lunes, 18 de mayo de 2015

Ninguna medida “patriótica” justifica la violación de los derechos humanos, dice Silvio Torres-Saillant

Por Servicios de Acento.com.do. 18 de mayo de 2015 -
Hay gente nuestra, inclusive de buena voluntad, que motu proprio jamás cometería la iniquidad de retirarle la ciudadanía a una persona cuyos tatarabuelos nacieron en el país en 1929.
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SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Silvio Torres-Saillant, intelectual dominicano establecido en los Estados Unidos, expresó que detrás del antihaitianismo en la República Dominicana se oculta la negrofobia, que es un rechazo cultural que viene desde muy lejos contra los negros en la cultura dominicana.
En una entrevista con Elena Oliva, de la Universidad de Chile, aparecida en la revista Meridional, sobre estudios latinoamericanos, Torres-Saillant se expresa sobre diversos topicos poco tratados por los intelectuales dominicanos en el debate sobre la identidad.
Acento reproduce la entrevista en cuatro partes, dada la extensión de la misma. Esta es la segunda parte:
MERIDIONAL Revista Chilena de Estudios Latinoamericanos
Número 4, abril 2015, 199-226
Detrás del antihaitianismo se oculta la negrofobia: conversación con el intelectual Silvio Torres-Saillant en Santiago de Chile
Por Elena Oliva* Universidad de Chile, Chile me.oliva@gmail.com
Segunda parte de la entrevista
EO: Que es algo impulsado por las potencias, como Francia en Europa y Estados Unidos, pero que también hacen las elites latinoamericanas en general.
ST-S: Por razones a veces parecidas y a veces distintas. Por ejemplo, el proyecto independentista de Bolívar se benefició grandemente del apoyo brindado por el presidente haitiano Alexandre Pétion, pero en 1825 el afamado Libertador termina apoyando la exclusión de Haití en el Congreso Anfictiónico de Panamá (11), coincidiendo con los Estados Unidos en ese bloqueo contra una república hermana del hemisferio. En aquel momento, cada uno de los países participantes está lidiando con la problemática que le representa su población afrodescendiente. Debido a la negrura de su población, traer a Haití a la mesa complicaba el diálogo hemisférico. Haití, país identificado como negro, sin esclavitud, tenía una población que había tomado las armas para lograr su libertad. Venía de un historial de lucha social. Juan Bosch tiene un librito sobre Bolívar (12), donde habla de cuán importante era para el Libertador armar un proyecto político exento de tensiones que pudiesen conducir a una lucha social. En otras palabras, cuando se formaron estas repúblicas, se sabía que había potencial de conflicto en todas las sociedades del hemisferio. ¿Por qué? Porque el orden colonial del cual veníamos se componía de un sistema desigual, un sistema cuya razón de ser, cuya ontología, estaba permeada por la desigualdad. Tenía a los grupos subalternos en posiciones de inferioridad social con respecto a los amos blancos y a la clase intermedia de los mestizos. Me refiero a los indígenas, los negros, a veces los chinos. Las élites políticas encargadas de dirigir los proyectos de independencia que culminarían en las repúblicas que hoy se reparten nuestro hemisferio, al parecer no pensaron en restaurar la igualdad y la dignidad humana que la transacción colonial había negado a las poblaciones que de manera más directa habían padecido la violencia del régimen anterior. Aspiraron a la independencia pero sin visión revolucionaria. No se plantearon como objetivo eliminar la desigualdad, rehabilitar a las víctimas de la deshumanización practicada por la colonia e integrar a los grupos marginados al naciente proyecto de nación en condición de igualdad ciudadana.
