👤Por: Paulino Antonio Reynoso
El gobierno de Danilo Medina podría pasar a la historia como el gobierno más malo en lo que a relaciones internacionales se refiere. En su relación particularmente con Haití, tanto Danilo como Leonel han sido pusilánimes, ruines, cobardes, miedosos, apocados, débiles, timoratos, hazmerreir, vulnerables, entreguistas, inseguros, minusválidos, blandengues, indefinidos, “alelaos”, “bocabiertas” y francamente provocadores de verguenza ajena.
La ONU, Los Estados Unidos de América, Venezuela, España, Francia, la Unión Europea, Canadá, los países del Caribe encabezados por el CARICOM y el mismo de Haití, todos han barrido y suapiado con el gobierno de doble moral de Danilo Medina.
Todos los días aparecen en los medios de comunicación noticias desafiantes, provocadoras y vergonzantes sobre el tema haitiano vinculado con la República Dominicana.
Los que vivimos en el exterior tenemos que reconocer con aquellos que nos tratan el tema que tenemos un gobierno títere y endeble. Las instituciones y los símbolos ya no se respetan. Las autoridades son pagadas para que se repartan el presupuesto, cuyo dinero es sacado de los impuestos que todos tenemos que pagarle a un gobierno corrupto y apoyador de los corruptos de su entorno.
Este gobierno es tan torpe que permitió resolver el caso haitiano por la vía más facil y más inhumana al mismo tiempo.
En vez de utilizar las instituciones de manera correcta, aceptaron y apadrinaron que un tribunal de corte hitleriana evacuara una sentencia, (la sentencia 168-13), condenando al ostracismo y a la apatría a miles de seres humanos que han aportado como los que más al desarrollo económico de nuestro país y al enriquiecimiento de propietarios de cañaberales y a multimillonarios vinculados a la construcción, entre otros.
Somos un país de gente linda y trabajadora; gente que todos los días tienen su corazón lleno de esperanza, pero con muchos líderes charlatanes, sinverguenzas y sin principios. Esos líderes son políticos mercaderes, empresarios evasores de impuestos y contrabandistas, religiosos que ensucian y embadurnan los templos sagrados del Dios de la paz, del amor, de la esperanza y de la liberación integral. Periodistas y dueños de medios vendidos al mejor postor y, en fin, líderes a todos los niveles que han masacrado al pueblo, lo siguen masacrando y, si éste no se rebela, lo seguirán masacrando.
Con ese nivel de líderes con pantalones cortos y sin correa para amarrárselos, ¿cree usted que podremos enfrentar con éxito todas las provocaciones y los desafíos que la problemática haitiana envuelve?
Ahí está justamente el centro del problema.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en sus casi 15 años de estar gobernando al pueblo dominicano, se ha preocupado por auspiciar y alimentar a los contrabandistas dominicanos y haitianos, en fomentar la corrupción como es su costumbre, y en dejar que los imbéciles y mercaderes dirijan las relaciones internacionales.
¿Cómo se sentirá un buen dominicano que ama a su tierra, respeta sus valores y los símbolos suyos y de otros pueblos cuando ve en los medios de comunicación que pasajeros de la Ruta 18 del transporte de Villa Mella se preocupan ante el hecho de que chóferes haitianos que laboran en la misma ruta tienen símbolos patrios como el mapa y el escudo de la República Dominicana sobre un lienzo con los colores azul y rojo de la bandera haitiana?
Somos un pueblo sin autoridad y sin conciencia de la misión que tienen frente a ciudadanos indefensos que luchan por su sobrevivencia.
Estos gobiernos del PLD son tan torpes y miopes de visión sobre la problemática haitiana, que dejan que el debate lo conduzcan los nacionalistas de corte trujillista, hitleriana, santanistas y baecistas.
En el escenario internacional han actuado a la defensiva permitiendo que comecheques al servicio de Leonel Fernández firmaran una sentencia a todas luces ahistórica, inconstitucional, inhumana y violadora de todas las normas y leyes relativas a los Derechos Humanos.
He escuchado a muchas personas que dicen que los haitianos son malagradecidos, que sus autoridades no respetan a nuestro pueblo y que su único interés es volver a avasallarnos y dominarnos.
Todo eso puede ser verdad o puede ser mentira. Pero la pregunta de fondo es qué han hecho y qué hacen en este momento las atoridades dominicanas para evitar que las relaciones diplomáticas, comerciales, migratorias, los intercambios culturales, deportitvos y sociales con Haití no llegaran al nivel que están en este momento?
Indiscutiblemente, Haití es una de las tantas estrellas que se le han apagado al PLD en su corrupta gestión de gobierno de casi 15 años.
* El autor es escritor y dirigente político.
tonreino@gmail.com diciembre 14
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