por Luis Pérez Casanova l.casanova@elnacional.com.do
Publicado el 29 de diciembre del 2014 - 12:57 pm
La desgravación de los aranceles que en virtud del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica (DR-Cafta) entra en vigencia a partir del 1 de enero de 2015, así como el cierre de la embajada de Italia en el país son dos acontecimientos que no dejan de plantear sus interrogantes. Y de colocar al Gobierno en una disyuntiva. Si bien las autoridades han declarado, por un lado, que están preparadas para sortear la situación en cuanto al irreversible caso del convenio comercial, la caída de los ingresos que supondrá la reducción de los gravámenes a las importaciones no será el único impacto en la economía. Están también los efectos en el aparato productivo, en torno a los cuales algunos sectores han expresado sus temores.
Por otro lado, es una incógnita la decisión que se asumirá cuando a partir del 31 de este mes Italia retire su embajada aquí, no por algún tipo de conflicto, sino para ahorrar recursos. Toca la casualidad que en tanto la sede de la nación no tiene más que cinco o seis empleados, incluyendo al embajador, la legación de República Dominicana allá es una de las más numerosas del mundo, sin incluir los representantes ante la Santa Sede y organismos internacionales como la FAO. Aunque el canciller Andrés Navarro ha hablado de la reestructuración de la política exterior y de una nómina que cuenta con más de 1,850 servidores, sobre el caso en concreto de Italia nada se sabe.
El ministro de Relaciones Exteriores adelantó que del 14 al 16 de enero se celebrará un foro de la diplomacia dominicana para sentar las bases sobre la política exterior. El objetivo es empapar a embajadores y cónsules, de los cuales muchos pasan la mayor parte del tiempo en República Dominicana, sobre las prioridades de la nación en materia comercio, producción, inversión y relaciones culturales. Todo eso está muy bien. E incluso vale reconocer que bajo la gestión del presidente Danilo Medina ha habido una significativa reducción de la nómina, que apenas se ha notado por lo abultada que todavía está.
La comunidad italiana, una de las más influyentes y tradicionales, ha tratado de evitar el cierre de la embajada aquí dispuesta por el primer ministro Matteo Renzi. Pero los italianos, cuya economía no pasa por sus mejores momentos, han resistido todo tipo de presiones. La legación en República dominicana no es la única que será clausurada como parte del plan para acortar el déficit sin endeudarse más. De manera que la decisión de Italia y la desgravación de los aranceles desde el mismo comienzo del próximo año representan para el Gobierno dos acontecimientos que marcan la hora de la verdad. Son dos realidades que, si bien no plantean mayores conflictos, tampoco dejan de representar una incógnita. Sin que se les pueda sacar el cuerpo. http://elnacional.com.do/retos-para-el-gobierno/
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