Frank Moya Pons con Silvio Torres-Saillant
Las elites dirigentes procuraban su libertad y su independencia con tal de crear soberanías en las que ellos y no las autoridades coloniales decidieran qué trato dar a los indígenas, los negros y los chinos. Por lo tanto, toda república que surgía contenía en su seno la posibilidad de lucha social. Entonces, aunque Bolívar no compartiera la animadversión fogosa de los Estados Unidos hacia Haití, sí compartía el temor de lo que esa república negra pudiese simbolizar para las poblaciones subalternas de las naciones representadas en el Congreso de Panamá. La presencia de Haití podía poner sobre el tapete la viabilidad de la lucha social interna de cada una de las repúblicas que buscaban afincar su independencia enfocando la atención estrictamente en el conflicto transatlántico: la autoridad imperial allá (Europa) y la soberanía criolla acá (América).
EO: En varios de sus textos es posible rastrear cómo en el último tiempo, principalmente impulsado por sus planteamientos, existe una necesidad de mirar la relación entre República Dominicana y Haití justamente desde el punto de vista de la colaboración, de mirar una historia que tiene más puntos en común que diferencias. Sin embargo, con lo que ha ocurrido con este fallo constitucional, ¿cómo usted ve la labor de los intelectuales que critican este discurso oficial? ¿Cree que se va a continuar la senda de revisar la historia y relevar estos puntos en común o cree que está recrudeciendo un nacionalismo extremo?
ST-S: Yo pienso que la intelectualidad nuestra está tan ofuscada con la patología social que sufrimos hoy día que no le hemos puesto suficiente atención a lo que se podría aportar si uno logra recuperar la memoria histórica. Yo creo mucho en eso, en las consecuencias positivas de que la gente entienda que no siempre fue así, que no siempre se pensó así, y que nuestros próceres merecedores de ese nombre no pensaron así, que Juan Pablo Duarte no pensó así, que el antihaitianismo no siempre estuvo con nosotros, que siempre hubo haitianos entre nosotros y que hubo mucha colaboración. El recientemente fallecido historiador dominicano Franklin Franco publicó una historia importantísima de República Dominicana que se llama sencillamenteHistoria del pueblo dominicano (13); esa historia se diferencia del resto de la historiografía nuestra en que hace mucho énfasis en los momentos de colaboración, sin plantearlo como un credo de nada.
Sencillamente al narrar la historia tiende a rendir cuenta de esos puntos de contacto y esos momentos de confluencia. Su lectura resulta impresionante. Tú te preguntas: “¡pero Dios mío! ¿Cómo fue que los anteriores dejaron todo esto afuera y cómo es que los posteriores lo siguen dejando?”.
Hay cosas que son tan básicas para entender el problema de nuestra isla. Baste pensar en el papel de Estados Unidos en la creación del antihaitianismo dominicano. Además de aportar a la elite política criolla el credo antihaitiano cuyos ideólogos se remontan hasta Thomas Jefferson en Estados Unidos, a raíz de la ocupación militar de 1916 hizo un aporte que tendría un impacto directo sobre el imaginario de la población dominicana en torno a sus vecinos al otro lado de la isla. Durante los ocho años de la ocupación, el gobierno militar norteamericano favoreció la industria azucarera, dándole lugar de preeminencia en la economía del país invadido. Entre las medidas de apoyo a dicha industria se destacó la creación de un flujo cuantioso de mano de obra barata, una especie de puente laboral que facilitaba la migración de trabajadores desde Haití hacia los ingenios de azúcar en la parte dominicana de la isla. Estados Unidos podía crear ese puente laboral y ese flujo de mano de obra debido a que para la fecha tenía bajo su control militar a los dos países que comparten la isla, habiendo invadido a Haití en 1915 (hasta 1934) y a la República Dominicana en 1916 (hasta 1924). Puesto que los obreros haitianos venían a ocupar un sector desprestigiado del mercado laboral –a realizar labores que los dominicanos evitaban hacer– y a vivir y trabajar en condiciones infrahumanas, la industria azucarera visibilizó a la población migrante haitiana a partir de una imagen en extremo desfavorable. Estructuralmente la industria azucarera determinó la manera en que los dominicanos verían a los haitianos por el resto del siglo, como seres devaluados que habitaban un mundo carente de las normativas básicas que regulaban la vida en la sociedad hasta para los sectores empobrecidos. Es decir, su inferioridad social los colocaba muy por debajo de la marginalidad regular de la pobreza.
