Tres poderosas razones motivaron que la Coalición Democrática saliera a las calles en este de día luminoso:
1.- La necesidad de impedir que el grupo dominante, con todos los recursos del Estado y el enorme poder corruptor que ha acumulado durante casi 20 años de gobierno, vuelva a comprar una reforma de la Constitución, como ya hizo hace 4 años, para prolongarse en el poder y seguir depredando el patrimonio común de los dominicanos.
2.- Las revelaciones sobre las responsabilidades del actual gobierno en el mayor escándalo internacional de corrupción, con la contratación de las plantas de carbón y en otras siete obras.
3.- La urgencia de adelantar en el proceso de concertación político-social planteado y sostenido por la Coalición Democrática.
Como acaba de exponer Homero Figueroa en sus palabras introductorias de este acto, es cierto que el reeleccionismo ha sido una maldición desde el origen de la República, razón por la que hemos tenido 39 reformas constitucionales. Pero nunca un mismo presidente, con sus mismos legisladores, ha hecho dos reformas consecutivas en 4 años, para prolongarse en el poder.
Nadie puede confundirse. Tenemos que gritar al unísono que eso no puede pasar. Que Danilo Medina se va de la presidencia en el 2020. Que si le permitimos comprar votos entre sus disidentes internos o en la oposición política, va a desatar una tormenta de corrupción y un desguañangue institucional que conducirán a una profunda y peligrosa confrontación.
No caigamos en el chantaje de que oponerse vigorosamente a la reforma constitucional de Danilo es ayudar a su compañero de ruta y dominación Leonel, quien lo llevó al poder en el 2012 con un desmesurado déficit fiscal y el pleno abuso del Estado. Leonel Fernández no puede encarnar el antireeleccionismo, puesto que ya acumula tres períodos de gobierno, dos de ellos consecutivos, y cuando agotaba el segundo, cambió el nunca más constitucional por la reelección alterna, para mantener vivo su desproporcionado planteamiento de que gobernarán hasta el bicentenario de la República, es decir un cuarto de siglo más, hasta el 2044.
Está claro que los dos son reeleccionistas, providencialistas y egoístas, que no ceden espacio ni a sus propios compañeros de partido, que se sienten predestinados para imponerse por décadas, como los Santana, Báez, Trujillo o Balaguer.
No podemos permitir que Danilo Medina reforme la Constitución derribando todos los principios y apelando a todas las desproporciones. Porque si se impone ahora, ya como candidato, tendría que repetir en mayor dimensión el impúdico matadero electoral que montó en el 2016. De ninguna forma podemos permitir la repetición de esa barbarie electoral.
La corrupción de Odebrecht tuvo su mayor expresión en la República Dominicana, después de Brasil; por los montos de los sobornos y las sobrevaluaciones, porque el gobierno del PLD le garantizó que pudiera operar aquí su departamento de sobornos, y porque sólo en nuestro país fue posible que el instrumento asesor electoral de Odebrecht, Joao Santana, tuviera despacho en el palacio de gobierno, hasta que lo reclamó la justicia brasileña.
La descarada procuraduría de Danilo Medina y el gobierno no sólo se negaron a auditar las obras para determinar los montos de sobrevaluaciones, sino que tampoco han investigado el financiamiento electoral y se han burlado de los reclamos de sanciones con un expediente para la impunidad.
Según ese expediente burlesco, no hubo corrupción en el gobierno de Danilo Medina y en la mayor contratación con Odebrecht, las plantas de Punta Catalina. Pero el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, con Alicia Ortega en el país, se han encargado de demostrar que sí la hubo y en gran escala, con casi 40 millones de dólares en las plantas y 15 millones más en otras obras.
Y una vez más se pretende vencer con el silencio, e investigando a los tres receptores de dinero de Odebretch, para las plantas, identificados por sus seudónimos, con alrededor de 5 millones de dólares, cuando pueden exigir a la constructora que cumpla el acuerdo firmado con la Procuraduría que los obliga a identificar los otros restantes 25 seudónimos, que involucran 50 millones de dólares.
Aquí y hoy exigimos al presidente Danilo Medina que ponga fin a las burlas y a su ominoso y cómplice silencio, y le explique al país quiénes fueron los responsables y los receptores de esos sobornos, para que les caiga todo el peso de la ley.
