En Directo | 05 JUL 2018, 12:00 AM
Carta a la embajadora estadounidense
JOSÉ LUIS TAVERAS
Hola, Robin Bernstein. ¡Welcome to Dominican Republic! Llegas a un país fantástico, poblado de contrastes, color y luz; de vida noble y divertida. Te costará habituarte a su rara “normalidad”. Aquí la vida es muy lineal y con pocos sobresaltos porque la rutina camina inconsciente sobre el peligro. Nos hemos acostumbrado al desorden, pero te sorprenderás lo fácil que sobrevivimos a las dificultades cotidianas sin más remedio que la resignación. La llegada del viernes es redentora; suficiente para aligerar la ruda vida del dominicano, claro, con una cerveza Presidente y una bachata sudada en el vientre de una buena hembra. Lo demás puede esperar; hasta la misma muerte.
Sé que te sorprenderás de la serena convivencia entre mundos tan paralelos en un país que apenas duplica el tamaño de Vermont: es como juntar en un mismo espacio las casuchas de Birmingham en Alabama con las mansiones de tu vecindad en Palm Beach. Si viajas al este del país a Casa de Campo (un complejo más modesto que tu Mar-a-Lago Club en Palm Beach), y lo haces por carretera, podrás encontrar detrás de un Ferrari de último modelo cualquier furgoneta destartalada cargada de gente arrimada como una piara de cerdos sacada de una granja de Wyoming. No te ruborices de la indiferencia de la gente. Es parte del paisaje cultural.
Sé que te estrenas en la carrera diplomática. Eres la segunda mujer que ocupa ese puesto en la República Dominicana después de Donna Hrinak, embajadora entre 1994-1997 y quien dejó pocos afectos. Eso no te resta méritos ni condiciones. Has tenido una historia política relevante, primero como demócrata y después de 1986 en el Partido Republicano. Tú y tu esposo, Mr. Richard Bernstein, aportaron esfuerzos y fondos para lograr el triunfo de Trump. Sé que aceptaste ese reto por una petición personal del presidente, como amigo familiar. Ya se comenta de tus sensibilidades caritativas.
Te escribo para decirte lo que quizás pocas personas te comenten, al margen de los informes que ya has recibido del Departamento de Estado. Este país es pequeño pero complejo. Lo controlan los oligopolios económicos dominados por 46 familias que atesoran más de la mitad de su riqueza. Siempre ha sido así y no creo que eso cambie; al contrario, las distancias sociales se ensanchan y el modelo económico está deliberadamente diseñado para que los ricos se hagan más y los pobres permanezcan así o regresen a la indigencia. Te hablarán maravillas de la economía dominicana como líder de la región caribeña y centroamericana; te dirán que hemos tenido una tasa sostenida de crecimiento de más del cinco por ciento en los últimos veinte años; te darás cuenta, en el mismo teatro de la realidad, que ese “crecimiento” ha sido una burbuja y que solo ha aprovechado a unos pocos o a los mismos que concentran el poder económico, esos que guardan sus reservas en la banca de tu país o en paraísos fiscales, porque ni ellos mismos están seguros de que un clima tan desigual puede sostenerse en el tiempo sin crear tensiones sociales. Pero lo peor es que hacen muy poco para evitar su estallido. Viven con la misma placidez que los colonos ingleses en la India del siglo diecinueve.
Debes saber que la Embajada de los Estados Unidos es el primer poder fáctico en la República Dominicana. Sus posiciones, más que influyentes, son decisivas en la política. El embajador estadounidense en este país es un centro de alto mando. Por eso todos quieren estar bien y alineados con los intereses de Washington. Me avergüenza decirte que la cancelación del visado por el Departamento de Estado es más temida que una sentencia de un tribunal dominicano.
Recibirás invitaciones a cenas, recepciones y fiestas. Muchos querrán exhibirte sus casas y jardines para impresionarte; otros invitarán a tu esposo a conocer sus inversiones para armar o limpiar “socialmente” sus negocios. Cuídate. No creo que a una persona de tu fortuna puedan deslumbrarla. En el fondo, lo que buscan es lo mismo: gozar de tu simpatía y aprovechar tus relaciones. Si revelas tus planes para trabajar con la pobreza no faltará la disposición de finas damas de la socialité para hacer actividades filantrópicas que les darán portadas a las revistas sociales. Te aseguro que pocas veces han cargado a un mocoso apestoso lleno de parásitos, pero ¡God bless America!