Todavía en 1986, cuando Frank Moya Pons (14) publicaba su importante obraEl batey: estudio socioeconómico de los bateyes del Consejo Estatal del Azúcar, se podía constatar la miseria cruel a la que la industria sometía a los trabajadores hasta en los ingenios operados por el Estado dominicano.
Las condiciones de trabajo y de vida de los obreros haitianos –a veces sin recursos para asearse ni satisfacer sus necesidades fisiológicas con privacidad y con escasos medios de preparar sus alimentos o dormir– constituía una franca infravalorización de su humanidad. Se puede dudar que una persona dominicana que los viera en esas condiciones pudiese luego imaginárselos como seres humanos viables, no obstante supiera de un estudiante haitiano en la universidad o conociera a una dentista haitiana. La persona dominicana que carezca de oportunidad de verse con haitianos en condición de igualdad dependerá de la imagen monopolizadora de los bateyes para conocerlos. Puesto que, al ubicar a la persona al margen de la realidad doméstica –toda deshumanización salvajiza–, la parte de la población dominicana que no cuente con espacios alternativos donde interactuar con la persona haitiana en condiciones favorables tendrá su percepción monopolizada por la imagen salvajizada creada por la explotación en la industria azucarera y carecerá de recursos para desmentir o hasta poner en duda la representación de lo haitiano que promueven los ultras y sus aliados liberales en la esfera pública de la sociedad dominicana. Si a la imagen de la haitianidad salvajizada que forjó estructuralmente la industria azucarera en la República Dominicana le añadimos la influencia que pueda haber tenido el antihaitianismo occidental en el seno de la población en general, queda claro que tenemos una tarea de reparación conceptual que realizar con tal de rehumanizar la imagen de la persona haitiana en los ojos del resto de la ciudadanía. Quienes trabajamos con la palabra y con la imagen tenemos por delante una labor urgente de pedagogía pública. La urgencia por combatir la violencia económica, social y física que engendra el antihaitianismo oficial de la Republica Dominicana nos ha hecho descuidar la necesidad también urgente de combatir la violencia epistémica que ha padecido lo haitiano entre nosotros. Nos hace falta esclarecer para beneficio de la población en general de dónde viene la imagen de la otredad haitiana.
Detrás del antihaitianismo se oculta la negrofobia. Así, mientras siga habiendo segmentos de la población dominicana adheridos a una ideología inculcada en nosotros por una educación basada en la mentira oficial, difícil se nos hará como pueblo superar el entuerto que actualmente nos agobia, es decir, el predominio del razonamiento suicida que nos hace cómplices de regímenes caracterizados por políticas nocivas para el país y su gente. A nuestro pueblo la escuela siempre le obstruyó el acceso a saberes que le ayudaran a despertar una conciencia ciudadana.
Al carecer de ella, mucha de nuestra gente se deja engatusar por el régimen, el cual le inculca la aceptación acrítica de la ecuación: gobierno es igual a país. Hay gente nuestra, inclusive de buena voluntad, que motu proprio jamás cometería la iniquidad de retirarle la ciudadanía a una persona cuyos tatarabuelos nacieron en el país en 1929. Pero, al hacerlo el Tribunal Constitucional, se siente obligada, por lealtad al país, a defender el fallo, especialmente a partir del repudio que el mismo ha suscitado en el extranjero, el cual ha puesto a “su país” en la línea de fuego.
Al régimen, claro está, mucho le conviene fomentar la ecuación “gobierno=país”. De ahí que Leonel Fernández Reyna, los medios de comunicación al servicio del régimen y las autoridades representantes del Estado a nivel nacional y en la esfera diplomática en el exterior respondan a la indignación extranjera refiriéndose siempre a la presunta “campaña de difamación” internacional contra “el país”, “la Republica Dominicana” y hasta “los dominicanos”. Todos se las arreglan para ni siquiera aludir al gobierno específico que efectuó la sentencia.