Tenemos que poner límites a la corrupción, para que cese la vergüenza de que figuremos entre los diez países más corruptos del mundo en las evaluaciones del Indice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, y que la malversación y la corrupción nos roben el 3.8% del PIB, equivalente este año a 165 mil millones de pesos, como estimó un estudio del BID.
Una corporación política se ha apoderado de la nación, controlando todos los poderes públicos y cooptando amplios segmentos sociales. Mientras los indicadores de pobreza asoman por todas partes, en agua potable, electricidad, vivienda, calidad del empleo, 50% de los empleados formales no alcanzan al costo de la canasta familiar más baja que ya cuesta 14 mil pesos, con la salud y la calidad de la educación colapsadas.
Los actuales gobernantes nos venden como propio un progreso económico con esteroides, fundado en elementos exógenos como las remesas, la inversión extranjera, el turismo y las zonas francas y sobre todo en el endeudamiento.
La realidad es que estamos en pie por el sudor y las remesas de los dominicanos que huyeron del país, 6 mil 500 millones de dólares el año pasado, es decir 325 mil millones de pesos, 25 % superior a todo lo que pagó el Estado en sueldos y pensiones. Más del 50% de los ingresos fiscales.
Las llamadas visitas sorpresas de Danilo Medina han erogado 42 mil millones de pesos en 7 años, es decir 6 mil millones por año, y dizque han creado 200 mil empleos. Las remesas del año pasado fueron 54 veces más y se distribuyeron horizontalmente por todo el país.
El gran crecimiento que registra este gobierno es el endeudamiento externo e interno, que hipoteca el futuro de los dominicanos y nos condena a la insostenibilidad. En sólo 7 años duplicó la deuda consolidada del Estado, que ya sobre pasa los 50 mil millones de dólares y el 60 por ciento del PIB, cuyo servicio, por intereses y pago de capital, consume la cuarta parte de los ingresos fiscales. Es dramático que cada dominicano que llega hoy al mundo ya no trae bajo el brazo un pan o un plátano, sino una factura de 5 mil dólares.
La patria se nos desintegra por la corrupción y la impunidad arriba, que generan abajo delincuencia e inseguridad, con claros indicadores de que no habrá seguridad para nadie, mientras no revirtamos este proceso de desintegración social y familiar.
Con 33% desempleados y 23% que ni estudian ni trabajan, los jóvenes siguen con una yola en el cerebro, tratando de escapar o convirtiéndose en ejército de reserva de la delincuencia.
Por esas y muchas otras razones, desde el año pasado iniciamos los esfuerzos por la conformación de una gran coalición de fuerzas políticas y sociales para la regeneración de la nación. En noviembre unos 500 militantes sociales proclamamos en la UASD los Lineamientos Fundamentales para el Gobierno de Regeneración Nacional. Desde enero iniciamos los contactos con todos los partidos de oposición y con seis de ellos se instaló una mesa de concertación que todavía no concluye su gran tarea. Los partidos participantes ya validaron los Lineamientos Fundamentales.
Estos lineamientos abarcan dos capítulos de prioridades políticas e institucionales y de carácter económico-social. Se resumen en liberar todas las instituciones estatales del secuestro político y restablecer la separación de los poderes del Estado, combatir la corrupción y proscribir la impunidad, programas integrales de combate a la delincuencia, una profunda reforma política que permite una real competencia electoral, sin irrupción del Estado, efectivo control de la inmigración, descentralización del Estado, protección del medio ambiente, eliminación de todo género de discriminación y proclamar el imperio de la ley, comenzando por la de Estrategia Nacional de Desarrollo.
Entre las prioridades económico-sociales planteamos los pactos eléctricos y fiscal con justicia social, la ley de responsabilidad fiscal que ponga límite al endeudamiento, rescatar la salubridad y el sistema de seguridad social, perseguir la calidad de la educación, promover un nuevo modelo de desarrollo que auspicie la libre competencia y la productividad, afrontar el caos del transporte, mejoramiento masivo de la vivienda popular y fortalecer las políticas sociales para eliminar la indigencia y reducir la pobreza
Queremos agradecer la presencia de todos ustedes, ciudadanos, ciudadanas y dirigentes y militantes de partidos y agrupaciones sociales en este acto. En particular a los partidos integrados a la mesa de concertación, en especial a quienes respaldaron esta actividad. En primer lugar al Partido Revolucionario Moderno, que ha sostenido una actitud de firme respaldo a nuestros esfuerzos, con respeto de la independencia de los militantes y activistas sociales, y cuya representación en este acto no deja duda, encabezada por su presidente José Ignacio Paliza, y su secretaria general, Carolina Mejía.
