Por: FELIX SANTANA GARCIA Fecha: octubre 31, 2016
Riesgo, bonos y acciones
El pasado miércoles 26 de octubre del año que discurre el senado de la República Dominicana aprobó una emisión de bonos soberanos por US$600.0 millones para coadyuvar el Financiamiento de La Central Termoeléctrica en Punta Catalina de la provincia Peravia al sur de la nación dominicana y lo mismo de seguro que sucederá en la cámara de diputados para ser convertida en ley y posteriormente promulgada por el Poder Ejecutivo.
Desde el punto de vista de los inversores al venderse bonos se genera un rendimiento y desde los emisores se generan cargos resultantes por el uso del dinero ajeno captado por los segundos de parte de los primeros.
El hecho de que el Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social del Brasil desestimara desembolsar el préstamo solicitado por el país dominicano por la suma de los US$600.0 millones, el Gobierno Dominicano barajó varias alternativas para sustituir el indicado préstamo por la emisión de acciones equivalentes al 49% del capital de las plantas eléctricas a carbón o la emisión de bonos soberanos.
La alternativa gananciosa fue la emisión de bonos por la referida suma ya que muchos sectores se opusieron para que no se emitieran dichas acciones a favor del sector privado.
Al emitir acciones o bonos se incurre en costos incluyendo los costos de lobismos o de intermediación.
Las acciones ordinarias son los títulos más riesgosos de lo cual dependerá el rendimiento esperado por los inversores y el costo para los emisores.
En años recientes el mercado accionario proporcionó un rendimiento promedio de 11.7% con una prima de riesgo de más de 7.6% sobre la tasa de interés libre de riesgo.
Al momento de evaluar un proyecto seguro, se tiene que descontar la actual tasa de interés libre de riesgo, pero en el caso de la evaluación de un proyecto riesgoso, se tiene que descontar el rendimiento promedio esperado de las acciones ordinarias.
Muchos administradores financieros y economistas optan por una cifra menor al 7.6% de prima de riesgo no obstante dicha tasa históricamente es mayor que la misma.
Se debe medir bien el riesgo. El riesgo se evalúa mejor dentro de un portafolio. Los inversionistas no suelen apostar a una sola carta, es decir tratan de diversificar el riesgo mediante inversiones de cartera y no realizar una inversión individual.
Por tanto, no se evalúa el riesgo efectivo de un título cualquiera examinándolo en sí mismo, pues parte de la incertidumbre de su rendimiento se elimina cuando se agrupa con otros en un portafolio de inversiones.
El riesgo de una inversión es la variabilidad de sus rendimientos futuros, que usualmente se mide a través de una medida estadística conocida por desviación estándar.
La desviación estándar de un portafolio de mercado, generalmente está representada por el Índice Compuesto de Standard & Poor”s el cual va de 15 a 20% al año.
Una de las conclusiones es que la diversificación es algo bueno para el inversionista, pero no necesariamente para las empresas o los emisores. La diversificación empresarial es redundante si los inversionistas diversifican por cuenta propia.
Como la diversificación no afecta el valor de la empresa, los valores presentes se suman incluso cuando el riesgo se considera de modo explícito.
Por otra parte los bonos son préstamos de largo plazo. Cuando se tiene un bono se tiene derecho a recibir un pago frecuente de intereses (cupón) los que estarán sujetos a las expectativas de inflación y el valor nominal del bono al momento del vencimiento (capital). En los Estados Unidos, los intereses de los bonos se saldan cada seis meses pero en otros países se hace anualmente.
Cuando la emisión de bonos es hecha por una corporación el riesgo de quien adquirió estos instrumentos de deuda es mayor no así cuando la emisión la realiza el gobierno.
Conforme las perspectivas de una empresa se van deteriorando, los tenedores de bonos se preocupan cada vez más por el correlativo riesgo, y estas preocupaciones se reflejan en precios más bajos de los bonos.
Cuando los inversionistas quieren una medida del riesgo de los bonos de una empresa, suelen observar la calificación que le otorgan las agencias calificadoras de riesgo: Moody’s Standard and Poor”s o Fitch.
De manera que si la empresa que administrará las plantas energéticas de carbón de Punta Catalina es totalmente estatal entonces la adquisición de los bonos a emitirse será menos inseguro el cobro de los intereses que estos generarán pero si es convertida en una empresa privada el riesgo de impago será mayor.
De tal manera que desde el punto de vista del inversionista o inversor es conveniente para este que las plantas se mantengan siendo parte del sector público y no del privado como se pensó en principios cuando se barajó vender el 49% del capital accionario o patrimonial al sector privado.
Siendo así, los tenedores de bonos tendrán menos aversión al riesgo al invertir sus capitales en estas plantas a través de la adquisición de los señalados US$600 millones en bonos soberanos, no obstante, el aumento de la deuda pública del Gobierno respecto al Producto Interno Bruto (PIB), no así en caso de que se declare en default o incumplimiento de pago que podría suceder de seguir en la ruta que transita de aumentar más y más la deuda pública.
http://almomento.net/riesgo-bonos-y-acciones/257226
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*EL AUTOR es administrador financiero. Reside en Santo Domingo.
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