Vale notar que la ausencia de una conciencia ciudadana hace posible que mucha gente obedezca el llamado a solidarizar automáticamente con la acción del gobierno o sentirse sin potestad para disentir aunque ella misma padezca en carne propia las embestidas del régimen. A quien le duela el bienestar de su gente en la sociedad dominicana deberá lastimarle la legislación misógina, la brutalidad policial, la destrucción de las fuentes acuíferas del país y la venta del suelo nacional a empresas extranjeras conocidas por su historial de contaminación ambiental, además del hurto gigantesco al erario, el abandono de la educación pública y el descuido de los servicios de salud que han caracterizado al régimen actual.
Pero, a menos que la persona se haya politizado y se haya armado de un análisis crítico que le haga sentir con derecho a juzgar al régimen, exigiéndole justicia y honestidad, su malestar con el régimen podría echarse a un lado a la hora de alinearse patrióticamente en situaciones que involucren juicios adversos sobre su gobierno/país provenientes del extranjero. Si se hiciera un trabajo efectivo de pedagogía pública que ayudara a disolver la ecuación monárquica entre la voluntad del régimen y el bien de la nación, se podría incrementar el nivel de participación ciudadana y se reduciría la impunidad de la que gozan nuestros líderes para vulnerar el bien nacional mientras invocan el nombre de la patria.
Debe quedar claro a toda persona a quien le importe su pueblo que ninguna acción que atropelle los derechos humanos de un sector diferenciado de la población puede jamás justificarse como medida patriótica. De igual manera, aceptar que respaldar al gobierno equivale a defender la patria es invitar la dictadura. La dictadura se nutre de la ecuación gobierno=país. Durante la tiranía del funesto Trujillo, los compatriotas opositores del régimen que lo adversaban desde el exilio solían ganarse una condena oficial promulgada por el Congreso, el cual procedía a declararlos, no “anti-trujillistas” u “enemigos del gobierno” sino textualmente “traidores a la Patria”. No sé si fuera por coincidencia o porque al compartir la sensibilidad de la dictadura les resulte natural repetir su lenguaje, en noviembre del 2013 los ultras convocaron una manifestación en el Panteón de la Patria para repudiar a Juan Bolívar Díaz, Huchi Lora, Fausto Rosario Adames y otros periodistas dominicanos importantes por haberse opuesto a la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional y en sus consignas condenatoria les aplicaron el epíteto “traidores a la Patria”. Un mayor activismo de los intelectuales a quienes les importa la verdad histórica y que consideran importante interrumpir la influencia de la mentira oficial podría llevarnos a un estadio en donde la población pueda notar por su cuenta y resultarle escalofriante la coincidencia entre la dictadura criminal y los ultras que hoy aúpan al régimen actual en cuanto al manejo de la ecuación gobierno/ patria.
Notas:
(11). Congreso que tuvo por objetivo crear una confederación de Estados hispanoamericanos. Fue convocado por Simón Bolívar, e incluyó a Argentina, Bolivia, Chile, Brasil, Paraguay y Estados Unidos; también al Reino Unidos y al Reino de los Países Bajos como observadores.
(12). Se refiere al libro Bolívar y la Guerra Social, escrito en 1964 durante el exilio de Bosch en Puerto Rico. Juan Bosch fue un político, escritor e intelectual dominicano, fundador del PRD. Nació en el año 1909 y murió el 2002.
(13). Obra publicada en 1992. Franco fue un reconocido historiador y sociólogo dominicano; nació en 1936 y falleció el año 2013.
