Inflación ha sido, con toda seguridad, el concepto más utilizado por los medios de comunicación y la opinión pública internacional una vez el planeta comenzó a superar los efectos de la pandemia del covid-19. Las previsiones de que un desfase entre la oferta y la demanda generaría un alza en los precios, por los problemas de transporte y materias primeras, se hicieron realidad.
Los gobiernos de todo el mundo tuvieron que actuar rápido con medidas contracíclicas para moderar el impacto de lo que, con certeza, era inevitable. La estrategia de expansión monetaria de los bancos centrales, con el objetivo de mantener vivo el consumo, fue una jugada que apostó a la recuperación económica, echando de lado sus efectos colaterales. La inflación, azuzada ahora también por la guerra entre Ucrania y Rusia, ha obligado a revisar a la baja las proyecciones para el crecimiento mundial en torno al 3.6%, tanto para 2022 como para 2023.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) lo ha dejado lo suficientemente claro: Los efectos de la guerra se propagarán a lo largo y ancho del mundo, sumándose a las presiones sobre los precios y exacerbando graves problemas para las políticas. Si ya la economía venía sufriendo por los efectos directos de la pandemia, y a pesar de ello recuperándose de manera rápida, las perspectivas económicas mundiales han sufrido un grave revés, debido, en gran medida, a la invasión rusa de Ucrania.
El FMI también ha asegurado que el alza de precios de los alimentos y los combustibles perjudicará a los hogares de menores ingresos de todas las regiones del mundo. Sostiene que la inflación se ha convertido en un riesgo claro e inminente para muchos países. “En Estados Unidos y algunos países de Europa ha alcanzado máximos inéditos en más de 40 años, en medio de escasez de mano de obra”, afirma el órgano financiero. La entidad no descarta que los aumentos de precios de los alimentos y los combustibles generen malestar social en las naciones más pobres.
El panorama es retador para los gobiernos. En lo que respecta a República Dominicana, cuya economía es hiperdependiente de los combustibles importados, el peso ha sido mayor, toda vez que las autoridades han tenido que destinar alrededor de RD$20,000 millones para subsidiar los precios de los combustibles durante los últimos 18 meses, evitando que el impacto de la inflación en la población sea mayor. Sólo en 2021, se destinaron RD$15,360 millones cuando se agregan RD$2,400 millones que había como deuda pendiente con importadores.
A principios del mes pasado, el presidente Luis Abinader anunció que el gobierno decidió subsidiar los combustibles con el parámetro de que mientras el precio del West Texas Index (WTI) esté por encima de US$85.00 por barril y por debajo de US$115.00, los precios internos de los hidrocarburos se mantendrán sin variación con referencia al nivel del 4 de marzo de este año. Sin embargo, dijo que cualquier movimiento por encima de ese rango por barril será traspasado a los precios internos, sin la inclusión del impuesto ad-valorem.
“Con esta medida, que tendría una duración inicial de cuatro meses, el Gobierno seguiría asumiendo un sacrificio fiscal mínimo permanente de por lo menos entre RD$600 millones y RD$1,000 millones semanales, que representan aproximadamente entre RD$2,400 millones y RD$4,000 millones mensuales o, lo que es lo mismo, entre unos RD$9,600 millones y RD$16,000 millones durante su aplicación”, dijo Abinader.
La otra decisión del Gobierno fue aumentar el programa de subsidio directo al sector transporte implementado por el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), para evitar el incremento de los precios de ese servicio.
El jefe de Estado reveló, además, que se estaría aplicando un subsidio de hasta un 10% en las importaciones de maíz, trigo, soya, harina y grasa vegetal por seis meses, lo que implicaría la erogación de aproximadamente RD$3,000 millones.
“Desde agosto de 2020 a la fecha se han aumentado en un 2% del PIB los montos invertidos en gastos sociales, lo que representa RD$150,000 millones adicionales para estos fines”, aseguró Abinader en su discurso.
Abinader garantizó que, mientras se supera la crisis, se mantendría en contacto directo y constante con el liderazgo de las asociaciones empresariales, productores, mayoristas, minoristas, comerciantes e importadores, para promover medidas que salvaguarden la economía de los más desposeídos y evitar que la clase media se vea aún más perjudicada.
El Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), en un análisis de la crisis global de precios, ubica en tres grupos las razones de la inflación global, la cual ha puesto a los gobiernos a repensar sus estrategias de dinamización económica mientras mantiene los subsidios a sectores clave. En primer lugar, destaca la realidad de la pandemia y pospandemia. Esta variable, explica, provocó un desfase entre la oferta y la demanda global, desastres en las cadenas de valor, aumentos en un 56.6% en el precio del petróleo de referencia local y cercano al 470% en el costo de los fletes.
La otra razón está en el conflicto generado por la invasión a Ucrania de parte de Rusia. En este orden, indica, hay una mayor incertidumbre y reducción en la oferta mundial de petróleo, cuya cotización supera los US$100 por barril y, además, hay una disrupción en el comercio del trigo, maíz y aceite de girasol.
