miércoles, 9 de julio de 2025

#tbt Hubo malestar porque rechazaron nombre de Bosch en Haití | El nombre de Juan Bosch fue retirado de la universidad donada a Haití porque sus autoridades se resistían a inaugurar el recinto con dicha inscripción.

El nombre de Juan Bosch fue retirado de la universidad donada a Haití porque sus autoridades se resistían a inaugurar el recinto con dicha inscripción.

Hubo malestar porque rechazaron nombre de Bosch en Haití

17 enero, 2012 | Panky Corcino

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El nombre de Juan Bosch fue retirado de la universidad donada a Haití porque sus autoridades se resistían a inaugurar el recinto con dicha inscripción.Así lo planteó la gobernadora de Dajabón, Esther Ramírez, quien definió como “de muy mal gusto” el conflicto que la obligó a permanecer durante todo el miércoles, previo a la inauguración, gestionando con las autoridades haitianas que aceptaran que el auditorio llevara el nombre del expresidente dominicano, como estaba colocado sobre el mural de la parte frontal del auditorio.

“Me pasé el día entero (el miércoles 11) allá en Haití, cuando vinieron unos senadores que querían que quitaran el nombre de Juan Bosch porque, según alegaban, querían que allí se pusiera el nombre de uno de los padres de la patria de ellos”, dijo Ramírez.

Explica que, en compañía de  Mícalo Bermúdez, propietario de la constructora Mar que hizo el recinto; la gobernadora de Dajabón, Sonia Mateo, y César Fernández, de la Oficina de Desarrollo Provincial, trató de convencer a las autoridades haitianas de dejar el nombre al auditorio.

Sin embargo, explicó que no tuvieron éxito y que los senadores haitianos, entre los que citó a Jean Batiste Bien Aimé, también retiraron una fotografía de Bosch que estaba dentro del auditorio. “Ellos dicen que la fotografía se le rompió sin querer tratando de retirarla”, apunta.

A los periodistas que cubrieron la inauguración de la sede de la Universidad “Rey Henri Christophe”, en Limonade, Cabo Haitiano, le llamó la atención que la seguridad presidencial no dejara entrar a los reporteros al recorrido que hizo por dentro del auditorio el presidente Leonel Fernández, acompañado de su homólogo haitiano, Michel Martelly.

En declaraciones a elCaribe, el senador Jean Batiste Bien Aimé ponderó como positivo que la edificación rinda homenaje a Jacques Stephen Alexis o a otro intelectual haitiano.

En ese sentido, vio como una solución al conflicto que el nombre de Juan Bosch, “como ya está escrito en bronce”, sea colocado en la biblioteca de la universidad donada por el Estado dominicano.

La oposición a que el auditorio lleve el nombre de Bosch provocó el rechazo del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cuyo secretario general, Reinaldo Pared Pérez, calificó de “desaprensivos” a los que rechazan el homenaje al fenecido exmandatario.

En la construcción de la universidad también surgió un conflicto debido a que Haití aspiraba a que  se incluyera una residencia estudiantil, que habría elevado su presupuesto sobre los 50 millones de dólares que prometió el presidente Fernández. El embajador en Puerto Príncipe, Rubén Silié, explicó que el país convenció a las autoridades de que “en el esquema nuestro universitario no existe la residencia estudiantil”.

Una relación díficil con su vecino

Durante su corto gobierno (27 de febrero-25 de septiembre de 1963) Juan Bosch tuvo una relación díficil con el vecino Haití. Ambos países movilizaron tropas militares a la frontera.

En septiembre de 1963 el régimen de Francois Duvalier acusó a República Dominicana ante la Organización de Estados Americanos (OEA) de respaldar una invasión armada a su territorio. La gestión de Bosch amenazó incluso con bombardear el palacio presidencial. 

https://www.elcaribe.com.do/sin-categoria/hubo-malestar-porque-rechazaron-nombre-bosch-haiti/

La información sobre el retiro del nombre y la imagen del expresidente Juan Bosch en la universidad donada por la República Dominicana a Haití ha generado diversas reacciones desde su inauguración en 2012. Según reportes de prensa, durante el acto de apertura de la Universidad Henri Christophe en Limonade, grupos haitianos retiraron las letras en bronce con el nombre de Bosch del auditorio y también una fotografía colocada en su interior.

Este gesto fue interpretado por algunos sectores dominicanos como una muestra de ingratitud, mientras que autoridades haitianas alegaron que preferían rendir homenaje a figuras nacionales propias, como Jacques Stephen Alexis. El incidente se enmarca en una historia de relaciones diplomáticas complejas entre ambos países, marcada por tensiones históricas como las ocurridas durante el gobierno de Bosch en 1963.

Sin embargo, también hubo desmentidos posteriores. El embajador dominicano en Haití, Rubén Silié, aclaró que no se trató de una acción violenta, sino de una reorganización simbólica en la que se discutía si el nombre de Bosch debía colocarse en el auditorio o en la biblioteca. Según Silié, el retiro de la imagen se hizo en armonía y no con intención ofensiva.

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Nuestro comentario: 

Soberanía solidaria, decisiones racionales

Cuando la República Dominicana donó la Universidad Rey Henri Christophe a Haití tras el devastador terremoto de 2010, el gesto fue visto como una manifestación diplomática de cooperación entre dos naciones que comparten territorio, historia y desafíos. Sin embargo, la decisión de entregar una universidad —con nombre e imagen del expresidente Juan Bosch en sus instalaciones— no solo fue cuestionada en el plano simbólico, tras la negativa haitiana a conservar esa denominación. También merece una reflexión más profunda sobre su pertinencia en ese contexto.

En aquel momento, lo que Haití más necesitaba era hospitales, centros de atención médica dignos, que pudieran dar respuesta a las necesidades urgentes de una población herida, desplazada y vulnerable. No resulta razonable que, en medio de un país colapsado por una tragedia, se priorice una estructura de educación superior antes que cubrir las carencias básicas. El hecho de que ciudadanos haitianos sigan viniendo en masa a los hospitales de la República Dominicana, forzando nuestros sistemas de salud, confirma que aquel esfuerzo pudo orientarse hacia un impacto más justo y sostenible.

Asimismo, no puede obviarse que la decisión de construir esa universidad se tomó sin consulta alguna a la sociedad dominicana, que, por el contrario, sí se volcó con espontaneidad y generosidad en la ayuda humanitaria inmediata. La entrega ciudadana fue ejemplar: desde donaciones hasta brigadas médicas. Pero el Estado decidió donar una universidad sin considerar que una red de escuelas primarias o centros de salud hubiese respondido mejor a las prioridades reales de Haití y beneficiado también, indirectamente, a los territorios dominicanos donde la presión migratoria y hospitalaria es constante.

El retiro del nombre de Juan Bosch por parte de legisladores haitianos fue apenas la manifestación pública de una falta de reciprocidad más profunda. Si bien las naciones tienen derecho a rendir homenaje a sus figuras históricas, desairar al principal pensador político dominicano en una instalación donada por el Estado es un gesto que bordea la ingratitud.

La República Dominicana debe seguir siendo solidaria, sí. Pero no a costa de su soberanía, ni de decisiones que ignoren sus propios intereses y los de sus ciudadanos. Ayudar no significa renunciar al criterio, y cooperar no equivale a abdicar del sentido común.

La memoria de Juan Bosch, como su legado político, merece ser honrada con altura y respeto. Y la ayuda al vecino haitiano debe regirse por prioridades reales y con participación ciudadana, para que la solidaridad nunca sea confundida con concesión.

Luis Orlando Díaz Vólquez

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