(14). Moya Pons es actualmente uno de los historiadores más importantes de República Dominicana.
http://acento.com.do/2015/actualidad/8250036-ninguna-medida-patriotica-justifica-la-violacion-de-los-derechos-humanos-dice-silvio-torres-saillant/

Lío de faldas de Melgen con la actriz brasileña podría hundir a Menéndez

Por Servicios de Acento.com.do. 18 de mayo de 2015  
“Me dijo: ‘Yo quiero hacerte una propuesta: ¿Estarías interesada en hacer una especialidad aquí en los EE.UU.”, dijo Lopes Leite. La joven obtuvo su visado el día siguiente de la intervención del senador
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Foto: The New York Post/Juliana Lopes Leite, Robert Menéndez y el Dr. Salomón Melgen.
REDACCIÓN.-Los periodistas Isabel Vincent y Melissa Klein, del periódico neoyorquino The New York Post, afirman que una actriz brasileña que se convirtió en abogada admite que tuvo un romance con el médico amigo del senador Robert Menéndez, pero afirma que no tenía idea de que el legislador acusado hubiera movido las cuerdas para obtener su visado de Estados Unidos.
Juliana Lopes Leite se defendió la semana pasada durante una entrevista en horario de máxima audiencia en la televisión brasileña, en respuesta a una reciente publicación del Post que reveló las identidades de dos mujeres que habían obtenido la entrada a los EE.UU. gracias a los agresivos esfuerzos del senador demócrata de Nueva Jersey con el Departamento de Estado.
Menéndez fue acusado en abril de utilizar su influencia para beneficiar al Dr. Salomón Melgen, un oftalmólogo de la Florida, a cambio de casi US$1 millón en regalos y donaciones de campaña.
Lopes Leite, de 34 años, ahora una abogada en Miami, dijo a The Post la semana pasada que se enteró de la intervención de Menéndez mediante la lectura de la acusación en su contra
Lopes Leite, de 34 años, ahora una abogada en Miami, dijo a The Post la semana pasada que se enteró de la intervención de Menéndez mediante la lectura de la acusación en su contra.
En la entrevista con O Globo, dijo que su romance con Melgen comenzó cuando ella tenía 23 años y vivía en Estados Unidos. “Estuvimos entonces juntos tres o cuatro meses”, dijo.
Ella regresó a Brasil para protagonizar el reality show de televisión “Big Brother Brasil”. Más tarde matriculó en la escuela de derecho allí. Unos años después, Melgen la llamó.
“Me dijo: ‘Yo quiero hacerte una propuesta: ¿Estarías interesada en hacer una especialidad aquí en los EE.UU.”, dijo Lopes Leite. La joven obtuvo su visado el día siguiente de la intervención del senador.
Leite le dijo al periodista brasileño que Melgen es el que está en problemas, no ella.
“Él es el que debería estar preocupado porque está tras las rejas, el pobre”, comentó ella.
 Fuente: nypost.com
 http://acento.com.do/2015/actualidad/8249952-lio-de-faldas-de-melgen-con-la-actriz-brasilena-podria-hundir-a-menendez/

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Pastor evangélico Cedeño estuvo en Colombia en fiesta de lujo de narcotraficantes

Por Servicios de Acento.com.do. 18 de mayo de 2015 - 
"Los pastores entregaban la plata a Blanca y sus hermanas en Medellín y otros lugares. Parte era invertida para lavarla en propiedades en el país que estaban a nombre del pastor chocoano o sus designados. Sin embargo, hacían el movimiento de efectivo más grande por intermedio del clérigo dominicano."
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Foto: Revista Semana | Otoniel pagó las cirugías para que su esposa Blanca Madrid (izquierda) y sus hermanas (arriba) tengan un impresionante parecido físico. La mujer del capo y su cuñada Martha (camiseta roja) fueron detenidas, señaladas de lavar dinero por medio de iglesias cristianas.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El pastor evangélico Jorge Cedeño, investigado por lavado de activos al servicio de carteles colombianos de las drogas, participó en diciembre de 2013 en una fiesta celebrada en Urabá, Colombia, con motivo de las bodas oro de los padres unas mujeres vinculadas al narcotráfico.
La información fue publicada en la revista Semana (www.semana.com), de Colombia, que en su portal incluye audios en los que aparece el pastor Cedeño.
