Paz mediante firmeza |
Por LuisOrlando Diaz Volquez
Ante la creciente inestabilidad en Medio Oriente y los riesgos asociados al programa nuclear iraní, la reciente acción de Estados Unidos —con apoyo táctico de Israel— debe entenderse como una respuesta preventiva destinada a proteger la seguridad global. Cuando regímenes que han amenazado abiertamente la existencia de otros Estados avanzan en el desarrollo de capacidades nucleares, guardar silencio no es neutralidad: es complicidad.
Desde una perspectiva occidental, pero también desde una conciencia democrática, esta operación busca frenar una escalada futura, no provocarla. La retirada previa del uranio de las instalaciones —reportada incluso por fuentes iraníes— indica que se tomaron medidas para evitar consecuencias humanitarias o ambientales, desmontando la narrativa de una agresión desmedida.
Como república democrática, la República Dominicana entiende que la paz se garantiza no solo con diálogo, sino también con decisiones difíciles ante amenazas concretas. Hoy no hablamos de imperialismo, sino de disuasión. No hablamos de unilateralismo, sino de asumir responsabilidades que muchos rehúyen.
Que este hecho nos sirva para reflexionar: hay momentos en que preservar la estabilidad requiere más que diplomacia. Requiere valentía.
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Por LuisOrlando Diaz Volquez
Ante la creciente inestabilidad en Medio Oriente y los riesgos asociados al programa nuclear iraní, la reciente acción de Estados Unidos —con apoyo táctico de Israel— debe entenderse como una respuesta preventiva destinada a proteger la seguridad global. Cuando regímenes que han amenazado abiertamente la existencia de otros Estados avanzan en el desarrollo de capacidades nucleares, guardar silencio no es neutralidad: es complicidad.
Desde una perspectiva occidental, pero también desde una conciencia democrática, esta operación busca frenar una escalada futura, no provocarla. La retirada previa del uranio de las instalaciones —reportada incluso por fuentes iraníes— indica que se tomaron medidas para evitar consecuencias humanitarias o ambientales, desmontando la narrativa de una agresión desmedida.
Como república democrática, la República Dominicana entiende que la paz se garantiza no solo con diálogo, sino también con decisiones difíciles ante amenazas concretas. Hoy no hablamos de imperialismo, sino de disuasión. No hablamos de unilateralismo, sino de asumir responsabilidades que muchos rehúyen.
Que este hecho nos sirva para reflexionar: hay momentos en que preservar la estabilidad requiere más que diplomacia. Requiere valentía.
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