Violencia y Crecimiento Económico en Latinoamérica: Un Obstáculo Persistente
La violencia y el crimen organizado son problemas endémicos que han frenado el crecimiento económico de Latinoamérica durante décadas. Según el Banco Mundial, la región enfrenta niveles alarmantemente altos de violencia letal vinculada al crimen organizado, con tasas de victimización tres veces superiores al promedio mundial y tasas de homicidios ocho veces superiores. Este panorama sombrío no solo afecta la seguridad de los ciudadanos, sino que también tiene profundas implicaciones económicas.
El crimen organizado ejerce una gobernanza sobre los territorios, reemplaza funciones estatales, financia sus actividades mediante extorsión y debilita la democracia a través de la captura del Estado. La frecuencia con que los países de la región aparecen entre aquellos con más consultas sobre “crimen organizado” ha aumentado significativamente, reflejando una creciente preocupación global.
William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, afirma que combatir la delincuencia organizada no es solo una cuestión de aplicación de la ley; es una prioridad de desarrollo. La violencia debilita la gobernanza, distorsiona la inversión y exacerba la desigualdad. Para evitar que se convierta en un lastre permanente para el crecimiento, es imperativo abordar este problema de inmediato.
El auge del crimen organizado en la región se deriva de factores como la creciente demanda mundial de bienes ilegales, intervenciones gubernamentales que han reconfigurado las redes criminales y la pandemia de Covid-19, que permitió a estos grupos consolidar su poder en zonas donde la presencia estatal es débil. Entre otros desafíos, los países de la región tienen excesos o deficiencias de capacidad policial, así como fallos en su entrenamiento.
En Latinoamérica y el Caribe, el tamaño de las fuerzas de policía oscila entre 173 por cada 100.000 habitantes en Honduras y 968 por cada 100.000 en San Vicente y las Granadinas. Además, los niveles de encarcelamiento superan a los de la mayoría del mundo, con El Salvador con tasas excepcionalmente altas. No obstante, solo el 23% de los reclusos ha recibido sentencia en ese país. Las altas tasas de encarcelamiento no siempre corresponden a menos crimen, ya que en la región estas cárceles también funcionan como “zonas seguras” para los líderes criminales y como centros de reclutamiento y entrenamiento para nuevos miembros de bandas criminales.
Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, señala que el crimen organizado está proliferando rápidamente en toda la región, trascendiendo las fronteras nacionales y convirtiéndose en una amenaza generalizada. Este problema exige un diálogo regional y global para impulsar soluciones y movilizar nuestra experiencia y recursos colectivos.
En este marco, el Banco Mundial insta a consolidar una agenda diseñada para fortalecer la capacidad del Estado contra la delincuencia organizada, incluyendo reformas policiales, la mejora de los sistemas penitenciarios y el fortalecimiento de los procesos judiciales. Las políticas económicas son fundamentales en el combate contra la delincuencia organizada, al impulsar el crecimiento, fomentar reformas que generen empleo y ofrecer a los jóvenes alternativas a través de una mejor educación y capacitación laboral.
República Dominicana: Un Faro de Esperanza en Medio de la Tormenta
En contraste con el panorama sombrío de la región, República Dominicana (RD) se posiciona como una de las pocas excepciones positivas. Según el Banco Mundial, RD registrará un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 4% en 2025, colocándose solo por detrás de Argentina, que liderará la región con una proyección de 5.5%. En contraste, Haití enfrentará una disminución del PIB de 2.2%.
América Latina será la región de menor crecimiento del mundo, con una expansión estimada de apenas 2.1%, debido a presiones inflacionarias, desaceleración global, baja inversión y niveles de deuda pública persistentemente altos. Sin embargo, la economía dominicana destaca por su resiliencia, diversificación y manejo macroeconómico relativamente estable.
El Banco Mundial señala varios pilares fundamentales que sostienen el crecimiento de RD: dinamismo en el turismo, inversión extranjera directa robusta, estabilidad macroeconómica y confianza empresarial. A pesar de desafíos institucionales, estos factores han permitido a RD mantener un crecimiento sostenido en un entorno marcado por la desaceleración global.
No obstante, persisten riesgos significativos para RD, como la vulnerabilidad climática, la dependencia de sectores sensibles y la desigualdad social. Estos retos estructurales deben ser abordados para asegurar una mayor inclusión y sostenibilidad del crecimiento.
Mientras que países como Brasil, México y Chile presentan proyecciones moderadas —entre 1% y 2.5%—, RD sobresale por mantener un crecimiento sostenido. La estimación del Banco Mundial para 2025 supera incluso las previsiones internas del Ministerio de Economía y de organismos multilaterales como el FMI, que sitúan el crecimiento entre 3.5% y 3.8%.
En conclusión, mientras la violencia y el crimen organizado continúan frenando el crecimiento económico de Latinoamérica, República Dominicana emerge como un ejemplo de resiliencia y esperanza. La región debe aprender de los éxitos y desafíos de RD para construir un futuro más seguro y próspero para todos sus ciudadanos.
Con información de (Bloomberg y Banco Mundial)
Luis Orlando Díaz Vólquez @GUASABARAeditor