“En diciembre de 2013 Blanca y sus hermanas hicieron una de sus últimas visitas a Urabá. En Turbo organizaron una fiesta, que aún muchos recuerdan por lo ostentosa, para celebrar los 50 años de matrimonio de los padres”, indica la publicación.
El pastor de República Dominicana Jorge Cedeño se desplazaba en vehículos marcados como ‘organismo internacional’ y presentaba carné de su iglesia para evadir las requisas. Movilizaba entre 600 y 1.200 millones de pesos. Usaba parte de ese dinero para contratar prepagos como consta en decenas de audios.
El pastor de República Dominicana Jorge Cedeño se desplazaba en vehículos marcados como ‘organismo internacional’ y presentaba carné de su iglesia para evadir las requisas. Movilizaba entre 600 y 1.200 millones de pesos. Usaba parte de ese dinero para contratar prepagos como consta en decenas de audios.
Y agrega:
“En el lugar había varios agentes encubiertos que se percataron de un detalle que resultaría clave para descubrir que Otoniel y su bacrim estaban lavando dinero de una forma novedosa. En efecto, presidió la fiesta un pastor evangélico que Blanca llevó desde República Dominicana llamado Jorge Cedeño, muy conocido en ese país caribeño. En el lugar también estaba un pastor del Chocó llamado Orlando Arce, conocido como el obispo dentro de su congregación religiosa”.
A continuación los audios y luego el texto completo del reportaje:
Las mujeres de Otoniel, el capo de los Urabeños
Otoniel creó con su esposa, cuñadas y unos pastores, una red para lavar millones de dólares del narcotráfico. SEMANA revela audios y detalles desconocidos.
Darío Úsuga, jefe de la banda criminal los Urabeños, tiene la debilidad típica de la mayoría de los mafiosos: las mujeres. En su caso, esa obsesión lo ha llevado a niveles extremos de aberración como abusar de niñas entre los 12 y 16 años de edad a quienes, por dinero o por la fuerza, las obliga a tener relaciones sexuales con él en las selvas de Urabá, donde se esconde.
Sin embargo, otro tipo de mujeres, las más cercanas a él, durante años se convirtieron en uno de los pilares de su organización criminal y, paradójicamente, en los últimos tiempos se transformaron en su perdición. Ese grupo está conformado por su esposa Blanca Madrid y las hermanas de esta, María, Sandra y Martha.
Lo primero que llama la atención de estas cuatro hermanas, que forman parte de una familia de diez hijos, es su impresionante parecido. Nacidas en Turbo, Antioquia, todas tienen prácticamente la misma contextura física. “Ellas no eran así. Eran normales y obviamente diferentes. Pero cuando Otoniel comenzó a salir y se casó con Blanca la hizo operarse de todo. Lo mismo hizo con sus cuñadas. Todas parecen hechas con el mismo molde y al gusto de Otoniel”, explicó a SEMANA un oficial que lleva más de cinco años tras el clan de los Urabeños.
En una de esas conversaciones, a las que tuvo acceso esta revista, el pastor dominicano le indaga a su interlocutor por una de las mujeres del catálogo que estaba viendo por internet. “Estoy llamando a una joven que estoy viendo aquí en la página. ¿Qué tal es Ximena, la número cinco?”, pregunta el evangélico. “Es excelente. Es muy bonita, alta, de 1,75 de estatura y toda una dama”, le responde el hombre al otro lado de la línea
A medida que Otoniel fue ganando cada vez más poder, hasta llegar a ser la cabeza de la banda criminal, su esposa Blanca, conocida con el alias de la Flaca, fue asumiendo un papel más grande y estratégico dentro de la organización. Era la encargada de lavar los millones que ganaban los Urabeños producto del narcotráfico. Entre otras cosas, se dedicaba a conseguir los testaferros y adquirir las propiedades para la organización criminal. Rápidamente involucró en esas actividades a sus hermanas y hermanos, estos últimos encargados principalmente de la parte militar.
