POLÍTICA Y SOCIEDAD
El discurso maléfico cayó vencido
La Palabra llevó al discurso y la lógica se estructuró en su mente (logos griego) para cumplir con mejores relaciones sociales en la comunidad primitiva, constituyendo así una comunidad de hablantes.
Por NOLBERTO LUIS SOTO 09-08-2020 00:02Atravesando la extensa trayectoria de la cultura en la historia humana, en sus primeros balbuceos prendió la Palabra y con esta el Ser, su identidad en el reconocimiento de su unidad y la del otro: el diálogo. La Palabra llevó al discurso y la lógica se estructuró en su mente (logos griego) para cumplir con mejores relaciones sociales en la comunidad primitiva, constityendo así una comunidad de hablantes.
Lo probable fuera que en principio el discurso aunque basado en necesidades primitivas de los pobladores originarios no se manifestara siguiendo validaciones en función de lo verdadero o lo falso, sino en conjeturas o curiosidades guiadas por la ignorancia. El problema no era para el hombre primitivo la estructuración de un discurso verdadero o un discurso falso.
El mundo griego y el romano dieron al discurso un lugar preponderante, porque la palabra para ellos era la máxima expresión del Ser, descubrir su naturaleza, su esencia última, su inclinación vehemente por hallar la Verdad, por descubrir los fueros misteriosos del universo y sus leyes.
En esa tarea se producen los más disímiles argumentos o discursos en las obras que hoy conocemos como joyas inmarcesibles del tesoro de la humanidad en tanto literatura y filosofía. Aristóteles, Sócrates, Platón, Demóstenes, Cicerón y una cadena sin fin de genios de la palabra, que en su bella lógica formaron los discursos.
Algunos hicieron del discurso el sofisma para engatusar en sus argumentos a los otros; empero los restantes, comprendidos en el lado adverso, en la fuerza vigorosa de su discurso todo un poder político o disuasivo, como Las Catilinarias de Cicerón, que derribó gobernantes en el Imperio Romano, aunque cayo vencido a muerte por por el atrevimiento poderoso de su arma filosa: el discurso, su única herramienta superior al poder político y patrimonial de entonces.
Michael Foucault en su obra El Orden del Discurso trata con especial interés el tema en cuestión y traza la línea de comportamiento de los hacedores del discurso para emprender la tarea de denunciar la naturaleza del discurso verdadero y el discurso falso. Cuestión que aborda con suficiente pasión, inclinado por poner al descubierto aquellos discursos que persiguen engañarnos presentándose en su apariencia como verdad. El mismo nos sentencia: " no quería tener que entrar en este orden azaroso del discurso; no querría tener relación con cuanto hay en el de tajante y decisivo ; querría que me rodeara como una transparencia apacible, profunda, indefinidamente abierta, en la que otros respondieran a mi espera, y de que brotaran las verdades,,," (Foucault, p. 12). Es como reconocer que en las palabras, en el discurso, se traduce induablemente la lucha, la discordia y por secuela el peligro.
Dos bandos se enfrentaron en Dominicana, tal como ha acontecido en el pasado, y esto recientemente,donde el discurso de una parte se manifestó con transparencia, tal como Foucault expresa, además de esa pedida condición reiterada, su discurso lo movía la planificación y una virtual plataforma programática, acogida por toda la Nación como un discurso válido y sesudo; el otro era una palabra corta, imprecisa y sin argumento alguna, carente de sistema discursivo y hasta enfermizo, desdicho por la fuerza de la realidad de los hechos, que todavía al nacer estos comentarios, andan fundados en la corrupción más deleznable y perversa que transición de mando haya conocido en nuestra amarga historia. Al final, sin discurso el candidato oficial acudía al derroche, a la plata y al patrimonio estatal, que quedo vencido y atrapado en el despertar del discurso silencioso de una gran parte de la sociedad dominicanahttps://acento.com.do/opinion/el-discurso-malefico-cayo-vencido-8847594.html
NOLBERTO LUIS SOTO
Profesor
Embajador acreditado en Panamá, 86-87. Embajador acreditado en Ecuador, 2000-2002. Diputado al Parlacen, Director Gral. Biblioteca Nacional. Rector Uteco (Universidad de Cotuí). Vicedecano Facultad de Humanidades,UASD, Prof. Meritísimo UASD. Lic. en Filosofía y Letras, Posgrado en Diplomacia y Relaciones Internacionales, Maestría en Epistemología y Metodología (UNAM), México. Estudios Doctorales en Intervención Social, Universidad Oviedo, España. Escritor.
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