En este contexto también aparece, según el MICM, la sequía en América Sur, lo que ha generado problemas en la producción agrícola en Argentina y Brasil, especialmente en la soya y otros productos primarios. Esto, a su vez, ha provocado un impacto secundario en la comercialización de cárnicos y derivados.
Y hay más. La cotización del barril del WTI está en un 74.5% por encima de su nivel de prepandemia, mientras que el índice de precios de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) alcanzó su máximo histórico el mes pasado, ubicándose un 58% sobre los niveles de antes de la pandemia. Además, la mayoría de los países de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, República Dominicana, Perú, México) exhiben tasas de inflación por encima de los niveles de sus rangos meta, que ronda entre 3.0% y 4.5%.
En lo que compete a Estados Unidos, su inflación interanual se ubicó en 8.5%, superando en cuatro veces la meta promedio de 2.0% de la Reserva Federal a largo plazo, al igual que la Unión Europea, cuyos precios han sido los más altos desde la salida del euro.
Buenas nuevas
El Banco Central de República Dominicana (BCRD) y el MICM consideran que la economía ha mostrado una alta resiliencia a pesar de los choques externos. La estimación de crecimiento se ubica en 5.0% para finales de 2022, mientras que en 2021 la tasa de crecimiento de la formación bruta de capital fijo registró niveles históricos, al llegar al 22.2%, cifra más en los últimos 13 años, explicando el 49% de la expansión de 10.5% que experimentó el producto interno bruto (PIB) el año pasado.
El BCRD, destaca, que la reactivación económica ha sido impulsada por una rápida recuperación de la demanda mundial en un entorno de oferta global limitado por la interrupción en la cadena de suministros y por aumentos sostenidos en los precios de las materias primas y del transporte de mercancías. “Este desfase entre la oferta de productos y la demanda ha generado una alta inflación de carácter global que se ha transmitido a una gran parte de las economías”, destaca.
En el caso de algunas economías emergentes como la República Dominicana, la institución monetaria señala que la inflación doméstica se ha visto afectada por el alza de precios de algunos insumos muy utilizados en la producción local, como el petróleo, el maíz, el trigo y la soya, a la vez que las empresas han confrontado altos costos de fletes y seguros en un mercado donde el precio promedio mundial de transportar un contenedor se ha incrementado de unos US$2,000 antes de la pandemia, a más de US$10,000 en la actualidad.
El BCRD explica, en un análisis que hace sobre la crisis de precios, que en el largo plazo la inflación es un fenómeno monetario, como afirmara en su momento el ganador del Premio Nobel Milton Friedman.
No obstante, indica, en el corto plazo, los precios pueden aumentar por distintas razones, siempre relacionadas con factores que provocan excesos de demanda o falta de oferta en distintos mercados. “Tal es el caso de choques relacionados con el comportamiento de la política fiscal, las condiciones meteorológicas o el panorama político de cada país. Más allá de estos elementos, las economías experimentan inflación importada cuando los precios presentan alzas sostenidas en los mercados internacionales, tal y como ha ocurrido en la coyuntura actual”, explica.
Las autoridades monetarias dominicanas, en todo caso, destaca que la inflación es un proceso que estaría vigente durante todo este año, razón por la cual los bancos centrales han comenzado a aumentar tasas de interés, aprovechando la consolidación de la reactivación económica.
Impacto local
De acuerdo con un análisis del Banco Central dominicano, en Estados Unidos la inflación interanual alcanzó 6.8 % en noviembre 2021, el nivel más alto desde 1982, impulsada por el incremento en los precios de los combustibles, particularmente el fuel oil (59.1%) y la gasolina (49.6%). Ante esta situación, la Reserva Federal (FED) anunció en la primera semana de noviembre el inicio del retiro gradual del estímulo monetario con una reducción de US$15,000 millones en sus compras netas mensuales de activos, entre otras medidas que serán implementadas en los meses siguientes. De hecho, las autoridades monetarias estadounidenses incrementaron su tasa de política monetaria a 0.25%, por primera vez desde 2018.
Por otro lado, la Zona Euro (ZE) que al cierre de 2020 enfrentaba un proceso deflacionario también ha presentado un incremento sostenido del nivel de precios, situándose la inflación interanual en 4.9% en noviembre del año pasado, el nivel más alto alcanzado desde la creación de esta área monetaria común en 1999. La situación ha seguido igual en este año y se ha agravado con la crisis provoca por la invasión rusa en Ucrania. A pesar del crecimiento acelerado de la inflación en la eurozona, el Banco Central Europeo ha decidido mantener su política expansiva hasta tanto mejoren las condiciones del mercado laboral y se consolide la reactivación.
De acuerdo con el análisis del BCRD, las economías emergentes presentan una mayor volatilidad en la inflación que los países desarrollados, debido a que tienen menor resiliencia a los choques externos que las economías avanzadas.