AM 17 OCT 2017, 12:00 AM
La maraña
INÉS AIZPÚN
El asesinato del abogado y profesor de la UASD Yuniol Ramírez enreda tantas tramas que es difícil entrever el final del caso. Todavía no sabemos quién fue el extorsionador ni quién el extorsionado.
La UASD... hay que repensarla. Este profesor asesinado, un ex rector también asesinado, un “dirigente” estudiantil acusado de falsificación de documentos, filtraciones periódicas de acoso sexual... ¿en qué entorno se educan las próximas generaciones de profesionales del país? ¿Alguien responde por la calidad de la formación? ¿No es, con honrosas excepciones... una estafa a los alumnos?
En las dos muertes, la de Ramírez y la de Aquino Febrillet, se mezclan el sector del transporte con la clase política y como de refilón... la Academia.
Un escándalo tapa a otro, pero ninguno termina realmente. Nos perdemos el capítulo final de casi todos los casos porque, jugando al tiempo, las alianzas y las complicidades terminan por evaporarlos. Si Odebrecht está en todos los titulares del mundo menos aquí, que está en el limbo... ¿hay esperanza de que “esto” tenga arreglo?
Hay una espesa capa de connivencia desde los altos cargos hacia la mediocridad y el trapicheo. El ingeniero que se suicidó en la OISOE debió alertar de un sustrato de corrupción que no es el que pelea los contratos de miles de millones, pero que provoca también desesperación. Parece que existiera una resistencia a querer ver. ¿O es que se ha decidido que no hay solución?
Todos los casos parten de la tolerancia hacia la corrupción. Todos incluyen empleados inapropiados, presiones políticas o de políticos, una aceptación de que “las cosas son así” y un entorno en el que lo sospechoso es lo normal. ¿Los sicarios están dentro de las instituciones, no hay que ir muy lejos a contratarlos? Mezclen todos los ingredientes y el resultado es aterrador.
https://www.diariolibre.com/opinion/am/la-marana-EI8390897
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