Pavel Isa Contreras
Exenciones cuestionables e improductivas
Pavel Isa Contreras | 26 octubre, 2011
La escasez de recursos fiscales y la profunda insatisfacción con la forma en que el Estado gasta parecen dos hechos incontrovertidos. Además, la baja calidad del gasto es el obstáculo más importante para lograr apoyo ciudadano para una reforma que incremente los ingresos y la capacidad de gasto del gobierno.
Sin embargo, en el marco actual, la insuficiencia de recursos y la baja presión tributaria se deben a tres razones. La primera es que el crecimiento de los últimos años no ha incrementado significativamente las recaudaciones. Esto puede ser el resultado de que los sectores que han crecido tributan poco o que, por su informalidad o prácticas, los emprendimientos que han prosperado no se incorporan a la base contributiva.
La segunda es la evasión tributaria. A las históricas debilidades técnicas e institucionales a las que se les ha hecho frente en años recientes, se suman los fuertes incentivos a la evasión que genera una estructura tributaria muy desigual y con muchos agujeros legales y técnicos.
La tercera es las dimensiones que en el país alcanzan las exenciones tributarias, las cuales también se conciben como un gasto a favor de los sectores beneficiarios. Por eso se les denomina gasto tributario. La ley de presupuesto de 2012 las estima en RD$119 mil millones (5% del PIB). Desafortunadamente, una parte de ese gasto es poco productivo pues funciona como si se tratara de transferencias de dinero que no tienen la capacidad de promover el desarrollo que tienen, por ejemplo, los gastos en educación, infraestructura productiva, servicios municipales o en justicia.
Muchas de esas exenciones tienen fines muy justificables como no gravar el consumo de bienes básicos de la población pobre o servicios privados tan críticos como los de salud y educación, especialmente cuando no hay una oferta pública alternativa de calidad. Sin embargo, otras son difíciles de defender desde la perspectiva de la equidad y la promoción del desarrollo productivo.
Una de las más notables es la exención del Impuesto sobre la Renta (ISR) a las personas de altos ingresos que reciben intereses de instituciones financieras. Mientras quien invierte sus recursos en una empresa está sujeto al cobro del ISR sobre beneficios, quien lo haga en algún instrumento financiero como un certificado no lo está. Esta es una dualidad injustificable. Por ese concepto y otros de menor importancia, el Estado dejará de percibir RD$2,315 millones en 2012.
Otras procuran aliviar déficits estructurales, pero no abonan a soluciones definitivas y constituyen un desperdicio. La más destacada de ellas y frente a la cual no parece haber salida inmediata es la exención a los hidrocarburos para la generación de energía, la cual se tragará más de RD$7 mil millones. También son debatibles las exenciones del ISR que benefician a empresas de zonas francas, a las que se ubican en la frontera o en algunos polos turísticos, y las dedicadas a actividades como textiles y calzados, y la industria del cine. Por ese concepto y otros, el fisco dejará de percibir casi RD$10 mil millones.
Aunque el Estado debe dotarse de una política de apoyo al desarrollo de ciertos territorios y sectores, la exención del ISR no es el mejor instrumento. Por una parte, es un incentivo a la ganancia y no uno que promueve directamente el empleo o el aprendizaje tecnológico. Por otra parte, estos no logran compensar las desventajas de territorios o sectores cuyas carencias son de servicios públicos como infraestructura o personal calificado. En otras palabras, el Estado da lo que no es crucial y no provee lo que sí lo es para la viabilidad de las inversiones.
Por último, algunas exenciones de impuestos al patrimonio son también problemáticas. Por ejemplo, se eximen del Impuesto a la Vivienda Suntuaria a aquellas ubicadas en zonas rurales, lo que incluiría segundas residencias (campestres o de playa) de alto costo. Adicionalmente, a ciertas empresas se les exonera el pago del impuesto sobre los activos.
En síntesis, aunque la prioridad de la administración del Estado debe ser dar muestras claras de voluntad para mejorar la calidad del gasto, a mediano plazo hay espacio para incrementar las recaudaciones y proveer lo urgente e imprescindible para el desarrollo.
http://www.elcaribe.com.do/2011/10/26/exenciones-cuestionables-e-improductivas-pavel-isa-contreras/
El autor es economista
pavel.isa.contreras@gmail.com/t:@isapavel
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