SANTO DOMINGO. María José Rodríguez de Armenta lo tiene muy claro: “Las mujeres debemos aprender a defendernos”. Su experiencia viene de haber tratado profesionalmente a miles de mujeres víctimas de violencia en todas sus manifestaciones.
No es política ni teórica. Es doctora en Psicología, trabaja en el Instituto Navarro de Medicina Legal y como profesora del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, colabora en diversas maestrías de Violencia de Género. Fue conferencista invitada en el Encuentro internacional para mejores prácticas en la lucha contra la violencia de género, organizado por la Procuraduría General de la República. No es la primera vez que asesora a la Procuraduría dominicana, también lo hizo en la gestión de Hernández Peguero.
—Pregunta de rigor. ¿Por qué las cifras de asesinadas no bajan?
Esto es aplicable a muchos países: lo que falla es que no se plantea hacer una ley integral. En España se dictó en 2003 y eso permite que una mujer que llega a un juzgado, agredida o violentada, en ese mismo momento se aplican los procedimientos penales. Todo desde el mismo juzgado, por lo que la mujer agredida que pone una denuncia ya sale protegida, dirigida a una casa de acogida o lo que fuera pertinente en cada caso.
—Se trata de no dejarla sola...
Exacto. De no ignorar que es una mujer en peligro y que el paso que ha dado puede ponerla en mayor peligro todavía. Sin un sistema de apoyo efectivo que la proteja, a veces la denuncia es más peligrosa que el silencio.
—¿Qué se necesita para que todos los esfuerzos que se están haciendo funcionen?
Se necesita un sistema integral. Un observatorio para tener a las víctimas bien contadas, identificadas y ubicadas. Juzgados de violencia especializados, protocolos de actuación que se respeten al milímetro, unidades forenses. No debe dejarse las cosas a las ideas cambiantes de los políticos. Se necesita personal muy especializado.
—Las campañas de publicidad tampoco funcionan.
Las campañas son a veces hasta contraproducentes. Hay que dejar los mensajes a los especialistas en el tema, no a los publicistas. No funcionan porque no están pensadas desde la experiencia real.
—¿Un ejemplo?
Recuerdo una que lanzaba mensajes como “en casa lava él y lava ella”, porque buscaban educar en los roles de géneros, mezclando ideas... Pero hablamos de violencia, de mujeres a las que hay que poner protección efectiva para que no sean asesinadas. De hecho, muchas mujeres maltratadas nos dicen que ellas no se sienten identificadas con “las víctimas” que aparecen en las vallas.
—Cuando habla de “defendernos”...
Al asesinato o a la agresión física no se llega de repente. Las mujeres debemos aprender cuáles son los indicadores de violencia. Cuándo o cómo podemos empezar a pensar que un hombre es violento y que hay un peligro para una mujer o para toda la familia. Insultos, menosprecios, control, celos exagerados... Qué caracteres, qué personalidad tiene este tipo de maltratadores. No estamos hablando de una agresión puntual, sino de procesos crónicos...
Si tenemos estos dos factores identificados (actos repetidos y rasgos de personalidad) podemos pasar a pensar qué consejos o mensajes concretos damos a una mujer maltratada. Y hay que empezar por que ella se de cuenta de que es maltratada. Hay muchos matices y no todas las víctimas se reconocen como tales.
—Desde su experiencia... ¿se puede realmente superar esta tragedia?
Sí, de la violencia se puede salir. Yo he visto muchos casos de éxito. La mujer agredida, bien asesorada y sobre todo, bien acompañada, puede salir. Conozco a muchas que han rehecho felizmente su vida. Hay que saber que es un proceso muy largo y farragoso, que cuando se pone la denuncia no debe haber un paso atrás y por eso desde la policía a los fiscales, jueces, trabajadores sociales, psicólogos forenses... todos deben tener un mismo “libro de instrucciones” y seguir con precisión el protocolo.
—¿Qué hacemos mal los medios de comunicación?
Ese es un eslabón importantísimo de la cadena. El lenguaje importa. Por supuesto, nada de excusas. Hay que usar las palabras correctas. una mujer muerta... no. Es una mujer asesinada. Y si ha sido violada, hay que decirlo claramente. Violada. Los delitos no se deben encubrir con eufemismos o frases hechas.
—¿Y qué opina de la ola de denuncias de acoso y/o ataques sexuales?
Que ya era hora. Y que deseo que no haya denuncias falsas o declaraciones de busquen salir en los medios que echen abajo todo el trabajo de los últimos 30 años. Eso perjudica a las víctimas reales.
SOS... mujeres maltratadas
SOS Mujeres maltratadas es un libro que merece ser divulgado ampliamente, no solo en ámbitos profesionales. En él, Rodríguez de Armenta recoge el testimonio (todos son casos reales) de víctimas de violencia en diferentes situaciones, grupos sociales, diferentes niveles educacionales. Se describen los signos que alertan sobre la posible existencia de violencia de género y sus consecuencias. También, porque es fundamental, se aborda la conducta de los maltratadores.