Llegas a uno de los países más corruptos del mundo. Esa debe ser la agenda central del Gobierno de los Estados Unidos. No hay otro punto más crítico, apremiante ni inminente. Cualquier acuerdo de colaboración, al margen de los instrumentos provistos por las convenciones internacionales, debe considerar la lucha contra la impunidad como alta prioridad.
El partido en el poder ha creado una poderosa plutocracia y, mediante el control de todos los poderes públicos, ha garantizado la impunidad de sus prácticas corruptas. Se estima que la corrupción nos arrebata entre el cuatro y el cinco por ciento del PIB. Recientemente con el caso Odebrecht se supo que este Gobierno permitió y facilitó las operaciones en el país de su centro mundial de sobornos. Desde aquí se manejaban las cuentas de repartos de coimas hacia todos los países donde la compañía brasileña licitaba y ejecutaba obras públicas. El presidente de la República, Danilo Medina Sánchez, fue asesorado en sus campañas electorales por el cerebro estratégico de Odebrecht Joao Santana, actualmente preso en Brasil. El procurador de la República, que es un subordinado del Ejecutivo, no ha movido un dedo en esa investigación, la misma que en otros países ha conducido a prisión a expresidentes.
El caso de Odebrecht que actualmente se ventila en la Justicia tiene vertientes más profundas que involucran a otra gente; el Ministerio Público ha hecho un ejercicio selectivo en su acusación. El único imputado en este caso no es Ángel Rondón, quien ha sido perjudicado por el Departamento de Estado con la prohibición de entrada al territorio estadounidense. Esa medida debe ser igualmente aplicada a otros tantos políticos y contratistas, socios locales y vinculados a Odebrecht. Una lista negra para la cancelación masiva de visados sería un gran golpe, y no hablo de una cacería de brujas; total, esa es una facultad potestativa del Departamento de Estado. Debes escuchar a sectores sanos de la sociedad dominicana para conocer sus impresiones, especialmente a organizaciones cívicas que no representen a intereses sectoriales.
Debes manejar con sospechas y prudencia tus relaciones en el país. Detrás de cada fortuna hay una historia y sus dueños serán los primeros en extenderte sus manos en las recepciones diplomáticas. Esos que aparecerán en la lista de invitados. ¡Bienvenida!
https://www.diariolibre.com/opinion/en-directo/carta-a-la-embajadora-estadounidense-GL10281766
joseluistaveras2003@yahoo.com
Carta a la embajadora estadounidense
JOSÉ LUIS TAVERAS
Hola, Robin Bernstein. ¡Welcome to Dominican Republic! Llegas a un país fantástico, poblado de contrastes, color y luz; de vida noble y divertida. Te costará habituarte a su rara “normalidad”. Aquí la vida es muy lineal y con pocos sobresaltos porque la rutina camina inconsciente sobre el peligro. Nos hemos acostumbrado al desorden, pero te sorprenderás lo fácil que sobrevivimos a las dificultades cotidianas sin más remedio que la resignación. La llegada del viernes es redentora; suficiente para aligerar la ruda vida del dominicano, claro, con una cerveza Presidente y una bachata sudada en el vientre de una buena hembra. Lo demás puede esperar; hasta la misma muerte.
Sé que te sorprenderás de la serena convivencia entre mundos tan paralelos en un país que apenas duplica el tamaño de Vermont: es como juntar en un mismo espacio las casuchas de Birmingham en Alabama con las mansiones de tu vecindad en Palm Beach. Si viajas al este del país a Casa de Campo (un complejo más modesto que tu Mar-a-Lago Club en Palm Beach), y lo haces por carretera, podrás encontrar detrás de un Ferrari de último modelo cualquier furgoneta destartalada cargada de gente arrimada como una piara de cerdos sacada de una granja de Wyoming. No te ruborices de la indiferencia de la gente. Es parte del paisaje cultural.
Sé que te estrenas en la carrera diplomática. Eres la segunda mujer que ocupa ese puesto en la República Dominicana después de Donna Hrinak, embajadora entre 1994-1997 y quien dejó pocos afectos. Eso no te resta méritos ni condiciones. Has tenido una historia política relevante, primero como demócrata y después de 1986 en el Partido Republicano. Tú y tu esposo, Mr. Richard Bernstein, aportaron esfuerzos y fondos para lograr el triunfo de Trump. Sé que aceptaste ese reto por una petición personal del presidente, como amigo familiar. Ya se comenta de tus sensibilidades caritativas.