Para 2012, el poder económico y la expansión de los Urabeños hizo que el gobierno los considerara una gran menaza y los declarara objetivo prioritario. Al efecto, encomendó a la dirección de inteligencia de la Policía –Dipol- asumir la punta de lanza de esa misión. Grupos especiales de agentes encubiertos de inteligencia se desplegaron por las zonas de influencia del grupo. Y Medellín era uno de los lugares claves.
En la capital antioqueña los hombres de la Dipol sabían que Blanca tenía su centro de operaciones junto con sus hermanas. Infiltraron agentes encubiertos en los gimnasios, salones de belleza y centros de estética a los que ellas acudían y las vigilaron día y noche durante meses. Descubrieron que Otoniel hacía ir a su esposa a diversas zonas de Urabá para visitarlo. “Con el tiempo, y como vivía como una reina llena de lujos en Medellín, le fue cogiendo asco a ir hasta casas de madera en la selva. Lo que hacía Otoniel cuando eso pasaba era que hacía subir entonces a algunas de las otras hermanas con las que tenía romances, lo cual explica por qué las hizo operarse y que quedaran todas igualitas. Lo curioso es que ninguna de ellas les contaba a las demás. Todas se ponían los cachos entre todas”, contó uno de los agentes de la Dipol.
El pastor de República Dominicana Jorge Cedeño se desplazaba en vehículos marcados como ‘organismo internacional’ y presentaba carné de su iglesia para evadir las requisas. Movilizaba entre 600 y 1.200 millones de pesos. Usaba parte de ese dinero para contratar prepagos como consta en decenas de audios.
El pastor de República Dominicana Jorge Cedeño se desplazaba en vehículos marcados como ‘organismo internacional’ y presentaba carné de su iglesia para evadir las requisas. Movilizaba entre 600 y 1.200 millones de pesos. Usaba parte de ese dinero para contratar prepagos como consta en decenas de audios.
Vamos pastores, vamos
En diciembre de 2013 Blanca y sus hermanas hicieron una de sus últimas visitas a Urabá. En Turbo organizaron una fiesta, que aún muchos recuerdan por lo ostentosa, para celebrar los 50 años de matrimonio de los padres. En el lugar había varios agentes encubiertos que se percataron de un detalle que resultaría clave para descubrir que Otoniel y su bacrim estaban lavando dinero de una forma novedosa. En efecto, presidió la fiesta un pastor evangélico que Blanca llevó desde República Dominicana llamado Jorge Cedeño, muy conocido en ese país caribeño. En el lugar también estaba un pastor del Chocó llamado Orlando Arce, conocido como el obispo dentro de su congregación religiosa.
Los investigadores pusieron sus ojos en los dos clérigos y descubrieron que en varias poblaciones a lo largo de Urabá, y en especial en zonas claves por donde se movía Otoniel, estaban construyendo decenas de pequeñas iglesias. Allí también llegaron agentes encubiertos que descubrieron que si bien el pastor dominicano y el chocoano aparecían como los benefactores de esas obras, en realidad el dinero provenía de Blanca y de su hermana Martha, conocida como la Jefa. “Aprovechaban la devoción de la gente de la zona con el fin estratégico de tener control territorial y ganarse la lealtad de los pobladores hacia Otoniel y el clan Úsuga”, explicó uno de los agentes encubiertos de Dipol.
Blanca y Martha habían convencido a Otoniel de entregar diezmos, que iban entre los 50 y 120 millones de pesos mensuales, a los dos pastores a cambio de que ellos elevaran oraciones para evitar que el capo fuera capturado. Las numerosas veces que se salvó convencieron al jefe de los Urabeños de que efectivamente esas plegarias funcionaban.
Aprovechando su condición de evangélicos, los pastores se movilizaban en una camioneta marcada como ‘organismo internacional’. Esto junto al carné de una ONG evangélica les evitaba ser detenidos o requisados en los puestos de control en las vías, lo cual incluso les permitió visitar a Otoniel en sus escondites. Allí acudían a realizar con el capo ayunos y vigilias de oración para que no lo atraparan. Por cada visita recibían 300 millones de pesos.