También agradecemos el apoyo del Partido Humanista Dominicano, representado aquí por su presidente Eléxido Paula, y su secretario general Ramón Emilio Goris; al Partido Revolucionario Social Demócrata, y su presidente Luis Miguel Decamps, representado aquí por una delegación que encabeza su secretario general, Juan Estévez y Guillermo Villamán, Director Nacional de Organización. También al Partido Dominicanos por el Cambio, representado por su presidente Manuel Oviedo, el secretario general Juan Carlos García y su vicepresidente Félix Olivares; y al Partido El País que Queremos, representado por Bartolomé Pujals.
Desde el principio hemos dicho y reiteramos que la Coalición no pretende sustituir los partidos políticos ni convertrirse en uno más, sino promover un nuevo tipo de pacto político que supere lo estrictamente electoral y los tradicionales repartos minifundistas del gobierno, para que se convierta en un compromiso por la transformación de la sociedad dominicana.
Aquí estamos reiterando hoy ese propósito y convocando a todos los partidos y agrupamientos interesados en crear una nueva sociedad dominicana a que juntemos esfuerzos para que iniciar transformaciones que desarraiguen las yolas y los aviones del cerebro de los dominicanos, para que comprendan que aquí es el único lugar donde no somos extranjeros, que las fronteras de la emigración se están cerrando y que en este terruño es donde tenemos que crear condiciones de vida para las presentes y futuras generaciones. Y enfatizando la urgencia de liberar y promover la participación de la mujer.
Promovemos un renacimiento de la fe en la viabilidad de la nación, elevando el corazón hecho añicos de los dominicanos, con amplia visión, sin sectarismos ni puritanismos. Convencidos de que nos unimos o nos hundimos. Porque no hay posibilidad de competir con la maquinaria de dominación peledeista en el mismo escenario de inequidades e iniquidades de las campañas electorales del 2012 y 2016.
Las elecciones municipales adelantadas a febrero ofrecen una oportunidad de comenzar a unirnos por el cambio desde los gobiernos locales. Necesitamos muchos dirigentes políticos y sociales dispuestos a comenzar por los cargos de directores municipales o regidores.
Hay quienes nos preguntan qué garantía tendremos de que los partidos y candidatos que impulsemos no repetirán las iniquidades que denunciamos. Y les respondemos que nadie nos dará garantía, que tenemos que ganárnosla con nuestra participación, para luego exigir coherencia y cumplimiento de compromisos.
Pero en cualquier caso es mejor correr riesgos en la batalla que sentarnos en el quicio de la casa maldiciendo nuestras persistentes oscuridades para ver pasar, impávidos, el cadáver de la patria.
También es necesario que abandonemos el puritanismo y comprendamos que no sólo son los partidos y los dirigentes políticos los que están bajo cuestionamientos en el país. También el movimiento sindical y el gremial, grupos sociales, empresariales y hasta religiosos, intelectuales y comunicadores, todos en mayor o menor responsabilidad tenemos que responder por nuestras miserias y carencias materiales, éticas y morales.
Los que nos hemos puesto al frente de la promoción de la Coalición, no perseguimos cargos electivos o gubernamentales y más bien nos constituiremos en fiscalizadores de los resultados. Pero también le hemos dicho a los partidos que son imprescindibles las candidaturas de dirigentes sociales y comunitarios, como nueva forma de hacer política, para dar real vigencia al propósito de alianza político social. Porque sólo incorporando a amplios segmentos de ciudadanos y ciudadanas distantes de la política, podremos superar la dominación que ejerce el PLD, con sus inmensas fortunas dispuestas para comprarlo todo.
Salgamos a convencer a los dominicanos y dominicanas más preocupados de que tenemos que levantarnos de la pasividad, de la indiferencia, del puritanismo, del miedo y unirnos para el rescate de la nación.