Los días previos a cada cumbre internacional de alto nivel siempre son un hervidero de expectativas sobre los presentes y los ausentes por el significado que encierran las asistencias. El XXVIII encuentro de los 22 países de la Comunidad Iberoamericana que se celebra este viernes y sábado en Santo Domingo es una cita crucial por su agenda -que abarcará la lucha contra el cambio climático, la migración, la economía y la integración regional-, pero también lo será por el mensaje geopolítico de su foto de familia. Después de que la anterior edición de la cumbre, que se desarrolló en Andorra en 2021 de forma esencialmente telemática por la pandemia de covid-19, la Secretaría General Iberoamericana encabezada por el exanciller chileno Andrés Allamand espera por el momento la llegada de 16 jefes de Estado, mandatarios y vicepresidentes. Entre ellos, este miércoles estaba confirmada la participación del colombiano Gustavo Petro, el chileno Gabriel Boric o el argentino Alberto Fernández y seguía programada la participación del cubano Miguel Díaz-Canel. En cambio, los dos países con mayor PIB y población de Latinoamérica, Brasil y México, no estarán representados por sus presidentes.
Luiz Inácio Lula da Silva, que asumió el cargo hace menos de tres meses y está tratando de recuperar el prestigio internacional del gigante iberoamericano tras el mandato de Jair Bolsonaro, tenía ya agendada una visita a China decisiva para los intereses económicos del país. Lo sustituirá en República Dominicana el titular de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, quien tiene el propósito de reafirmar el compromiso brasileño con un nuevo impulso de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), sumándose así al reciente planteamiento de Argentina. Tampoco asistirá Andrés Manuel López Obrador y, aunque esta decisión no supone una novedad, en esta ocasión ha cancelado su asistencia también el canciller, Marcelo Ebrard. La delegación de México estará encabezada por un subsecretario, Maximiliano Reyes, a cargo del departamento de América Latina y el Caribe.
Nicolás Maduro es otro de los mandatarios que suele generar expectación en las citas internacionales. El presidente de Venezuela buscó hace dos años protagonismo en la última reunión de la organización, pero finalmente canceló a última hora en medio de una oleada de críticas a su Gobierno. Y el pasado enero se bajó in extremis de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) por temor a unas “agresiones” a la delegación venezolana y a las protestas de opositores. Maduro afronta estos días un escándalo de corrupción interna en la petrolera estatal, Pdvsa, que forzó el lunes en la renuncia del ministro de Petróleo, Tareck El Aissami. Fuentes del Ejecutivo bolivariano consultadas por EL PAÍS indicaban este miércoles que todavía no contaban con la agenda del presidente en la cumbre. Con estas premisas, la previsión más realista es que Caracas envíe al canciller Yván Gil.
Miguel Díaz-Canel, en cambio, sigue en agenda. Las autoridades cubanas convocaron para el domingo a unas elecciones legislativas cuya única incógnita será los índices de abstención y los últimos pronunciamientos del presidente han tenido que ver con eso, con el llamamiento al voto que ha hecho este miércoles citando a Fidel Castro. No obstante, el Gobierno de la isla ya está presente en la Cumbre Iberoamericana. Así lo ha confirmado a través de las redes sociales Rodolfo Benítez, director general Asuntos Multilaterales de la Cancillería: “[La] delegación cubana participa hoy en reunión de coordinadores nacionales y responsables de cooperación de Iberoamérica en Santo Domingo Nos alistamos para la XXVIII Cumbre Iberoamericana, prevista para el 25 de marzo bajo el lema: Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible”.
Quienes sí confirmaron hace días su asistencia al encuentro de la Comunidad Iberoamericana son los presidentes de Colombia, Chile y Argentina. Tanto Petro como Boric y Fernández son especialmente sensibles a la proyección internacional de sus Gobiernos. Los tres, además, tendrán un respiro de las tensiones políticas internas. Boric ya ha confirmado que abordará en la cumbre un tema clave para su Administración, que acaba de cumplir un año y se resiente de un importante desgaste de popularidad: la migración y el control de la llegada de extranjeros, sobre todo venezolanos. Ambos coincidirán con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, el rey Felipe VI, el primer ministro de Portugal, António Costa, y al alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, invitado especial del cónclave.
Dina Boluarte, al frente del Gobierno de Perú desde el intento fallido de autogolpe de Pedro Castillo, el pasado 7 de diciembre, tampoco estará en República Dominicana mientras arrecian las críticas contra su gestión de las protestas y las investigaciones de los abusos policiales. Sí se espera el presidente del país vecino, Bolivia. Luis Arce se suma al de Ecuador, Guillermo Lasso, el de Paraguay, Mario Abdo, la de Honduras, Xiomara Castro, que será la única mujer entre los altos cargos, o el de Costa Rica, Rodrigo Chaves.
El régimen de Daniel Ortega, que aceleró su escalada represiva contra la oposición y ya es de facto un modelo de partido único, está cada vez más aislado en el tablero internacional. Aun en las antípodas ideológicas, también el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha optado por emprender una embestida sistemática contra la críticas a su política de seguridad y penitenciaria, que ha logrado acorralar a las pandillas como la Mara Salvatrucha y el Barrio-18 a costa de un sostenido deterioro de los derechos humanos. Este, en todo caso, estará representado en principio por su vicepresidente, Félix Ulloa.
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