La facilidad para moverse sin levantar sospecha ni ser molestados por las autoridades hizo que Blanca y Martha le propusieran a Otoniel sacar los millones de pesos que tenían enterrados en las selvas del Urabá por medio de los pastores, cosa que efectivamente ocurrió. Los pastores entregaban la plata a Blanca y sus hermanas en Medellín y otros lugares. Parte era invertida para lavarla en propiedades en el país que estaban a nombre del pastor chocoano o sus designados. Sin embargo, hacían el movimiento de efectivo más grande por intermedio del clérigo dominicano.
Los agentes de inteligencia encontraron que desde 2013 este ingresaba al país cada seis semanas. Al llegar se hospedaba en hoteles extremadamente discretos de Bogotá o Medellín a la espera de la llamada de Blanca. Una vez se encontraban, ella le entregaba sumas en efectivo que promediaban los 1.000 millones de pesos. Aprovechando su condición de pastor evangélico el hombre lograba salir con el efectivo de Colombia e ingresar a su país sin mayor problema. Una vez allá se encargaba de comprar propiedades para el clan de los Urabeños.
De cada compra sacaba una generosa tajada para él y también le entregaba otro tanto a Blanca y a Martha, a escondidas de Otoniel. Una vez lavaba el dinero, viajaba nuevamente a Colombia con las escrituras de las propiedades que compraba, las cuales entregaba como muestra de haber cumplido la misión. SEMANA tuvo acceso a uno de los audios en el que el pastor dominicano llama a la secretaria de Blanca y le dice: “Tengo la carpeta de las tierras que tu patrona quiere comprar para que se la hagas llegar allá arriba”.
El pastor dominicano ya tenía incluso una particular rutina. Una vez recibía los millones de pesos de Otoniel que debía sacar del país, se cambiaba del hotel humilde al más costoso de la ciudad donde estuviera. Allí consultaba páginas de mujeres prepago a las cuales llamaba.
En una de esas conversaciones, a las que tuvo acceso esta revista, el pastor dominicano le indaga a su interlocutor por una de las mujeres del catálogo que estaba viendo por internet. “Estoy llamando a una joven que estoy viendo aquí en la página. ¿Qué tal es Ximena, la número cinco?”, pregunta el evangélico. “Es excelente. Es muy bonita, alta, de 1,75 de estatura y toda una dama”, le responde el hombre al otro lado de la línea.
Entre 2013 y los primeros meses de este año el dominicano pudo sacar del país cerca de 10.000 millones de pesos en sus múltiples viajes, según los estimativos de los agentes de inteligencia. Sin embargo, las plegarias de él y su colega chocoano, que en teoría han salvado a Otoniel de ser arrestado, no resultaron muy efectivas para evitar que las mujeres del capo cayeran en manos de la justicia Ni los propios pastores.
En febrero de este año, en una operación de la Dipol y la Dijín, fue arrestada Blanca quien quedó detenida en la cárcel de Jamundí acusada de concierto para delinquir, lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Tras ese duro golpe su hermana Martha quedó al frente de toda la operación de lavado. Otoniel ordenó a los dos pastores acudir a todos los métodos necesarios y hacerla pasar por integrante de algunas de sus iglesias, con el fin de que le otorgaran la casa por cárcel para fugarse.
Una vez más las plegarias no funcionaron. Los pastores estaban haciendo las gestiones para conseguir la libertad de Blanca, pero desconocían que desde hace más de una año los agentes de la Dipol y funcionarios de la Dijín conocían al detalle todos sus movimientos. El martes de la semana pasada arrestaron a Martha, su secretaria y los dos pastores que lavaban la fortuna del nuevo patrón del mal. http://acento.com.do/2015/actualidad/8250184-pastor-evangelico-cedeno-estuvo-en-colombia-en-fiesta-de-lujo-de-narcotraficantes/
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