Política Senasa y PRM: la confianza no se defiende, se atiende
Operación Cobra entró a Senasa sin pedir permiso.
Gabriel del Gotto | 16.12.2025
| Gabriel del Gotto |
En República Dominicana el prestigio político se parece a una tarjeta de seguro: tú no la miras cuando todo está bien. La buscas cuando la vida aprieta. Por eso Senasa no es una simple oficina: es un pacto doméstico, un sistema nervioso de la gente.
Y de pronto ese pacto se ensucia.
Operación Cobra entró a Senasa sin pedir permiso. Un tribunal impuso 18 meses de prisión preventiva al exdirector Santiago Hazim y a otros imputados, y declaró el caso complejo. Además, según lo presentado en audiencia, tres imputados admitieron sobornos vinculados a funcionarios. En la mente del ciudadano eso no se procesa como tecnicismo: se procesa como desconfianza.
Ahí es donde el PRM recibe el golpe real. No porque el partido sea Senasa, sino porque en política el humo siempre llega al gobierno. El presidente Abinader respondió con su línea institucional: investigación, justicia y recuperación. Instruyó que SeNaSa se constituya en actor civil para recuperar lo robado y afirmó que el caso seguirá hasta el final. Correcto. Pero no basta.
Porque la popularidad no siempre se desploma. A veces se drena. La gente no se pasa a la oposición: se va al “ninguno”. Y ese “ninguno” crece. La encuesta ACD Media de octubre 2025 reportó que 48.1% no simpatiza con ningún partido, mientras el PRM marca 27.8%. En ese clima, un caso como Senasa acelera el cansancio. Y el riesgo es que el año que viene esa desconfianza se convierta en trámite: que el contributivo empiece a irse en silencio.
La salida, entonces, no puede ser solo castigo. Tiene que ser servicio. La solución pasa porque desde hoy SeNaSa funcione mejor que nunca: autorizaciones sin viacrucis, farmacias sin laberintos, respuesta humana, trámites rápidos. Que los estados de cuenta estén al día. Que lleguen programas nuevos que se sientan en la calle, no en notas de prensa.
En salud, la credibilidad no se declama. Se atiende. Y la política, cuando aprende eso, deja de vender relatos y empieza a recuperar confianza.
https://hoy.com.do/opinion/senasa-prm-confianza-defiende-atiende_1070092.html
Comentario Luis Orlando Díaz Vólquez
Confianza, servicio público y gobernanza: El caso SeNaSa y su impacto político
La confianza institucional es uno de los pilares más frágiles en cualquier democracia, especialmente cuando se trata de servicios esenciales como la salud. El reciente escándalo en el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa), vinculado a la Operación Cobra, ha puesto en evidencia que la credibilidad no se sostiene con discursos ni con tecnicismos judiciales, sino con acciones concretas que devuelvan al ciudadano la sensación de seguridad y eficiencia. Cuando la corrupción toca un sistema que representa protección social, el daño trasciende lo legal: se convierte en una herida en el contrato social.
La respuesta del gobierno ha sido correcta en términos normativos: investigación, sanción y recuperación de lo robado. Sin embargo, la experiencia comparada y la percepción ciudadana demuestran que la justicia, por sí sola, no basta para recomponer la confianza. El verdadero desafío es transformar la crisis en oportunidad para mejorar la calidad del servicio. En salud, la credibilidad se construye en cada trámite, en cada autorización que no se convierte en viacrucis, en cada farmacia que deja de ser un laberinto, en cada programa que se siente en la calle y no solo en comunicados oficiales.
El impacto político de este caso no se traduce necesariamente en un fortalecimiento de la oposición, sino en el crecimiento del “ninguno”, esa categoría que refleja desafección y cansancio. Cuando casi la mitad de la población declara no simpatizar con ningún partido, el riesgo no es solo electoral: es sistémico. La gente no abandona la política para irse a otro color, sino para retirarse del juego, y ese vacío erosiona la legitimidad democrática. Si la confianza no se atiende, la fuga silenciosa de afiliados y contribuyentes puede convertirse en un trámite irreversible.
Por eso, la salida no puede limitarse a la narrativa anticorrupción. Debe incluir una estrategia integral de servicio: procesos transparentes, auditorías externas, digitalización de trámites, programas territoriales verificables y contratos blindados contra la opacidad. La gobernanza efectiva se mide menos por la retórica y más por la experiencia del ciudadano. En salud, como en democracia, la confianza no se defiende: se atiende. Y cuando la política entiende esto, deja de vender relatos y empieza a recuperar legitimidad./
Senasa y PRM: Entre la confianza institucional y la gobernanza democrática
Por Luis Orlando Díaz Vólquez
El texto de Gabriel del Gotto plantea una tesis central: la confianza en las instituciones públicas no se defiende con discursos, sino con acciones tangibles que garanticen servicio y transparencia. Este argumento se inscribe en una problemática más amplia sobre la relación entre corrupción, legitimidad política y gobernanza en América Latina.
1. La confianza como capital político
Del Gotto utiliza una metáfora poderosa: el prestigio político como una tarjeta de seguro que solo se busca en momentos de crisis. Esta imagen conecta con la teoría del capital social (Putnam, 1993), donde la confianza institucional es un recurso acumulativo que sostiene la estabilidad democrática. Cuando ocurre un escándalo como “Operación Cobra”, ese capital se erosiona, no por tecnicismos jurídicos, sino por percepciones sociales. La corrupción, según estudios del Banco Mundial, no solo afecta la eficiencia administrativa, sino que deslegitima el contrato social.
2. El impacto político: del desgaste al vacío
El autor advierte que la pérdida de confianza no siempre se traduce en un trasvase hacia la oposición, sino en el crecimiento del “ninguno”, categoría que refleja desafección política. Este fenómeno, documentado por el Latinobarómetro, indica que la erosión de credibilidad en los partidos genera apatía electoral y debilitamiento del sistema representativo. El dato citado (48.1% sin simpatía partidaria) es alarmante: sugiere un escenario de fragmentación del voto y riesgo de populismos.
3. La respuesta gubernamental: entre la norma y la praxis
El presidente Abinader adopta una postura institucional: investigación, justicia y recuperación. Sin embargo, Del Gotto señala que esto es insuficiente. Aquí emerge un dilema clásico en la teoría de la gobernanza: ¿es la sanción un mecanismo suficiente para restaurar confianza? La evidencia comparada indica que la percepción ciudadana se repara más con mejoras en la calidad del servicio que con procesos judiciales prolongados (O’Donnell, 1998).
4. Salud y credibilidad: la dimensión del servicio
El artículo concluye con una propuesta pragmática: optimizar la experiencia del usuario en SeNaSa. Esto conecta con el enfoque de accountability horizontal y vertical: la transparencia no solo se ejerce ante órganos de control, sino ante el ciudadano que evalúa la eficiencia del servicio. En términos de políticas públicas, esto implica:
- Digitalización de trámites para reducir fricciones.
- Auditorías externas y reportes públicos para reforzar la confianza.
- Programas visibles en territorio, evitando la comunicación meramente propagandística.
5. Reflexión final
Del Gotto nos recuerda que la credibilidad institucional es un bien frágil y acumulativo. En contextos de alta volatilidad política, la gobernanza efectiva se mide menos por la retórica anticorrupción y más por la capacidad de garantizar derechos básicos sin burocracia ni privilegios. En salud, como en democracia, la confianza se atiende, no se declama.
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