El ministro belga de Inmigración cree factible que Puigdemont pida asilo si huye a Bélgica
El primer ministro belga, Charles Michel, ha desautorizado al miembro de su gabinete aclarando que acoger a Puigdemont no entra en sus planes
Bruselas
Un miembro del Gobierno belga lanza un guiño al independentismo catalán en medio del unánime rechazo internacional a la declaración unilateral del Govern. El responsable de Inmigración, el nacionalista flamenco Theo Francken, ha señalado este domingo que su país podría conceder asilo político al cesado presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, si así lo solicitase. "No es algo irreal dada la situación actual", ha dicho en declaraciones a la cadena privada VTM. "Viendo la represión de Madrid y las penas de prisión a las que se enfrenta, uno puede preguntarse si aún es posible un juicio justo", ha puesto en duda el titular de Inmigración.
Solo unas horas después, el primer ministro belga, el liberal francófono Charles Michel, se ha desmarcado de sus palabras. El máximo mandatario ha pedido a Francken que "no eche leña al fuego" y ha dejado claro que la posibilidad de que Puigdemont reciba protección diplomática en su país "no está en la agenda". Michel cerró hace apenas 10 días un amago de crisis diplomática con España durante una reunión informal con Mariano Rajoy en los márgenes del Consejo Europeo celebrado en Bruselas. Ambos firmaron la paz después de la crisis desatada por Michel al condenar la violencia en Cataluña y poner sobre la mesa la posibilidad de una mediación internacional que tanto la Comisión Europea como el resto de gobiernos europeos han rechazado tajantemente al catalogar el problema como un asunto de orden interno constitucional.
"Está claro que esto nos pondría en una difícil situación diplomática con el Gobierno español", ha reconocido Francken, "pero es posible, por ley, solicitar asilo en Bélgica; una petición que, como todas las demás solicitudes de asilo, será examinada de manera objetiva, correcta e independiente, como les gustaría a los españoles que sucediera".
Francken es uno de los integrantes del gabinete belga más duros en su rechazo a la llegada de refugiados e inmigrantes al país, con salidas de tono que le han valido acusaciones de xenofobia. Pertenece al N-VA, el partido más votado de Bélgica, de marcado carácter nacionalista pero actualmente partidario de la fórmula confederal y contrario a la convocatoria de una consulta similar en Flandes, la región más rica del país. "Tengo una opinión personal, pero no quiero poner al Gobierno en apuros", dijo después del 1-O sobre la posibilidad de que Bélgica reconociera una Cataluña independiente.
Este domingo se ha saltado esa aparente prudencia de la que pretendía hacer gala, que no casa con su perfil incendiario en redes sociales, de las que es asiduo usuario. La polémica, generada de forma artificial dado que no ha habido ningún requerimiento de asilo por parte del independentismo catalán, no solo le ha valido ser desacreditado por Michel: también se ha ganado la crítica de miembros de la oposición y del eurodiputado del PP, Esteban González Pons. El parlamentario ha acusado a Francken de incumplir los principios de solidaridad y colaboración leal entre países de la UE. “Sin tener ningún motivo ni competencias para ello, y adelantándose a cualquier acontecimiento, Francken se permite valorar un posible juicio a Puigdemont haciendo graves acusaciones al sistema judicial español, a la labor de los jueces españoles, y al Estado de derecho en España”, ha lamentado González Pons. “Se trata de un ataque inaceptable de un miembro del Gobierno belga a otro estado de la UE como España que espero sea corregido inmediatamente”, añadió antes de que Michel apareciera en escena para aclarar la postura oficial del Gobierno belga.
Según González Pons, aceptar una petición de asilo de Puigdemont sería contrario a los Tratados de la UE y a las normas internacionales en materia de asilo. "Estas establecen que carecerán de derecho al asilo las personas sobre las cuales existan motivos fundados para considerar que han cometido un delito grave fuera del país de refugio, así como las personas que sean culpables de actos contrarios a las principios de Naciones Unidas, entre los que se encuentra la integridad territorial de los Estados miembros", ha señalado en un comunicado.
Desde su llegada a la presidencia de la Generalitat, Puigdemont cultivó las relaciones con sus homólogos de Flandes en su búsqueda por recabar apoyos internacionales para la independencia. En mayo del pasado año fue allí donde viajó en su primera visita oficial al exterior tras sustituir a Artur Mas, y fue recibido por los principales mandatarios de la región. Ese estreno se vio ensombrecido por el portazo de las instituciones comunitarias a las peticiones de Puigdemont de reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y de la Eurocámara, en aquel entonces el alemán Martin Schulz.
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