Riesgo financiero del gobierno
Por Félix Santana García
Las finanzas, arte y ciencia de administrar el dinero, las cuales proporcionan importantes, eficientes y efectivas herramientas que permiten hacer buen uso del dinero a través del tiempo, siendo la meta principal de estas la maximización de las utilidades de las empresas y, su enfoque, la garantía de flujos de efectivos positivos para hacer frente a los flujos de fondos negativos.
Esta ciencia procura que una institución siempre disponga de la liquidez necesaria y busque la rentabilidad esperada con el propósito de que el dinero preserve su valor en el tiempo ya que este se ve afectado por la depreciación o devaluación periódica debido a los cambios de precios, tasas de interés, tipo de cambio y nivel de producción que se dan en el mercado.
Un individuo, una familia, una empresa, un gobierno local o nacional que privilegie la presupuestación de todas sus actividades debe planificarlas y controlarlas, a los fines de poder prever lo que ha de suceder y comparar los objetivos formulados con los ejecutados así como poder decir donde se está y hacia donde se supone que se debe estar en un tiempo determinado.
Los gobiernos como las empresas al apalancarse o endeudarse deben calcular con mucha precisión su costo de capital promedio ponderado o el promedio del precio por el cual les está saliendo el dinero que captan para el financiamiento de sus operaciones.
Una vez estos se apalancan deben evitar por todos los medios que se presenten los riesgos operativos y financieros, siendo estos últimos el que más aversión produce entre los ofertantes de recursos financieros a favor de los demandantes.
De por sí, cuando se produce el endeudamiento producto de una mala gestión administrativa surge el riesgo financiero el cual se caracteriza porque el prestatario no honra oportunamente las obligaciones de pagar los intereses y amortizar el capital prestado dando lugar a la incertidumbre entre los inversionistas.
Conforme los conceptos anteriores es preocupante que la República Dominicana se encuentre inmersa en una situación delicada en el manejo de sus finanzas públicas ya que no hay un año de los últimos once que sus presupuestos no reflejen faltantes o déficits.
Cada año es un dolor de cabeza por el hecho de que el Presupuesto General del Estado no presenta cifras por lo menos equilibradas ya que siempre sus ingresos se encuentran por debajo de sus gastos dando lugar a los conocidos déficits que necesariamente llevan al gobierno a endeudarse lo cual compromete el futuro de sus habitantes.
Ya se habla de que el déficit fiscal del presente año el cual originalmente se calculó en unos RD$77,000 millones o el 2.4% del Producto Interno Bruto (PIB) pueda dispararse a final del año como resultado de los altos compromisos que se generan por regalos, por ser un año preelectoral, demandas de los distintos sectores que requieren del cumplimiento de promesas que hasta ahora no han sido satisfechas, publicidad, intereses de préstamos y el consabido gasto clientelista.
El presente gobierno como los anteriores del Partido de la Liberación Dominicana se ha podido administrar mal que bien ante un pueblo con casi todas sus necesidades insatisfechas porque ha primado en sus ejecutorias promesas tras promesas que solo se enuncian pero que no se cumplen.
Es una gestión basada en la mentira ya que casi todo lo que dice que se ha hecho se queda en el papel de los periódicos o en las ondas hertzianas o en el aire dejando a muchos viviendo solo de promesas.
Se habla de que el gobierno dominicano ha disminuido el desempleo, pero no se dan detalles de los nuevos empleos, nombres de personas, cédulas, lugar o puestos de trabajo que ocupan, no se honran las promesas de sus visitas sorpresas realizadas a parajes, comunidades y pueblos aparte de que no se dan detalles fehacientes acerca de las mismas.
No se hacen visitas sorpresas a barrios, hospitales y otros lugares donde realmente falta de todo, se esconden informaciones violando la Ley General No. 200-04 de Libre Acceso de a Información Pública, entre otras irregularidades. Se queda en el tintero, en los medios de comunicación y en el rumor público pero del dicho al hecho tremendo trecho, todo se sustenta en la mentira o demagogia. Como dice el pueblo en hacer bulto o hacer coro o presentar mucha espuma y poco chocolate.
En realidad es una ejecutoria gubernamental basada en la demagogia, en el sensacionalismo y en el golpe de efecto para decir que se hace pero en el fondo no se cumple con nada.
Y lo grande de todo ello es que el actual gobierno desea que el pueblo lo gratifique con un período más para seguir haciendo lo mismo.
Todo lo que se hace es a base de dinero ajeno o prestado con un alto costo para el país al extremo de que casi la mitad de los ingresos tributarios se va en pago de intereses y amortización (servicio de la deuda).
Ya se teme que pronto el país caiga en default o incumplimiento de su compromiso financiero o mejor conocido como riesgo financiero. Mientras esto ocurre el país se distrae con las negociaciones partidistas que se anteponen o se les da mayor importancia que a las soluciones de las grandes necesidades del pueblo más vulnerable.
Una vez dijo Vladimir Lenin (político ruso), ¿qué hacer? y hoy se tiene ya la respuesta: proceder a cambiar los paradigmas existentes y si no está roto rómpalo (R.J. Kriegel y L Patle).
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
14 de septiembre de 2015. SANTO DOMINGO