Te escribo para decirte lo que quizás pocas personas te comenten, al margen de los informes que ya has recibido del Departamento de Estado. Este país es pequeño pero complejo. Lo controlan los oligopolios económicos dominados por 46 familias que atesoran más de la mitad de su riqueza. Siempre ha sido así y no creo que eso cambie; al contrario, las distancias sociales se ensanchan y el modelo económico está deliberadamente diseñado para que los ricos se hagan más y los pobres permanezcan así o regresen a la indigencia. Te hablarán maravillas de la economía dominicana como líder de la región caribeña y centroamericana; te dirán que hemos tenido una tasa sostenida de crecimiento de más del cinco por ciento en los últimos veinte años; te darás cuenta, en el mismo teatro de la realidad, que ese “crecimiento” ha sido una burbuja y que solo ha aprovechado a unos pocos o a los mismos que concentran el poder económico, esos que guardan sus reservas en la banca de tu país o en paraísos fiscales, porque ni ellos mismos están seguros de que un clima tan desigual puede sostenerse en el tiempo sin crear tensiones sociales. Pero lo peor es que hacen muy poco para evitar su estallido. Viven con la misma placidez que los colonos ingleses en la India del siglo diecinueve.
Debes saber que la Embajada de los Estados Unidos es el primer poder fáctico en la República Dominicana. Sus posiciones, más que influyentes, son decisivas en la política. El embajador estadounidense en este país es un centro de alto mando. Por eso todos quieren estar bien y alineados con los intereses de Washington. Me avergüenza decirte que la cancelación del visado por el Departamento de Estado es más temida que una sentencia de un tribunal dominicano.
Recibirás invitaciones a cenas, recepciones y fiestas. Muchos querrán exhibirte sus casas y jardines para impresionarte; otros invitarán a tu esposo a conocer sus inversiones para armar o limpiar “socialmente” sus negocios. Cuídate. No creo que a una persona de tu fortuna puedan deslumbrarla. En el fondo, lo que buscan es lo mismo: gozar de tu simpatía y aprovechar tus relaciones. Si revelas tus planes para trabajar con la pobreza no faltará la disposición de finas damas de la socialité para hacer actividades filantrópicas que les darán portadas a las revistas sociales. Te aseguro que pocas veces han cargado a un mocoso apestoso lleno de parásitos, pero ¡God bless America!
Llegas a uno de los países más corruptos del mundo. Esa debe ser la agenda central del Gobierno de los Estados Unidos. No hay otro punto más crítico, apremiante ni inminente. Cualquier acuerdo de colaboración, al margen de los instrumentos provistos por las convenciones internacionales, debe considerar la lucha contra la impunidad como alta prioridad.
El partido en el poder ha creado una poderosa plutocracia y, mediante el control de todos los poderes públicos, ha garantizado la impunidad de sus prácticas corruptas. Se estima que la corrupción nos arrebata entre el cuatro y el cinco por ciento del PIB. Recientemente con el caso Odebrecht se supo que este Gobierno permitió y facilitó las operaciones en el país de su centro mundial de sobornos. Desde aquí se manejaban las cuentas de repartos de coimas hacia todos los países donde la compañía brasileña licitaba y ejecutaba obras públicas. El presidente de la República, Danilo Medina Sánchez, fue asesorado en sus campañas electorales por el cerebro estratégico de Odebrecht Joao Santana, actualmente preso en Brasil. El procurador de la República, que es un subordinado del Ejecutivo, no ha movido un dedo en esa investigación, la misma que en otros países ha conducido a prisión a expresidentes.
El caso de Odebrecht que actualmente se ventila en la Justicia tiene vertientes más profundas que involucran a otra gente; el Ministerio Público ha hecho un ejercicio selectivo en su acusación. El único imputado en este caso no es Ángel Rondón, quien ha sido perjudicado por el Departamento de Estado con la prohibición de entrada al territorio estadounidense. Esa medida debe ser igualmente aplicada a otros tantos políticos y contratistas, socios locales y vinculados a Odebrecht. Una lista negra para la cancelación masiva de visados sería un gran golpe, y no hablo de una cacería de brujas; total, esa es una facultad potestativa del Departamento de Estado. Debes escuchar a sectores sanos de la sociedad dominicana para conocer sus impresiones, especialmente a organizaciones cívicas que no representen a intereses sectoriales.
Debes manejar con sospechas y prudencia tus relaciones en el país. Detrás de cada fortuna hay una historia y sus dueños serán los primeros en extenderte sus manos en las recepciones diplomáticas. Esos que aparecerán en la lista de invitados. ¡Bienvenida!
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joseluistaveras2003@yahoo.com