los pájaros”.
Encarnación, de 25 años de edad y quien se dedica al cultivo de café, aguacate, maíz y gandules, dijo que en La Caceta del Senpa siempre hay miembros en vigilancia de los árboles de la zona.
Incautaciones
El Gobierno dominicano entendió la estrecha relación entre medio ambiente y la seguridad nacional. Mediante el Decreto 1194-00 creó el Servicio Nacional de Protección Ambiental (Senpa), organismo especializado de los ministerios de Medio Ambiente y Defensa, que tiene su mayor componente integrado por miembros del ERD.
Solo en 2018, este organismo incautó 136 minas de extracción de arena clandestina, más de nueve mil sacos de carbón vegetal y apresó a 3,671 personas por violar la Ley 64-00, sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales en diferentes puntos del país, según notas publicadas en varios medios de comunicación.
La nota resalta que, de igual manera, se impusieron multas por RD$2,912,426, se incautados 9,028 sacos de carbón y se incineraron 1,960 hornos con capacidades para 30,557 sacos.
https://www.eldinero.com.do/83241/frontera-dominico-haitiana-linea-de-la-degradacion-ambiental/